Esta ideología “se sustenta en la idea de que la realidad depende de cómo uno se siente [oprimido], no de lo que es”
![]() |
Crédito: Kenzie Ryan - Shutterstock |
El
término woke surgió en la comunidad afroestadounidense como
una alerta frente al racismo. La expresión “Stay woke” cobró fuerza tras la
muerte de Trayvon Martin en 2012, refiriéndose a la idea de mantenerse alerta y
consciente ante la injusticia racial y la violencia policial contra la
población negra.
Años después su
significado se amplió para aludir a “un conjunto de militancias más o menos
específicas”, según explica el politólogo argentino Agustín Laje en su reciente
libro “Globalismo”.
Algunas de
estas militancias, por ejemplo, giran en torno a la orientación sexual, donde
se identifica un supuesto sistema opresivo llamado “heteronormatividad”; a la
identidad de género, en el que los “transgéneros” son oprimidos; al sexo, donde
la mujer “es oprimida y el hombre es su opresor”; al color de la piel, donde
siempre habrá una raza opresora y se vive dentro de un sistema racista; entre
otros ejemplos.
El wokismo,
explica Laje, es una “explosión de pequeños relatos, que descubren relaciones
de opresión por doquier y que multiplican sin límite las identidades de los
oprimidos y las de los opresores”.
La Iglesia
Católica no ha publicado un documento pontificio que aborde específicamente
este tema, pero sí ha señalado la problemática de la proliferación de
“ideologías que mutilan el corazón del Evangelio” en la exhortación
apostólica Gaudete et exsultate del Papa Francisco.
El Magisterio
se ha referido explícitamente a la “teoría de género”, la cual —según la
declaración Dignitas infinita sobre la dignidad humana—
“pretende negar la mayor diferencia posible entre los seres vivos: la
diferencia sexual”.
“Resulta
inaceptable que algunas ideologías de este tipo, que pretenden responder a
ciertas aspiraciones a veces comprensibles, procuren imponerse como un
pensamiento único que determine incluso la educación de los niños”, añade el
documento.
A continuación,
presentamos 8 claves para entender más a fondo la ideología woke.
El sacerdote ecuatoriano y evangelizador digital P. Juan Carlos Vásconez
ofrece, en entrevista con ACI Prensa, una mirada crítica desde la fe católica.
1. Lo woke aparenta
justicia, pero se basa en el relativismo moral
“La
agenda woke se presenta como un movimiento que busca justicia
social. Pero bajo esa fachada, promueve un relativismo radical que niega la
verdad objetiva”, explicó el P. Vásconez, quien es doctor en Teología Moral,
especializado en redes sociales y su impacto en la vida cristiana.
Para él, esta
ideología “se sustenta en la idea de que la realidad depende de cómo uno se
siente [oprimido], no de lo que es”, lo que lleva a “una deconstrucción de
principios fundamentales como la naturaleza humana y la moral”.
Y advierte:
“Aunque dice buscar igualdad, termina siendo un buenismo vacío que rechaza la
ley natural y la revelación divina, pilares de la fe cristiana”.
2. El wokismo llena
el vacío moral que dejó el laicismo
“Ha permeado
tan rápido porque explota un vacío moral dejado por el laicismo”, sostiene el
sacerdote.
Según el
Diccionario panhispánico del español jurídico, el laicismo implica la exclusión
del factor religioso del ámbito público, relegándolo a la esfera estrictamente
privada de la conciencia personal.
En opinión del
sacerdote, en una sociedad que ya no cree en verdades absolutas, lo woke ofrece
una “falsa compasión”.
El problema de
fondo, añade, es que “al priorizar los sentimientos sobre la realidad, se aleja
de la verdad que Dios ha inscrito en la creación”. “Esto es grave, porque una
sociedad sin fundamentos morales se vuelve vulnerable a cualquier ideología que
suene emotiva pero que carece de verdad”.
3. La
universidad: terreno fértil para la agenda woke
“La
agenda woke se ha colado en la academia al disfrazar su
relativismo como progreso intelectual”, afirma el P. Vásconez. “Conceptos como
la ‘deconstrucción del lenguaje’ o la ‘opresión estructural’ rechazan la razón
objetiva y la verdad universal, reemplazándolas por una lucha de poder basada
en sentimientos subjetivos”.
