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| Mons. Luis Argüello, Arzobispo de Valladolid. Crédito: Arzobispado de Valladolid. Dominio público |
En el texto, fechado el 16 de
octubre, el prelado afirmó que la Acción Católica debe ser “esa comunidad que
acoge a aquellos que han sido iniciados en la fe”, ofreciéndola a los padres y
padrinos de los bautizados para que tengan acceso a “un equipo de vida, una
experiencia comunitaria en la que, con otros creyentes, poner en relación la fe
y la vida”.
La Acción
Católica es una asociación laical creada para la evangelización que ofrece una
comunidad de fe y formación a los laicos en el entorno parroquial, según se
indica en su sitio web. Sus inicios se remontan a finales del siglo
XIX y el Papa Pío XI la definió como “la participación de los laicos en el
apostolado de la jerarquía”.
Mons. Argüello expuso que en la Acción Católica “se experimenta
la amistad, se ora, se repasan los grandes principios de nuestra fe contenidos
en los catecismos de la Iglesia Católica”, así como “la llamada a ser testigos
en medio del mundo” mediante la formación en la Doctrina Social de la
Iglesia.
Por ello, animó a que las parroquias donde sea posible se forme
una comunidad de Acción Católica en la que “vivir esta experiencia de formación
integral con la escucha de la Palabra, la relación entre la fe y la vida, el
estudio de los principales fundamentos de nuestra fe, la lectura creyente de la
realidad para descubrir a qué nos está llamando el Señor desde los
acontecimientos concretos”.
En referencia específica a los jóvenes, el también presidente de
la Conferencia Episcopal Española expresó su deseo de que la Acción General sea
para los jóvenes “un cauce donde seguir creciendo en la fe, descubriendo su
vocación y formarse, si esa es su vocación, en el camino de la militancia
cristiana, de la singular vocación laical, con un singular acento en el
matrimonio cristiano”.
Para el prelado, la Acción Católica
también puede acompañar los procesos de conversión y “encuentro vivo con el
Resucitado”, fruto de los retiros de impacto como Bartimeo, Effetá o
Emaús.
Acción Católica no es un movimiento
Mons. Argüello expuso que el impulso de la Acción Católica “no
va en contra de ninguna de las otras realidades comunitarias” que enriquecen la
vida diocesana, sino que se trata de “ofrecer un cauce a la gran mayoría de los
católicos que participan el domingo en la Eucaristía y que no están asociados,
que no viven esta experiencia concreta de una comunidad con la que sentir la
pertenencia eclesial de manera directa y fraterna”.
“Esta propuesta, además, puede
ayudarnos a articular la vida diocesana y la presencia de los laicos en la vida
pública”, apostilló el prelado.
Tras animar a los párrocos y a los laicos “a poner en marcha
esta propuesta de Acción Católica diocesana”, Mons. Argüello explicó que “no se
trata de un movimiento que tenga sus raíces fuera de la experiencia eclesial
cotidiana, ni que tenga un singular fundador”.
“Es una propuesta común, básica, pública, que la Iglesia, a
través del obispo diocesano, hace como un banderín de enganche para impulsar la
comunión misionera; es un instrumento para edificar el pueblo santo de Dios”,
concluyó.
