Ser prudente ante el mal, enseña santa Sinclética, madre del desierto, no es hacer como el diablo, sino ser muy consciente de sus artimañas de serpiente
Santa Sinclética,
una monja del siglo IV y madre del desierto, tiene un comentario
inesperado que hacer sobre el versículo evangélico en el que Jesús nos pide
-ante el mal- que seamos como serpientes y palomas al mismo tiempo:
"Está
escrito: 'Sed prudentes como serpientes y sencillos como palomas' (Mt 10,16). Ser como serpientes significa no
ignorar los asaltos y las artimañas del demonio. Porque las personas similares
reconocen pronto las semejantes. En cuanto a la sencillez de la paloma, se
refiere a la pureza de la práctica".
Las artimañas del diablo
En cuanto a
las serpientes, no pensemos que Sinclética nos aconseja conocer el vicio para
combatirlo mejor, pues eso sería caer aún con más seguridad en las trampas del
demonio. Pero lo que nos dice la monja del desierto es que no basta con
protegerse de la tentación con cautela, sino que hay que saber por dónde va a
entrar.
Porque la tentación no llega inmediatamente a
través de un mal evidente. El demonio sabe, por ejemplo, aprovechar un estado
de exaltación en el que tenemos la impresión de que todo nos va bien, de que
superamos nuestros límites, para hacernos perder de repente toda medida y
saborear la amarga embriaguez de una transgresión.
Un proverbio
rabínico dice que para comprender a un gran pecador, hay que ser un gran justo.
A veces las cumbres se encuentran y la locura del amor nos hace comprender la
otra locura que es el pecado. ¡Es tan fácil caer!
La tentación de los habituales
Sinclética
se unió a Jesús en su compasión por los pecadores. También nos enseña a tener
cuidado, porque si existe la tentación para los principiantes, también existe
la tentación para los viejos asiduos, que creen conocer todas las trampas del
camino y que, sin embargo, se dejan engañar tontamente en una tarde aburrida.
Sophie Baron
Fuente: Aleteia