 |
Un momento de la oración ecuménica presidida por el Romano Pontífice León XIV. (@Vatican Media). Dominio público |
Antes de la oración, los Reyes se reunieron con el
Papa en audiencia privada; más tarde, en la Sala Regia, intercambiaron dos
ejemplares de orquídeas como símbolo de un compromiso compartido con el cuidado
de la creación.
Los frescos de Miguel Ángel, los intensos colores de
las bóvedas y la imponente escena del Juicio Final, donde los dedos de Dios y
del hombre casi se rozan, ofrecían el marco perfecto para lo que allí sucedía:
la Iglesia católica y la Iglesia de Inglaterra —miembro de la comunión
anglicana— unidas en la oración y la alabanza al Señor. Dos realidades
distintas, representadas por la presencia del Papa León XIV y del rey Carlos,
cercanos en el diálogo y en el camino hacia la unidad. Un acontecimiento
histórico para ambas Iglesias, algo que no ocurría desde hacía cinco siglos.
Los Reyes llegaron al Vaticano a las 10:50, cruzando
el Arco de las Campanas. En el Patio de San Dámaso fueron recibidos con todos
los honores que acompañan a una visita de Estado. Tras la interpretación del
himno británico God Save the King por la banda de la
Gendarmería vaticana, y con la Guardia Suiza formada, el rey Carlos III y la
reina Camila —vestida de negro y con velo— ingresaron en el Palacio Apostólico.
Siguió una audiencia privada con el Papa, y luego encuentros paralelos: la reina
visitó la Capilla Paulina mientras el rey mantenía una conversación en la
Secretaría de Estado con el cardenal Pietro Parolin.
Un
compromiso común por la creación
La oración ecuménica, celebrada hoy en latín e inglés, comenzó a
las 12:20. Fue un gesto de fraternidad entre ambas Iglesias y también la
concreción del deseo del monarca británico —gobernador supremo de la Iglesia de
Inglaterra— de dotar a su visita de una profunda dimensión espiritual,
especialmente en el contexto del Jubileo de la Esperanza. Inicialmente prevista
para abril, la visita se pospuso tras la muerte del Papa Francisco. Además,
buscaba subrayar el compromiso compartido entre el rey Carlos y el Papa
argentino en la defensa de la creación, a diez años de la publicación de la encíclica Laudato
si’. Un tema que el Papa León XIV ha querido continuar y
revitalizar.
San Ambrosio y san Newman
El carácter ecuménico de la ceremonia se reflejó desde el himno
inicial, compuesto por san Ambrosio de Milán, doctor de la Iglesia,
interpretado en una traducción inglesa de san John Henry Newman, teólogo inglés
que fue anglicano durante la mitad de su vida y católico durante la otra.
Newman, figura del siglo XIX, será proclamado
doctor de la Iglesia el próximo 1 de noviembre por el Papa. En
su canonización, el 13 de octubre de 2019, en la Plaza de San Pedro, estuvo
presente el propio rey Carlos.
El Papa León estuvo acompañado por el arzobispo de York, Stephen
Cottrell, el prelado más veterano de la Iglesia de Inglaterra. Junto a los
soberanos participaron también el reverendo Rosie Frew, moderador de la
Asamblea General de este año; el cardenal Vincent Nichols, arzobispo de
Westminster y presidente de la Conferencia Episcopal Católica de Inglaterra y
Gales; y el arzobispo de St. Andrews y Edimburgo, Leo Cushley, en
representación del episcopado escocés.
Los coros y
la liturgia
Otro signo de comunión fue la presencia de los niños del coro de
la Capilla Real de St. James’s Palace de Londres y del coro adulto de la
Capilla de St. George del Castillo de Windsor —ambos invitados por Carlos y
Camila— junto con el coro de la Capilla Musical Pontificia Sixtina. La
celebración continuó con los salmos 8 y 64, y luego con una lectura en inglés
de la Carta a los Romanos, centrada en el tema de la esperanza, hilo conductor
de los cantos y de toda la liturgia elegida para exaltar la grandeza de Dios
Creador.
Antes de concluir, se interpretó el himno If
ye love me, de Thomas Tallis, publicado en 1565 y basado en el Evangelio de
Juan 14,15: “Si me amáis, guardaréis mis mandamientos; y yo rogaré al Padre, y
Él os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre”. Tallis,
músico y compositor real durante más de cuarenta años, escribió tanto para la
liturgia romana como para el Libro
de Oración Común inglés.
El Papa y el arzobispo Cottrell rezaron juntos una invocación al
Creador: “La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión
del Espíritu Santo estén con nosotros para siempre”.
Al término de la celebración, León XIV y el rey Carlos salieron
juntos de la Capilla Sixtina, caminando uno al lado del otro, como símbolo de
ese mismo camino de diálogo ecuménico que continúa, aun en medio de las
diferencias.
Sostenibilidad ambiental
Al trasladarse a la Sala Regia, el Papa y el rey Carlos
participan en un encuentro sobre sostenibilidad ambiental, presentado por la
hermana Alessandra Smerilli, secretaria del Dicasterio para el Servicio del
Desarrollo Humano Integral. Simbólicamente, el Pontífice y el monarca
intercambian dos ejemplares idénticos de Cymbidium, una planta de la
familia de las orquídeas. Este gesto representa un compromiso compartido con la
protección del medio ambiente y el cuidado de la creación de Dios. Esta planta
en particular es conocida por su fortaleza y resistencia, así como por su
capacidad para adaptarse y prosperar incluso en condiciones difíciles. Es un
símbolo de esperanza y determinación que refleja la responsabilidad común de
construir un futuro más sostenible en armonía con la casa común.
Por la tarde, los Reyes visitarán la Basílica de San Pablo
Extramuros, que, junto con la Abadía benedictina anexa, mantiene un fuerte
vínculo con la Corona británica. En reconocimiento a los lazos históricos y a
los avances logrados en el camino hacia la reconciliación entre la Iglesia de
Roma y la Iglesia de Inglaterra, el arcipreste de la Basílica, cardenal James
Michael Harvey, y el abad de la comunidad monástica, padre Donato Ogliari, con
la aprobación del Papa León XIV, conferirán a Su Majestad el Rey Carlos III el
título de Royal
Confrater de San Pablo. Para la ocasión se ha creado un asiento
especial, con el escudo del Rey Carlos acompañado por la frase en latín Ut
unum sint —“Que todos sean uno”—, tomada del capítulo 17 del Evangelio
según San Juan.
Benedetta Capelli – Ciudad del Vaticano
Fuente:
Vatican News