Algunos de ellos suponen mantener la responsabilidad y «no dejarse caer» desde primera hora
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Es sabido que
los hábitos más difíciles de mantener en verano son aquellos que requieren de
una rutina o disciplina diaria, especialmente para los jóvenes, lo
que puede afectar tanto al ejercicio físico como al estudio o
la oración.
Conscientes de
ello, la exitosa iniciativa FOCUS -en español, las siglas de la Comunidad de
Estudiantes Universitarios Católicos- fundada en el Benedictine College está
buscando orientar a los fieles sobre la forma de consolidar una buena
rutina en la que, lejos de ver debilitada su práctica y devoción, se
fortalezca a través de la disciplina, la oración y
la comunidad cristiana.
Ofrecen algunos
consejos prácticos para que el verano no eche a perder los avances en virtud y
espiritualidad logrados durante el curso:
1º Empieza
cada día rezando -sí, levantándote de la cama-
En uno de los
artículos de su serie estival, invitan a comenzar el día levantándose y
dedicando de inmediato unos momentos a la oración.
Los autores de
la guía enfatizan la importancia de hacerlo levantado y despejado porque “en la
cama, la imaginación se desboca, volviendo a entrar en sueños o con
pensamientos irreales. Levántate y alaba a Dios por la realidad que
es la vida. Vive en ella y alégrate”, animan.
En segundo
lugar, recuerdan cómo comenzar el día entregándose a la pereza reduce
el tiempo disponible para todo lo demás, quedando también la oración relegada
al final de la lista. Por ello, llaman a dedicar a Dios los primeros
momentos del día, sin dejar que las distracciones distraigan o roben
tiempo de lo más importante.
• No empieces
el día mirando internet o durmiendo a medias.
• Levántate de
la cama y empieza el día con Dios, no sin Él.
• Dale a Dios
los momentos más importantes de tu día, no el tiempo que te sobra.
• Las mañanas
marcan el tono; la pereza lo retrasa todo y a menudo desplaza
la oración de la agenda.
2º Priorizar
la oración diaria
Desde FOCUS
recuerdan que la oración perseverante es lo que marca la diferencia entre rezar
por presión a empezar a querer rezar.
“Tu relación
con Dios es como cualquier otra: lo conoces al pasar tiempo con Él, no
al quejarte una vez a la semana. Un interruptor no se activa
mágicamente para facilitar la oración; es un proceso, y especialmente en
verano, requiere esfuerzo alejarse del sol o del ocio frenético y elegir la
oración”, explican.
Para ello, se
recomienda fijar un horario diario y cumplir lo que se
incluya, especialmente la oración, aunque solo sean 15 minutos. Conviene rezar
con las Sagradas Escrituras, un rosario en el coche o
cualquier otra que ayude a conectar con la trascendencia, lo importante es
hacerlo, pues “cuanto más se rece, más ganas tendrás”.
Al final de
verano, la hora santa que en junio parecía intimidante, podría parecer mucho
más asequible y desearla más. Según FOCUS, solo hay que revisar el
tiempo que se pasa frente a la pantalla. Hay tiempo. Haz espacio para Dios.
Entre las
pautas recomendadas para priorizar la oración en el día a día, incluyen:
• Reservar
un tiempo perseverante para orar; empezando con algo pequeño si es
necesario.
• No se trata
de marcar una casilla, se trata de fraguar una relación.
• La oración se
construye con el tiempo: puede comenzar como una disciplina, pero
crecerá hasta convertirse en un deseo.
• Emplea
los viajes en coche para rezar un misterio del Rosario, leer
las Sagradas Escrituras o una novena.
3º Formarse
intelectualmente
Otro de los
innegociables para crecer en el amor a Dios especialmente en verano es la formación
intelectual, recordando que “nunca podremos tener el máximo amor
posible a Dios conociéndole lo mínimo. Cuanto más lo conocemos, más podemos
amarlo”.
En este
sentido, el verano es el momento perfecto para ambas. Y para ello, FOCUS
propone empezar por un libro de teología, que no tiene por qué ser
muy denso o académico, pudiendo comenzar como algo accesible, para
iniciarse. “A medida que tu mente se forme, tu corazón la seguirá y las
verdades que descubras fortalecerán tu fe de formas inesperadas”, mencionan.
Como consejos
prácticos, se recuerda:
• El verano es
un buen momento para lecturas teológicas o espirituales, incluso
los de iniciación.
• Empezar
probando con libros accesibles o escritos para introducir a
nuevos públicos, como La Biblia para zoquetes (Vallejo-Nágera) o Compendio de
filosofía tomista (Eudaldo Forment).
•
Consulta secciones de libros
católicos y de espiritualidad, como la de Religión en Libertad.
4º Busca los
sacramentos
Aunque ir a
misa o a confesarse no sea tan sencillo en verano como en la capilla
universitaria o en la iglesia de al lado del trabajo, no quiere decir que sea
imposible. Se invita a investigar, buscar y probar para
encontrar lo que mejor funcione en esta época del año, y a hacer el esfuerzo
para cumplirlo, aunque eso suponga madrugar o retrasar la cena. “Vale la pena”,
aseguran, “Jesús está presente y quiere que estés. Ve y recíbelo”.
• Para ello,
reiteran la responsabilidad de los hombres y mujeres adultos
que, ahora alejados de las universidades o rutinas que facilitan la vida
sacramental, deben mostrar su capacidad de elegir por sí mismos.
• Utiliza
aplicaciones como Misas.org en
España o Masstimes en
Estados Unidos para encontrar las iglesias y celebraciones locales.
• Esfuérzate:
“Aunque sea incómodo, siempre vale la pena”.
5º Encuentra
una comunidad… o fúndala tú mismo
Otro de los
factores que dificultan la práctica religiosa en verano es el aislamiento, los
grupos de oración y comunidades de fe se van de vacaciones, concluyen los
espacios formativos y los fieles se dispersan. Pero, en esta ocasión, el
teléfono es una oportunidad: “No estás solo. Llama a amigos, habla
con ellos semanalmente sobre la fe y compartid vuestras intenciones de
oración o comenzad a estudiar la Biblia”.
La guía de
FOCUS concluye con unas palabras de ánimo a los fieles durante el verano: “Al
igual que correr, la oración y la fe crecen con la repetición, la
disciplina y la comunidad. Acude, incluso cuando no quieras. Persevera,
incluso cuando nadie te vea. Y recuerda: la gracia de Dios no descansa en
verano. ¡Así que sal y vive la fe durante el verano!”.
J. M. C.
Fuente: ReligiónenLibertad