Hay pequeñas frases que decimos sin querer, a veces por costumbre; sin embargo, estas afirmaciones sobre Jesús pueden empujar a los niños a alejarse poco a poco de Dios
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MAYA LAB | Shuttersock |
Mientras los
hijos son pequeños pueden llegar a usar y escuchar frases como "si no
haces lo que te digo, irás al infierno". Aunque, como adultos, sabemos que
este tipo de afirmaciones no son ciertas, las utilizamos con frecuencia: "Has
puesto triste al Niño Jesús; Dios te va a castigar; Jesús no te quiere cuando
haces eso; Jesús está enfadado; ¡Dios lo ha querido!"
Y aunque no nos
reconozcamos en ninguna de estas fórmulas, sigue siendo cierto que, con
frecuencia, "utilizamos" a Dios y lo cerramos dentro de los límites
de lo que creemos saber de Él.
Este es un
riesgo al que nos enfrentamos todos, en especial porque muchas pequeñas frases
las pronunciamos sin reflexionar verdaderamente sobre todo lo que implican. A
continuación, algunos ejemplos de frases que es mejor desterrar del hogar:
"Jesús
no te quiere cuando te comportas así"
Evitemos esta
frase porque es del todo falsa. Jesús nos ama infinitamente a todos, hasta al
peor de los pecadores. Un niño que escucha decir eso crecerá con el temor a
perder el amor de Dios y se convencerá de que ese amor es meritorio, que Dios
no ama al pecador.
Lo que dicen
los padres durante los primeros años posee un impacto tal que el niño, ya de
adulto, seguirá marcado por esta imagen de un Dios que solo nos ama cuando
nuestra conducta es satisfactoria.
"Dios
te va a castigar"
Aunque es
cierto que el sufrimiento es la consecuencia del pecado, es falso y peligroso
presentar un sufrimiento o un fracaso como la sanción directa de un pecado
concreto.
Recordemos la
respuesta de Jesús a sus discípulos cuando le preguntaron en relación a un
ciego: "Y sus discípulos le preguntaron: ─Rabí, para que este hombre haya
nacido ciego, ¿quién pecó, él o sus padres? ─Ni él pecó, ni sus padres
─respondió Jesús─, sino que esto sucedió para que la obra de Dios se hiciera
evidente en su vida"(Jn 9,2-3).
Si el niño se
lastima con motivo de una desobediencia y escucha decir que se trata de un
castigo de Dios, pensará que el sufrimiento es siempre "merecido" y,
al contrario, que la felicidad o la idea que se haga de ella (la salud, la
suerte, la ausencia de sufrimiento, el placer) es siempre señal de una conducta
que complace a Dios.
"Jesús
no está contento, lo has hecho entristecer"
Esta es una
afirmación ambigua, por ser cierta y falsa a la vez. Jesús no puede estar
triste porque está feliz para siempre en el Cielo. Lógico. Pero también podemos
hacer notar que Jesús sufrió con antelación por todos los pecados de las
personas pasadas, presentes y futuras.
Decir que
nuestro pecado hace sufrir a Jesús es, por tanto, falso. Pero conviene estar
atentos: lo que cuenta no es lo que tengamos intención de decir, sino lo que el
niño percibe y comprende.
El niño
corre el riesgo de pensar que la felicidad de Jesús depende de él, de su
conducta buena o mala, cosa que es errónea.
De igual modo,
la calidad del amor de Jesús hacia nosotros no depende de nuestra respuesta:
Dios nos ama gratuitamente, totalmente e incondicionalmente. Este es el
amor que tenemos que contar y repetir sin cesar a nuestros hijos.
Edifa
Fuente: Aleteia