En un mundo digital saturado de estímulos, entretenimiento y ruido, los jóvenes no buscan una distracción más, sino que la verdad de Cristo los sacuda para siempre
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Abel de Jesús/Crédito: Victoria Cardiel/ EWTN News |
“Si estamos con
florituras o queriendo entretenerlos… ellos entretenimiento tienen de sobra. No
vamos a ganar esa partida. Lo que los jóvenes están deseando en este mismo
instante es que les ofrezcamos una propuesta radical y sólida”, asegura en
conversación con EWTN Noticias, Abel de Jesús, uno de los rostros más
reconocidos del apostolado digital en el ámbito hispano.
A su juicio, ha
quedado atrás el tiempo de los contenidos superficiales o puramente atractivos.
“Ya no estamos en el momento de que hay que entretenerlos o hacer cositas como
un show para captar su atención”, asegura este laico consagrado que antes de entrar
de lleno a evangelizar en redes sociales fue carmelita durante 7 años.
En ese tiempo
vivió retirado del mundo digital, sin redes, sin móvil, inmerso en el silencio
del Carmelo. Pero vivió una especie de conversión dentro de la conversión. En
sus propias palabras: “una vocación que también fue un llamamiento misionero”.
“Fue el día de
mi profesión religiosa. Experimenté que todo lo que había contemplado durante
el proceso formativo, ahora tenía que comunicarlo al mundo”, revela.
Así, de a pocos
fue transformando YouTube, Twitter e Instagram en su campo misionero.
Evangelizar desde la red, dice, no es una moda, sino una vocación real.
“Mis primeros
40 vídeos no valían nada, a nivel técnico. Pero hay que pasar por ahí. Lo
importante no es gustarte tú, sino que le guste a Dios”, describe. De este
modo, se convirtió en un influencer católico.
Lo hizo sin
buscar visibilidad, pero sí con la convicción que solo da la fe. En sus vídeos
se entrelazan dos líneas que estructuran su pensamiento y su acción: la
teología mística, por un lado, y la teología dogmático-fundamental, por otro.
“Como fui carmelita, me sentía especialmente próximo a Santa Teresa y San Juan
de la Cruz. Y vi que la gente tenía una gran necesidad de aprender a orar. Así
que empecé por ahí: rudimentos básicos de oración”.
Luego se
atrevió con los temas más complejos: debates teológicos, cuestiones
doctrinales, polémicas actuales. Y la respuesta fue inmediata: “La gente
agradecía mucho la claridad, la posibilidad de entender las posturas, de hacer
síntesis. Así que seguí por ese camino”.
Hay un
“deseo” de volver a Dios
Desde su cuenta
de Instagram @abeldejesusyt y su perfil en YouTube tiene un acceso privilegiado
a la realidad social y se ha dado cuenta de que hay “un deseo medio oculto,
medio misterioso de volver a Dios”, al menos en la sociedad española.
Su percepción
es muy interesante sobre todo a la luz del último informe publicado por el
Observatorio Demográfico del Centro CEU de Estudios, Formación y Análisis
Social (CEU-CEFAS) que evidencia que la Iglesia católica en España sufre un
“gran desplome de vocaciones, práctica religiosa y sacramentos”.
“Estamos en un
momento nuevo. Hay una nueva remesa de conversiones, muchos adolescentes que
están volviendo a la tradición, a la familia, a la fe. No sé si nos estamos
dando cuenta, pero esto es muy importante”, explica este joven, poco después
del encuentro que
el Papa León XIV mantuvo este martes con un grupo de misioneros
digitales.
No estaba
previsto, pero el Pontífice quiso saludar a este grupo por sorpresa al final de
la Misa que presidió el Cardenal Luis Antonio Tagle en la Basílica de San
Pedro.
“Entró por uno
de los pasillos laterales y nos dirigió unas palabras breves pero poderosas.
Nos dijo: hay que reparar las redes. Es una analogía con los apóstoles, que
antes de ser llamados por Jesús, reparaban las redes. El Papa nos pidió lo
mismo: reparar estas redes digitales contaminadas por el odio, la violencia, la
polarización. Antes de pescar almas, debemos sanar el tejido de las relaciones
humanas en internet”, subraya de Jesús.
Este misionero
de Internet también advierte contra el riesgo de polarización: “Hay que evitar
que esta generación sea instrumentalizada políticamente, o que en la Iglesia se
reproduzcan luchas internas. Eso no solo es ineficaz: es destructivo. Tenemos
que anunciar a Cristo, no ideologías”.
Por Victoria
Cardiel
Fuente: ACI Prensa