¿Cómo aprovechar al máximo el tiempo de vacaciones? Esta pregunta, aparentemente no esencial si se sigue una perspectiva espiritual, encuentra en realidad espacio en muchas reflexiones de los Pontífices
![]() |
León XIV en Castel Gandolfo (29 de mayo de 2025) |
En vísperas del
traslado del Papa León XIV a las Villas Pontificias de Castel Gandolfo, del 6
al 20 de julio, para un período de descanso, recorremos algunas reflexiones de
los Pontífices sobre el tiempo de vacaciones. Una oportunidad, como recordó el
Papa Francisco, para profundizar en el camino espiritual.
Un descanso del
trabajo para recargar pilas, una oportunidad para viajar y contemplar la
belleza de la naturaleza, un momento para nuevas lecturas y amistades. Pero
también un espacio para cultivar, a través de la meditación y la oración, un
aspecto esencial: el interior. Éstas son algunas de las principales dimensiones
señaladas por los Pontífices respecto al tiempo de vacaciones. También el Papa
León XIV pasará un período de descanso en su primer verano como Sucesor de
Pedro. Del 6 al 20 de julio el Papa se trasladará a las Villas Pontificias de
Castel Gandolfo, localidad a 25 kilómetros de la ciudad de Roma, en la zona
de Castelli Romani. En este lugar, que el Papa Juan Pablo II llamó
cariñosamente “Vaticano número dos”, celebrará la Santa Misa el domingo 13 de
julio, en la Parroquia Pontificia de Santo Tommaso da Villanova, mientras que
el domingo 20 de julio la celebrará en la Catedral de Albano, que había sido
asignada al entonces cardenal Prevost como Iglesia titular en el Consistorio
para la creación de los cardenales. También los domingos 13 y 20 de julio, el
Papa León XIV rezará el Ángelus en la Plaza de la Libertad en Castel Gandolfo.
Un tiempo
propicio
¿Cómo
aprovechar al máximo el tiempo de vacaciones? Esta pregunta, aparentemente no
esencial si se sigue una perspectiva espiritual, encuentra en realidad espacio
en muchas reflexiones de los Pontífices. En primer lugar, porque las vacaciones
no juegan un papel marginal en la vida del hombre. Los Papas subrayan que no
deben ser vistos sólo como un período de pura ociosidad unido al descanso. Este
tiempo puede resultar, por ejemplo, un momento propicio para reflexionar sobre
la belleza de la naturaleza, definida por el Papa Pablo VI como “el libro de
Dios”. Durante las vacaciones, subrayó el mismo Papa Montini, se puede
redescubrir el contacto con el escenario “siempre abierto, siempre nuevo,
siempre maravilloso” de la creación: “el espacio, la atmósfera, los animales,
las cosas; el mar, las montañas, la llanura, el cielo con sus auroras, sus
mediodías, sus ocasos, y sobre todo con sus noches estrelladas, profundas y
siempre encantadoras”.
Pablo VI:
Que las vacaciones sean un tiempo de vigilante descanso
Pero las
vacaciones son también un momento fructífero en el que la interrupción del
ritmo ordinario de trabajo puede favorecer el silencio interior y la
meditación. El Papa Pablo VI, en el Ángelus del 5 de agosto de 1973, indicó un
programa especial para este período de descanso:
“Hagamos de
tal modo que este tiempo libre, que llamamos vacaciones, no sea ni desperdicio
ni egoísmo. Relajación, descanso, recreación (en sentido etimológico), sí, pero
inteligente y vigilante. Hay, por ejemplo, lecturas serias a las que no podemos
dedicar el tiempo necesario durante el año; hay excursiones, que son
descubrimientos de las muchas y hermosas riquezas de nuestra historia y de
nuestro arte, a estas damos nuestra preferencia. Y luego recordemos que las
vacaciones son el período privilegiado para hacer buenas amistades, para
conocer lugares, costumbres, necesidades de personas a las que habitualmente no
nos acercamos y para conocer nuevas personas dignas de nuestra conversación”.
