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Dominio público |
El
Señor sigue pasando cerca de nuestra vida, con suficientes referencias, y cabe
el peligro de que en alguna ocasión no lo reconozcamos. Se hace presente en la
enfermedad o en la tribulación, en las personas con las que trabajamos o en las
que forman nuestra familia, en las buenas noticias esperando que le demos las
gracias. Nuestra vida sería bien distinta si fuéramos más conscientes de la
presencia divina y desaparecería la rutina, el malhumor, las penas y las
tristezas porque viviríamos más confiados de la Providencia divina.
II. La fe se hace más
penetrante cuanto mejores son las disposiciones de la voluntad. Cuando no se
está dispuesto a cortar con una mala situación, cuando no se busca con rectitud
de intención sólo la gloria de Dios, la conciencia se puede oscurecer y
quedarse sin luz para entender incluso lo que parece evidente.
Si
la voluntad no se orienta a Dios, la inteligencia encontrará muchas
dificultades en el camino de la fe, de la obediencia o de la entrega al Señor
(J. PIEPER, La fe, hoy). La limpieza de corazón, la humildad y la rectitud de
intención son importantes para ver a Jesús que nos visita con frecuencia.
Rectifiquemos muchas veces la intención: ¡para Dios toda la gloria!
III.
Todos vamos por el camino de la vida hacia el juicio. Aprovechemos ahora para
olvidar agravios y rencores, por pequeños que sean, mientras queda algo de
trayecto por recorrer. Descubramos los signos que nos señalan la presencia de
Dios en nuestra vida. Luego, cuando llegue la hora del juicio, será ya
demasiado tarde para poner remedio. Este es el tiempo oportuno de rectificar,
de merecer, de amar, de reparar, de pagar deudas de gratitud, de perdón,
incluso de justicia.
A
la vez, hemos de ayudar a otros que nos acompañan en el camino de la vida a
interpretar esas huellas que señalan el paso del Señor cerca de su familia, de
su trabajo... Hemos de saber descubrir a Jesús, Señor de la historia, presente
en el mundo, en medio de los grandes acontecimientos de la humanidad, y en los
pequeños sucesos de los días sin relieve. Entonces sabremos darlo a conocer a
los demás.