Tal como estás
Hola,
buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
La
oración… se me hacía larga, no podía leer, ni escribir; escuchar una charla me
cansaba… apenas podía decir nada al Señor. A nosotras también nos pasa.
Ayer
fue todo tan diferente: el corazón despierto, disfruté, pude leer, escribir,
dirigirme al Señor de forma activa. ¿Qué había cambiado? El tiempo: simplemente
que no hacía tantísimo calor.
Hacía
más fresco y pudimos descansar mejor. Hay cosas que nos influyen, que nos
impiden hacer o vivir como nos gustaría, somos una unidad. A veces pensamos que
la oración no es perfecta si no ponemos de nuestra parte… ¿Y cuándo no se
puede? No siempre estamos bien.
Recordé
a Santa Teresita: ella decía que cuando se dormía en la oración no se
inquietaba, porque pensaba en los cirujanos que operan. Si el enfermo se duerme
en la mesa de operaciones, eso no estorba el trabajo del médico; más bien lo
facilita.
Muchas
veces orar es simplemente dejarte mirar por Él: es el lugar de la confianza y
del Amor. Cuando te sabes amado por alguien, el silencio no incómoda ni es
impedimento. Simplemente, sabes que hay momentos en los que puedes sonreír,
otros llorar, descansar, despistarte, hablar, callar, escuchar e incluso
enfadarte, porque la certeza te permite “estar como estás”.
Así
ocurre con Jesús: lo único que necesita de ti es que entres en esa dinámica del
amor y la confianza, para que puedas experimentar la fuerza de la oración en
ti.
Jesús
te transforma y actúa en ti no por cómo estás sino porque le das permiso para
entrar en tu debilidad.
No
esperes estar “perfecto” para ser amado. Ve a Él y empieza diciéndole cómo
estás, entrégale lo que sientes, lo que estás viviendo. Cuando tienes las manos
vacías, Él puede llenártelas.
«Como
el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor.» Jn 15, 9
Hoy
el reto del amor es que, tal como estás, te acerques a un Sagrario para estar y
dejarte mirar por Él.
VIVE
DE CRISTO
¡Feliz
día!
31
agosto 2025
Fuente: Dominicas de Lerma