Hoy hacen con sus hijas lo que vivieron con sus padres para transmitirles amor y confianza en Dios
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Lucas y Rocío con sus hijas |
Lucas guarda
como un tesoro algunos recuerdos de su infancia leyendo la Biblia con sus
cuatro hermanos y sus padres.
Encendían una
vela, cantaban los salmos acompañados con instrumentos musicales, compartían
experiencias que cada uno estaba viviendo iluminadas por la Palabra de Dios,
rezaban juntos,…
Un día leyeron
un pasaje relacionado con el sufrimiento. Sus padres les preguntaron a los
niños qué les resonaba de lo que habían oído.
El hermano más
pequeño, que tenía 6 años, explicó que lo pasaba muy mal porque le costaba
mucho leer en letra cursiva. Juntos pidieron a Dios paciencia y sabiduría.
Fueron momentos
que les marcaron. Y hoy Lucas está convencido de que todos sus hermanos guardan
la fe (dos de ellos como seminaristas en países de misión) gracias a la manera
en como les fue transmitida en su familia, según el carisma del Camino Neocatecumenal.
Para él resultó
esencial “leer juntos la Palabra en familia, repetirla, meditarla, dejar que
nos cuestionara, hacerla carne,…”, explica a Aleteia.
Una familia
con la que poder leer la Biblia
Por eso no es
tan extraño que al conocer a Rocío hablaran en su primera conversación de la
importancia de rezar con la Biblia en familia los domingos.
Ella siempre le
había pedido a Dios un marido que pudiera leer la Biblia con sus hijos. “Nos
unió la búsqueda de transmitir la fe leyendo la Palabra de Dios en familia”,
aseguran.
Los dos tenían
entonces más de 30 años y todo fue rodado. Se casaron y tuvieron dos niñas que
hoy tienen 5 y 2 años.
Con ellas rezan
con la Palabra de Dios cada semana, y con su comunidad de la ciudad de Buenos
Aires una vez al mes.
Además, cada
niña tiene una Biblia ilustrada adaptada a su edad, que Rocío o Lucas les leen
junto a los cuentos que les ayudan a dormirse.
A veces,
representan una pequeña obra de teatro para plasmar mejor la historia y el
mensaje, adaptándolo a su edad.
Hace unos días
dramatizaron la historia de Caín y Lucas la relacionó con el egoísmo que
aparece, por ejemplo, cuando no queremos compartir, y con el perdón, que es un
don.
“Lo que hacemos
hoy es una trasmisión de la fe como la hicieron mis padres conmigo”, explica
Lucas.
Palabra viva
La familia
Moretton está convencida de que “la Palabra de Dios no solo es algo histórico,
geográfico, sino una palabra de vida para hoy y para uno mismo”.
“Benedicto
XVI decía que el cristianismo no es una filosofía o un sistema de valores, sino
un encuentro personal con el Resucitado, y el encuentro con Él tiene que ser
por medio de la Palabra”, destaca Lucas.
Un hábito
para crecer
Algunos
pastores recomiendan leer en familia, especialmente cuando hay más tiempo
libre.
“Establezcamos
un momento en el que, sentados en casa, podamos leer y compartir después
nuestra lectura para crecer como personas”, invita el obispo Josep-Lluís
Serrano en una carta este
mes de julio.
“No todo el
mundo puede emprender viajes de gran coste económico o irse de vacaciones fuera
de su localidad”, constata.
“Pero sí que
podemos salvaguardar la dignidad que se nos ha dado como hijos de Dios -añade-,
creando este buen hábito de la lectura en familia, concluyéndolo con la señal
de la cruz”.
Patricia Navas
Fuente: Aleteia