COMENTARIO AL EVANGELIO DE NUESTRO OBISPO D. JESÚS VIDAL: "LOS VERDADEROS TESOROS"

Los bienes nos han sido dados para que con ellos forjemos la comunión para la que Dios nos ha creado.
Dominio público

 Es muy posible que estos días del inicio del mes de agosto sean para muchos un tiempo de descanso y vacación. Otros, ya lo habrán vivido el mes de julio o esperarán a finales de agosto o incluso septiembre. En el evangelio según san Lucas también se nos habla de un hombre que descansa. Este es un pasaje singular, ya que solo aparece en este evangelio, aunque la enseñanza de Jesús que nos transmite es común en los evangelios y en las cartas de san Pablo.

Un hombre se dirige bruscamente a Jesús para que éste sea juez entre él y su hermano. Las prescripciones de la Ley de Moisés sobre el reparto de la herencia eran diversas y, así, en tiempos de Jesús era normal que surgieran controversias sobre el reparto de la herencia, que debían ser solventadas por los levitas que ejercían a modo de jueces en los pueblos. Así, este hombre se dirige a Jesús como un rabí, un maestro, para que dirima entre él y su hermano.

Pero Jesús no ha venido a juzgar entre nosotros, por nuestras controversias, sino que mira al corazón de este hombre y tomando como punto de partida esta ocasión, nos da una enseñanza acerca de los verdaderos bienes. La heredad que Jesús ha venido a traer es una heredad de la que todos podemos disfrutar en comunión. No han de ser causa de disputa por la herencia. No pasa así con los bienes materiales: lo que yo tengo, no lo tiene el otro y viceversa. Pienso que, si acumulara muchos, podría estar tranquilo, pero al final, a la muerte de uno que deja una gran herencia es relativamente habitual que su descendencia se pelee por sus bienes.

De esta forma, Jesús nos habla de un descanso engañoso, que es aquel que se apoya sobre la acumulación de bienes materiales. La codicia no dejará descansar a ese hombre y su vida y la de su familia no depende en realidad de estos bienes, que pueden perderse en una catástrofe o ser causa de disputas intrafamiliares. El verdadero descanso está en participar en la herencia que nos trae Jesús. Esta está asegurada, pues permanece guardada en el cielo. Esta heredad es la relación de filiación con el Padre de la que participamos por Jesús, el Hijo de Dios. Además, este es un don que podemos “dejar”, “transmitir” a nuestros descendientes y no les hará pelearse, pues todos pueden participar de él.

Estos días de descanso son una buena oportunidad para ver dónde descansa nuestra vida. Evidentemente, no hemos de entender esta parábola como un reproche de Jesús a los que acumulan bienes. No es un rechazo del ahorro lo que nos propone Jesús. La pregunta clave que nos hace entender el sentido de la enseñanza es la que Jesús pone en boca de Dios al hombre de la parábola: ¿de quién será lo que has preparado? Nuestro corazón no descansa en los bienes materiales, sino en la comunión, en el amor de los que están cerca, en la disposición a hacer el bien a aquel con quien nos encontremos. Si ponemos en los bienes materiales nuestra esperanza, Jesús nos advierte que esta tiene unos fundamentos muy débiles y podrá derrumbarse en cualquier momento. Los bienes nos han sido dados para que con ellos forjemos la comunión para la que Dios nos ha creado.

Aprovechemos este tiempo de descanso para preguntarnos también quiénes son las personas más importantes para nosotros y qué les estamos dejando como heredad. Diversas fuentes antiguas recuerdan la historia de san Lorenzo, que al ser tomado preso y serle exigido que entregara los tesoros de la Iglesia, que decía custodiar, se presentó con los pobres de Roma y dijo: “estos son los tesoros de la Iglesia”. Si nosotros obramos también de esta forma con los que tenemos al lado, seremos ricos ante Dios, presentándonos a él con todas las personas que están atadas a nosotros por los lazos de la caridad.

+ Jesús Vidal 

Obispo de Segovia

Fuente: Diócesis de Segovia