LAS FRASES SOBRE JESÚS QUE NO HAY QUE DECIR A LOS NIÑOS

Hay pequeñas frases que decimos sin querer, a veces por costumbre; sin embargo, estas afirmaciones sobre Jesús pueden empujar a los niños a alejarse poco a poco de Dios

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Mientras los hijos son pequeños pueden llegar a usar y escuchar frases como "si no haces lo que te digo, irás al infierno". Aunque, como adultos, sabemos que este tipo de afirmaciones no son ciertas, las utilizamos con frecuencia: "Has puesto triste al Niño Jesús; Dios te va a castigar; Jesús no te quiere cuando haces eso; Jesús está enfadado; ¡Dios lo ha querido!"

Y aunque no nos reconozcamos en ninguna de estas fórmulas, sigue siendo cierto que, con frecuencia, "utilizamos" a Dios y lo cerramos dentro de los límites de lo que creemos saber de Él.

Este es un riesgo al que nos enfrentamos todos, en especial porque muchas pequeñas frases las pronunciamos sin reflexionar verdaderamente sobre todo lo que implican. A continuación, algunos ejemplos de frases que es mejor desterrar del hogar:

"Jesús no te quiere cuando te comportas así"

Evitemos esta frase porque es del todo falsa. Jesús nos ama infinitamente a todos, hasta al peor de los pecadores. Un niño que escucha decir eso crecerá con el temor a perder el amor de Dios y se convencerá de que ese amor es meritorio, que Dios no ama al pecador.

Lo que dicen los padres durante los primeros años posee un impacto tal que el niño, ya de adulto, seguirá marcado por esta imagen de un Dios que solo nos ama cuando nuestra conducta es satisfactoria.

"Dios te va a castigar"

Aunque es cierto que el sufrimiento es la consecuencia del pecado, es falso y peligroso presentar un sufrimiento o un fracaso como la sanción directa de un pecado concreto.

Recordemos la respuesta de Jesús a sus discípulos cuando le preguntaron en relación a un ciego: "Y sus discípulos le preguntaron: ─Rabí, para que este hombre haya nacido ciego, ¿quién pecó, él o sus padres? ─Ni él pecó, ni sus padres ─respondió Jesús─, sino que esto sucedió para que la obra de Dios se hiciera evidente en su vida"(Jn 9,2-3).

Si el niño se lastima con motivo de una desobediencia y escucha decir que se trata de un castigo de Dios, pensará que el sufrimiento es siempre "merecido" y, al contrario, que la felicidad o la idea que se haga de ella (la salud, la suerte, la ausencia de sufrimiento, el placer) es siempre señal de una conducta que complace a Dios.

"Jesús no está contento, lo has hecho entristecer"

Esta es una afirmación ambigua, por ser cierta y falsa a la vez. Jesús no puede estar triste porque está feliz para siempre en el Cielo. Lógico. Pero también podemos hacer notar que Jesús sufrió con antelación por todos los pecados de las personas pasadas, presentes y futuras.

Decir que nuestro pecado hace sufrir a Jesús es, por tanto, falso. Pero conviene estar atentos: lo que cuenta no es lo que tengamos intención de decir, sino lo que el niño percibe y comprende.

El niño corre el riesgo de pensar que la felicidad de Jesús depende de él, de su conducta buena o mala, cosa que es errónea.

De igual modo, la calidad del amor de Jesús hacia nosotros no depende de nuestra respuesta: Dios nos ama gratuitamente, totalmente e incondicionalmente. Este es el amor que tenemos que contar y repetir sin cesar a nuestros hijos.

Edifa

Fuente: Aleteia