LOS JÓVENES NECESITAN CONOCER A JESÚS Y ENCONTRARSE CON ÉL

A muchos jóvenes se les enseñó a conocer a Jesús desde su nacimiento, pero ese conocimiento debe conducir a un encuentro que ayude a que su fe perdure

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A menudo ocurre que algunos católicos mayores se lamentan de cuántos jóvenes pierden la fe después de graduarse en la escuela. A muchos de ellos se les enseñó la fe católica desde la infancia e incluso asistieron a escuelas católicas. Sin embargo, todo ese conocimiento sobre Jesús y la Iglesia no sostuvo su fe mientras navegaban por las muchas tormentas de la vida.

¿Qué faltaba en sus vidas? ¿Qué podría acercarles más a Cristo?

Un encuentro con Jesús

San Juan Pablo II abordó de frente este tema en una carta a los jóvenes de Roma en 1997:

"Seguro que has oído hablar [de Jesús] desde pequeño. Pero déjame hacerte una pregunta: ¿Le has conocido de verdad? En la fe, ¿has tenido una experiencia viva de Él como amigo leal y fiel, o su imagen te sigue pareciendo demasiado alejada de tus problemas reales como para despertar interés alguno?"

Es posible asistir a la escuela católica durante toda la vida y no haber "conocido" nunca a Jesús de un modo íntimo.

Lo que esto significa es cambiar nuestra visión de Jesús como una figura histórica, sino como alguien que está vivo y a nuestro lado, como explica san Juan Pablo II:

"Jesús no es solo una gran figura del pasado, un maestro de vida y de moral. Es el Señor resucitado, el Dios cercano a cada persona, con el que podemos hablar y con el que podemos experimentar la alegría de la amistad, la esperanza en los momentos difíciles y la certeza de un futuro mejor".

Abrirse al amor de Jesús

A menudo no se presenta a los jóvenes esta sencilla realidad de que Dios no está "en las nubes", sino junto a ellos. Está a la puerta, llamando a sus corazones.

Jesús es alguien que quiere involucrarse en la vida de cada persona. Quiere estar con nosotros en nuestras alegrías y penas y, sobre todo, amarnos.

Lo que tienen que hacer los jóvenes es abrirse a ese amor, como proclama san Juan Pablo II:

"Queridos jóvenes, ¿quién no quiere amar y ser amado? Pero para experimentar el amor sincero, es necesario abrir la puerta del corazón a Jesús y recorrer el camino que Él trazó con su propia vida: el camino de la entrega. Este es el secreto del éxito de toda verdadera llamada al amor, en particular de aquella llamada que nace de modo sorprendente en el corazón de un adolescente y que conduce al matrimonio, al sacerdocio o a la vida consagrada".

Si queremos que los jóvenes mantengan la fe cuando sean mayores, necesitan "encontrarse" con Jesús en el camino de sus vidas.

El conocimiento es bueno, pero tiene que conducir a algo más profundo, a un encuentro con el Señor resucitado.

Philip Kosloski 

Fuente: Aleteia