Citando al
jurista Joseph Weiler, señala que este proceso “es una corrupción de la
juventud, que ya no se atreve a cuestionar”. “Las universidades deberían buscar
la sabiduría, pero se están convirtiendo en fábricas de ideología donde se
confunde la verdad con lo que ‘se siente bien’”, lamenta el P. Vásconez.
4. El
wokismo no es tolerancia, sino cancelación
“El woke ha
convertido la tolerancia en un arma de intolerancia. Su buenismo aparente no
soporta la disidencia, y en lugar de dialogar, cancela”, denuncia el
presbítero.
Para el
sacerdote, esto “traiciona la libertad de expresión y el espíritu crítico”, y
es fruto “de un relativismo que teme a la verdad, porque la verdad confronta”.
“La Iglesia nos
llama a corregir con caridad, no a silenciar”, señala. “Pero el woke prefiere
la comodidad de un pensamiento único, reflejo de una sociedad que ha perdido el
valor de enfrentar la realidad tal como es”.
5. Busca
desarraigar la verdad, la familia y a Dios
“El woke busca
imponer un mundo donde todo es fluido: género, moral, verdad”, sostiene.
“Quiere desarraigar la familia, la autoridad divina y la naturaleza misma del
ser humano, reemplazándolas con una identidad autodefinida que depende sólo de
los sentimientos”.
Para el P.
Vásconez, se trata de “una mentalidad que silencia el debate y corrompe”, y que
“si avanza, podría llevar a una sociedad sin raíces, incapaz de distinguir el
bien del mal”. “Es un gran peligro porque destruye la base de la civilización
cristiana: la certeza de que somos creados a imagen de Dios, no productos de
nuestras emociones”.
6. El
cristiano está llamado a dar testimonio con valentía frente a lo woke
“El
cristianismo debe ser un baluarte contra este relativismo”, afirma el
sacerdote. “Nuestra misión es proclamar la verdad de Cristo sin miedo,
mostrando que la realidad no se negocia con sentimientos”.
El católico,
insiste, debe vivir el Evangelio en cada aspecto de su vida: “Debemos
desenmascarar el buenismo woke como una falsedad”. Y concluye:
“Confiamos en que las puertas del infierno no prevalecerán. Esta es una batalla
espiritual que requiere oración, testimonio y valentía”.
7. La
familia es la primera línea de defensa ante el wokismo
“Las familias
deben ser fortalezas de la verdad”, aseguró el P. Vásconez. Para proteger a los
hijos, recomienda “enseñarles que la realidad no depende de cómo se sienten,
sino de lo que Dios ha establecido”.
Esto, dice,
implica “una educación en la fe sólida, con catequesis que explique la ley
natural y la Escritura”.
“Limiten la
influencia de la cultura woke en medios y escuelas, pero
prepárenlos para enfrentarla con discernimiento. El ejemplo de los padres es
crucial”, concluye.
8.
Evangelizar con autenticidad en el mundo digital
“En lo digital,
debemos ser claros y valientes”, afirma el P. Vásconez. “Compartan la verdad
del Evangelio sin ambigüedades, usando historias, imágenes y testimonios que
muestren la belleza de la fe frente al vacío woke”.
Pone como
modelo a San Pablo, que predicó en un mundo pagano y hostil (Hechos 17:22-23).
“Vale la pena evitar discusiones estériles, pero nunca ceder al relativismo”,
advierte.
“Digan lo que
es, no lo que el mundo quiere oír. La autenticidad rompe el buenismo, y el
Espíritu Santo obrará a través de nuestro testimonio”.
“Permanezcan
firmes en la verdad”
“Cristo los ha
hecho libres” (Jn 8,36), recuerda finalmente el sacerdote. “No se dejen engañar
por el buenismo woke que exalta los sentimientos sobre la
realidad”.
“Busquen ser
luz en la oscuridad, viviendo con coraje y amor. No temamos decir lo que
pensamos. Para los cristianos, anclados en la roca de la Iglesia, la verdad de
Dios siempre triunfa sobre las modas pasajeras”.
Por Diego López
Marina
Fuente: ACI Prensa