Puedes usar varias fórmulas
u oraciones pero recuerda lo verdaderamente importante
Se trata de un acto que forma parte
de la fe y que supone el reconocimiento de Dios y nuestra total pertenencia a
Él. De hecho, el término de la consagración en perspectiva cristiana es Dios.
La Virgen es un instrumento en el designio de Dios para llegar perfectamente a
Él mediante el ejercicio de la solicitud maternal de María.
Hay un libro clásico sobre el tema
que lo explica muy bien, un libro que recomendó mucho el papa san Juan Pablo II
porque a él le hizo mucho bien y le ayudó a comprender la presencia y misión de
la Virgen María en nuestra vida. Me refiero al Tratado de la verdadera devoción a María,
de san Luis María Grignion de Montfort.
En sus páginas encontraremos un
precioso itinerario para la entrega y consagración perfecta a Jesucristo por
medio de María. Se lo recomiendo vivamente.
Consagrarse a
María supone acoger en nuestra vida lo que Ella es y significa en el designio
salvador de Dios. La forma de hacer la consagración se expresa en
una fórmula u oración a propósito que puede encontrar en un buen
devocionario.
Pero lo verdaderamente
importante es comprender que esta entrega no es algo puntual que se realiza de
una vez por siempre, sino que debe ser renovada constantemente en espíritu
de fe y de conversión.
Solo existe una consagración
perfecta, realizada una vez para siempre y cuyos efectos siempre perduran. Se
trata de la consagración que Jesucristo hizo de sí mismo al Padre por nuestra
salvación.
De ella decía san Juan Pablo II:
“Queremos unirnos a nuestro Redentor en esta consagración por el mundo y por
los hombres, la cual, en su Corazón divino tiene el poder de conseguir el
perdón y de procurar la reparación. El poder de esta consagración dura por
siempre, abarca a todos los hombres, pueblos y naciones, y supera todo el mal
que el espíritu de las tinieblas es capaz de sembrar en el corazón del hombre y
en su historia; y que, de hecho, ha sembrado en nuestro tiempo”.
El 25 de marzo de 1984, este Papa
realizó una histórica consagración del mundo al Inmaculado Corazón de
María en unión a los obispos del mundo:
Sobre Rusia, le diré que su
explícita referencia se fundamenta en el papel histórico que tuvo en la
propagación del ateísmo y todo lo que conlleva.
María nos ayuda
a incorporarnos a esta consagración definitiva de Jesucristo. Ella es el camino para este fin.
Por Joan Antoni Mateo
Fuente: Artículo publicado originalmente por Catalunya Cristiana