Juan Pablo
II: el encuentro es uno de los valores de las vacaciones
Las vacaciones
son una oportunidad para compartir momentos de tranquilidad. El Papa Juan Pablo
II, que amaba pasar el tiempo de relax en “sus” amadas montañas, recordó
repetidamente que el hombre necesita armonía para regenerarse, para
experimentar la belleza del encuentro con el otro. “Para que unas vacaciones
sean verdaderamente vacaciones y aporten auténtico bienestar”, afirmó el Papa
Wojtyla en el Ángelus del 6 de julio de 1997, “es necesario que la persona
redescubra un buen equilibrio consigo misma, con los demás y con el entorno. Es
esta armonía interior y exterior la que regenera el alma y devuelve la energía
al cuerpo y al espíritu”.
“Uno de los
valores de unas vacaciones es el del encuentro, del estar junto a otros de
forma desinteresada, por el placer de la amistad y de compartir momentos de
paz. Sin embargo, conociendo el alma humana y los condicionamientos de la
sociedad de consumo, quisiera sugerir, especialmente a los jóvenes, realizar
vacaciones saludables, es decir, escapadas saludables, evitando transgresiones
nocivas para la propia salud y la de los demás. De lo contrario, terminarás
desperdiciando tiempo y recursos y regresando de tus tan esperadas
"vacaciones" sin ningún beneficio. Escapar puede ser útil, pero sólo
si no elude criterios morales sólidos o incluso el simple respeto a la propia
salud. El derecho a las vacaciones no debe hacernos olvidar a aquellos que, por
diversas razones, no pueden salir de su entorno habitual, ya sea por motivos de
edad, de salud o de trabajo, dificultades económicas u otros problemas”.
Benedicto
XVI: Frente a la naturaleza, el hombre se redescubre como criatura
Especialmente
para quienes viven en grandes ciudades, a menudo frenéticas y dispersas, es
importante sumergirse durante algún tiempo en la naturaleza. El Papa Benedicto
XVI, en el Ángelus del 17 de julio de 2005 en las montañas de Les
Combes, en el Valle de Aosta, indicó esta importante necesidad.
“En el mundo
en el que vivimos, se vuelve casi una necesidad poder recargar el cuerpo y el
espíritu, especialmente para quienes viven en ciudades, donde las condiciones
de vida a menudo frenéticas dejan poco espacio para el silencio, la reflexión y
el contacto relajante con la naturaleza. Las vacaciones son también días en los
que se puede dedicar más tiempo a la oración, a la lectura y a la meditación
sobre los significados profundos de la vida, en el contexto sereno de la propia
familia y de los seres queridos. El tiempo de vacaciones ofrece oportunidades
únicas para detenerse ante los sugerentes espectáculos de la naturaleza, un
maravilloso «libro» al alcance de todos, pequeños y mayores. En contacto con la
naturaleza, la persona encuentra su justa dimensión, se redescubre como
criatura, pequeña, pero al mismo tiempo única, «capaz de Dios» porque
interiormente abierta al Infinito”.
Francisco:
En vacaciones, profundicemos nuestro camino espiritual
Las vacaciones
también son un momento para profundizar en tu camino espiritual. En el Ángelus
del 6 de agosto de 2017, el Papa Francisco nos invitó de manera particular a
recorrer este camino junto a los caminos que se abarrotan entre las metas y los
lugares turísticos.
“El tiempo
de verano es un momento providencial para incrementar nuestro compromiso de
buscar y encontrar al Señor. Durante este período, los estudiantes están libres
de compromisos escolares y muchas familias se van de vacaciones; es importante
que durante el período de descanso y desapego de las ocupaciones diarias, se
pueda revitalizar la fuerza del cuerpo y del espíritu, profundizando el camino
espiritual. (...) Que nuestra Madre y Madre de Dios nos ayude a entrar en
sintonía con la Palabra de Dios, para que Cristo sea luz y guía de toda nuestra
vida. A Ella le confiamos las vacaciones de todos, para que sean serenas y
fructíferas, pero sobre todo el verano de cuantos no pueden tomar vacaciones
porque lo impiden la edad, motivos de salud o de trabajo, limitaciones
económicas u otros problemas, para que sea también un tiempo de relax, alegrado
por presencias amigas y momentos felices”.
Para los Papas
las vacaciones son por tanto un tiempo de descanso y de relax, pero también un
período de meditación, para entrar en sintonía con la Palabra de Dios. En esta
armonía, el descanso puede transformarse en un camino para vislumbrar, en el
silencio interior y entre las cimas del alma y de la naturaleza, la mirada
amorosa del Señor.
Amedeo
Lomonaco
Ciudad del
Vaticano
Fuente: Vatican News