Radio de acción
![]() |
Dominicas de Lerma |
Hola, buenos
días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Ayer por la
tarde salí a dar un paseo, cuando, de pronto, me encontré con la hermana
procuradora, que estaba regando algunos árboles del jardín.
Estuvimos
juntas un rato comentando sobre aquel árbol que se ha recuperado o aquellas
plantas que parecen haberse perdido… Y así, mientras hablábamos, la veía tirar
cada vez más de la manguera, hasta que llegamos a un punto en el que, por más
que tirábamos entre las dos, ya no daba más de sí. Había llegado a su límite de
acción.
Después, cuando
llegué a la oración, el Señor me volvió a traer al corazón aquella graciosa
imagen de la monja tirando de la manguera. Y es que muchas veces nosotros
mismos nos vemos haciendo lo mismo. El Señor nos ha regalado a cada uno una
vocación, un espacio y un lugar donde entregar nuestra vida y donde amarle a Él
amando a los demás: ¡ese es nuestro radio de acción!
Ese es el
“campo” que el Señor ha entregado en nuestras manos para cuidarlo, para
cultivarlo y regarlo. Me hace mucha gracia porque a nosotras, a veces, nos
preguntan si no echamos de menos alguna cosa, y, en realidad, lo que voy
descubriendo es que, con el Señor, cada vez me siento más y más libre.
Actualmente,
todo parece decirnos que los límites de la misma vida coartan a la persona,
reducen su libertad. Como si la libertad fuera ausencia total de límites.
La libertad es,
más bien, saber elegir bien. Porque cuando elegimos libremente lo que no es
bueno para nosotros, terminamos por esclavizarnos, y entonces sí que se
desvanece nuestra libertad.
Todos hemos
elegido equivocadamente muchas veces a lo largo de la vida. Pero el regalo es
que tenemos la certeza de que el Señor siempre nos tenderá la mano para
recomenzar.
Alguno me dirá:
“Yo no soy libre, pero no puedo hacer otra cosa, no tengo fuerzas”. Es cierto,
nosotros, con nuestras fuerzas, no podemos, pero lo que sí podemos hacer es,
hoy, mirar al Señor y, con Él, “regar” mi radio de acción. Mirar mi vida y
ponerme en marcha con lo que sí es lo mío, con lo que tengo entre manos para
cuidar: esa familia que me espera en casa, esos ancianos que esperan mi cariño,
esa comunidad que el Señor me regala…
Hoy el reto del
amor es cuidar mi campo de acción. El Señor nos ha regalado una vida
maravillosa, y es para vivirla, para disfrutarla y vivir anticipadamente ya del
cielo. En nuestras fuerzas sería imposible, pero Él nos da la gracia para
vivirlo hoy. ¿Y mañana? Mañana lo volveremos a experimentar de forma renovada.
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
06 agosto 2025
Fuente: Dominicas de Lerma