Exponte al fuego
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Dominicas de Lerma |
Hola, buenos
días, hoy María nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
En el
monasterio, como en cualquier casa, a diario tenemos que hacer las labores
propias del hogar: comida, fregar, baños y duchas, lavar, planchar… y para ello
hacemos turnos en los que vamos rotando las monjas, procurando que no se
dupliquen a fin de que no sea mucha carga.
El otro día me
tocaba la cocina y entre las cosas que me mandó hacer la hermana procuradora
tenía que preparar una sopa para alternar con otro primer plato. Con el calor
que hace estos días pensé hacerla con tiempo para que a la hora de servirla no
quemara y las monjas no tuvieran que soplarla. Y así hice, pero mi sorpresa fue
que al echarla en la sopera todavía estaba bastante caliente.
En la oración
de la tarde estaba repasando el día con el Señor y me paré en la sopa. Me daba
cuenta de cómo al ponerla en la lumbre para que cueza, los fideos cambian, de
duros se ponen blandos, de finos se hacen más gruesos.
En nuestra visa
nos ocurre lo mismo. Cuántas veces nos habita el desánimo, la tristeza, la
desesperanza, el cansancio… tantas cosas que nos hacen tener el corazón duro y
encogido como los fideos, o caemos siempre en lo mismo y pensamos que no
tenemos solución. Pues es verdad que muchas veces no está en nuestras manos,
pero en las del Señor sí.
Cuando vamos a
la eucaristía y le recibimos en la comunión, en ese encuentro personal con El,
resucitado y vivo, nos va transformando, no salimos igual que hemos entrado. Y
en la oración nos ocurre lo mismo, poco a poco nos va cambiando y ablandando.
En el sagrario está Cristo, Él es el fuego que puede prender su Amor en nuestro
corazón y hacerlo arder, de forma que cuando se acerquen a nosotros perciban
que algo ha cambiado en nosotros, porque en nuestros saludos, mirada, escucha
va el calor del Amor.
Moisés cuando
hablaba con Yahvé y bajaba del monte, su rostro resplandecía (Ex. 34, 29ss) y
los discípulos de Emaús cuando desapareció de su lado el Señor se dijeron uno a
otro “¿no estaba ardiendo nuestro corazón cuando nos hablaba en el camino y nos
explicaba las Escrituras?” (Lc. 24, 32)
Hoy el reto del
amor, es que pases por una iglesia y estés unos minutos ante el Sagrario
pidiendo a Jesús que el fuego de su Amor prenda en tu corazón y lo cambie.
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
02 agosto 2025
Fuente: Dominicas de Lerma