5 HÁBITOS PARA UNA FE VIGOROSA EN VERANO: «CUANTO MÁS SE PRACTICAN, MÁS GANAS TIENES DE REZAR»

Algunos de ellos suponen mantener la responsabilidad y «no dejarse caer» desde primera hora

ReL

Es sabido que los hábitos más difíciles de mantener en verano son aquellos que requieren de una rutina o disciplina diaria, especialmente para los jóvenes, lo que puede afectar tanto al ejercicio físico como al estudio o la oración.

Conscientes de ello, la exitosa iniciativa FOCUS -en español, las siglas de la Comunidad de Estudiantes Universitarios Católicos- fundada en el Benedictine College está buscando orientar a los fieles sobre la forma de consolidar una buena rutina en la que, lejos de ver debilitada su práctica y devoción, se fortalezca a través de la disciplina, la oración y la comunidad cristiana.

Ofrecen algunos consejos prácticos para que el verano no eche a perder los avances en virtud y espiritualidad logrados durante el curso:

1º Empieza cada día rezando -sí, levantándote de la cama-

En uno de los artículos de su serie estival, invitan a comenzar el día levantándose y dedicando de inmediato unos momentos a la oración.

Los autores de la guía enfatizan la importancia de hacerlo levantado y despejado porque “en la cama, la imaginación se desboca, volviendo a entrar en sueños o con pensamientos irreales. Levántate y alaba a Dios por la realidad que es la vida. Vive en ella y alégrate”, animan.

En segundo lugar, recuerdan cómo comenzar el día entregándose a la pereza reduce el tiempo disponible para todo lo demás, quedando también la oración relegada al final de la lista. Por ello, llaman a dedicar a Dios los primeros momentos del día, sin dejar que las distracciones distraigan o roben tiempo de lo más importante.

• No empieces el día mirando internet o durmiendo a medias.

• Levántate de la cama y empieza el día con Dios, no sin Él.

• Dale a Dios los momentos más importantes de tu día, no el tiempo que te sobra.

• Las mañanas marcan el tono; la pereza lo retrasa todo y a menudo desplaza la oración de la agenda.

2º Priorizar la oración diaria

Desde FOCUS recuerdan que la oración perseverante es lo que marca la diferencia entre rezar por presión a empezar a querer rezar.

“Tu relación con Dios es como cualquier otra: lo conoces al pasar tiempo con Él, no al quejarte una vez a la semana. Un interruptor no se activa mágicamente para facilitar la oración; es un proceso, y especialmente en verano, requiere esfuerzo alejarse del sol o del ocio frenético y elegir la oración”, explican.

Para ello, se recomienda fijar un horario diario y cumplir lo que se incluya, especialmente la oración, aunque solo sean 15 minutos. Conviene rezar con las Sagradas Escrituras, un rosario en el coche o cualquier otra que ayude a conectar con la trascendencia, lo importante es hacerlo, pues “cuanto más se rece, más ganas tendrás”.

Al final de verano, la hora santa que en junio parecía intimidante, podría parecer mucho más asequible y desearla más. Según FOCUS, solo hay que revisar el tiempo que se pasa frente a la pantalla. Hay tiempo. Haz espacio para Dios.

Entre las pautas recomendadas para priorizar la oración en el día a día, incluyen:

• Reservar un tiempo perseverante para orar; empezando con algo pequeño si es necesario.

• No se trata de marcar una casilla, se trata de fraguar una relación.

• La oración se construye con el tiempo: puede comenzar como una disciplina, pero crecerá hasta convertirse en un deseo.

• Emplea los viajes en coche para rezar un misterio del Rosario, leer las Sagradas Escrituras o una novena.

3º Formarse intelectualmente

Otro de los innegociables para crecer en el amor a Dios especialmente en verano es la formación intelectual, recordando que “nunca podremos tener el máximo amor posible a Dios conociéndole lo mínimo. Cuanto más lo conocemos, más podemos amarlo”.

En este sentido, el verano es el momento perfecto para ambas. Y para ello, FOCUS propone empezar por un libro de teología, que no tiene por qué ser muy denso o académico, pudiendo comenzar como algo accesible, para iniciarse. “A medida que tu mente se forme, tu corazón la seguirá y las verdades que descubras fortalecerán tu fe de formas inesperadas”, mencionan.

Como consejos prácticos, se recuerda:

• El verano es un buen momento para lecturas teológicas o espirituales, incluso los de iniciación.

• Empezar probando con libros accesibles o escritos para introducir a nuevos públicos, como La Biblia para zoquetes (Vallejo-Nágera) o Compendio de filosofía tomista (Eudaldo Forment).

• Consulta secciones de libros católicos y de espiritualidad, como la de Religión en Libertad.

4º Busca los sacramentos

Aunque ir a misa o a confesarse no sea tan sencillo en verano como en la capilla universitaria o en la iglesia de al lado del trabajo, no quiere decir que sea imposible. Se invita a investigar, buscar y probar para encontrar lo que mejor funcione en esta época del año, y a hacer el esfuerzo para cumplirlo, aunque eso suponga madrugar o retrasar la cena. “Vale la pena”, aseguran, “Jesús está presente y quiere que estés. Ve y recíbelo”.

• Para ello, reiteran la responsabilidad de los hombres y mujeres adultos que, ahora alejados de las universidades o rutinas que facilitan la vida sacramental, deben mostrar su capacidad de elegir por sí mismos.

• Utiliza aplicaciones como Misas.org en España o Masstimes en Estados Unidos para encontrar las iglesias y celebraciones locales.

• Esfuérzate: “Aunque sea incómodo, siempre vale la pena”.

5º Encuentra una comunidad… o fúndala tú mismo

Otro de los factores que dificultan la práctica religiosa en verano es el aislamiento, los grupos de oración y comunidades de fe se van de vacaciones, concluyen los espacios formativos y los fieles se dispersan. Pero, en esta ocasión, el teléfono es una oportunidad: “No estás solo. Llama a amigos, habla con ellos semanalmente sobre la fe y compartid vuestras intenciones de oración o comenzad a estudiar la Biblia”.

La guía de FOCUS concluye con unas palabras de ánimo a los fieles durante el verano: “Al igual que correr, la oración y la fe crecen con la repetición, la disciplina y la comunidad. Acude, incluso cuando no quieras. Persevera, incluso cuando nadie te vea. Y recuerda: la gracia de Dios no descansa en verano. ¡Así que sal y vive la fe durante el verano!”. 

J. M. C.

Fuente: ReligiónenLibertad