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Este es un nuevo ataque perpetrado por el grupo armado islamista Fuerzas Democráticas Aliadas. |
La violencia vuelve a
teñir de sangre al este de la República Democrática del Congo. Entre el 9 y el
16 de agosto, al menos 52 civiles —entre ellos ocho mujeres y dos niños— fueron
asesinados en una serie de ataques perpetrados
por el grupo armado islamista Fuerzas Democráticas Aliadas (ADF, por
sus siglas en inglés), una facción local vinculada al Estado Islámico, en los
territorios de Beni y Lubero, en la provincia de Kivu del Norte.
El ataque «incluyó secuestros, saqueos, la quema de viviendas,
vehículos y motocicletas, así como la destrucción de bienes de comunidades que
ya viven en condiciones humanitarias extremas», denunció MONUSCO, la Misión de
Estabilización de la ONU en el Congo.
«Estos ataques
dirigidos contra la población civil son intolerables y constituyen graves
violaciones del derecho internacional humanitario y de los derechos humanos»,
declaró Bintou Keita, representante
especial del secretario general de la ONU en el país.
La misión
internacional asegura que reforzó su presencia militar para proteger a
la población. Solo en los incidentes del 13 y 14 de agosto en
Mayi-Moya, 206 civiles —70 mujeres y 93 niños— buscaron refugio en su base
militar, donde recibieron protección. Al mismo tiempo, tropas de la Brigada de
Intervención de MONUSCO patrullaron junto a las Fuerzas Armadas congoleñas
(FARDC) para contener la violencia.
Sin
embargo, para la población local, las promesas de protección llegan tarde. En
declaraciones recogidas por la prensa local, Elie Mbafumoja, funcionario
congoleño, lamentó: «Esto es un genocidio que está ocurriendo en silencio. Ni
siquiera la comunidad internacional dice nada al respecto. Hace ya once
años que la población es víctima de estas masacres. Debemos dialogar con
las autoridades a todos los niveles, internacionales, nacionales, provinciales
y locales, con el fin de restaurar la paz. Estamos cansados de masacres de todo
tipo. Estamos cansados de enterrar a nuestros hermanos. Estamos cansados de
estas matanzas», denunció.
MONUSCO,
por su parte, insiste en su compromiso. En su comunicado, reiteró el llamado
del secretario general de la ONU para que «los grupos armados extranjeros
depongan las armas de manera incondicional y regresen a sus países de origen».
Fuente: El Debate