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Gorodenkoff |
La
preparación de los dones
¿En qué consiste la preparación de los
dones? En llevar al altar las ofrendas del pan y del vino con agua, es decir,
los mismos elementos que Cristo tomó en sus manos; son los dones que se
convertirán en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo.
El ministro ordenado que preside la
Misa, al recibir las ofrendas eucarísticas, bendice a Dios por el pan y el vino
que se han recibido de su bondad y que son fruto de la tierra, de la vid y del
trabajo del hombre y las presenta para que se conviertan en pan de vida y en bebida
de salvación.
Antes de levantar y ofrecer el vino,
el ministro ordenado o el diácono agrega una gota de agua al vino que
representa la unión hipostática de la divinidad y humanidad de Cristo.
Pero representa también la unión de nuestra ofrenda con la ofrenda perfecta de
Cristo en la Cruz, junto a cada uno de nosotros.
Esto quiere decir que nosotros
participamos del sacrificio de Cristo; es signo de la participación de nuestra
naturaleza humana con la naturaleza divina de Cristo.
Las
ofrendas de los fieles
En la Iglesia primitiva las ofrendas
del pan y del vino eran llevadas de casa por los mismos fieles al lugar de la
celebración. Por esto sería oportuno recuperar el hermoso gesto de que
las ofrendas siempre sean presentadas por los fieles, al menos en los días de
fiesta.
Y a pesar de que las modalidades hayan
cambiado, es decir el pan y el vino ya están en la iglesia, sin embargo el rito
de presentarlos conserva su significado espiritual, su sentido y su fuerza.
“…También pueden recibirse
dinero u otros dones para los pobres o para la iglesia, traídos por los fieles
o recolectados en la iglesia, los cuales se colocarán en el sitio apropiado,
fuera de la mesa eucarística”. IGMR, 73
La procesión
Lastimosamente el ofertorio suele pasar casi
inadvertido, pero es un momento importantísimo, pues es tal vez el de mayor participación.
Es importante saber y tener siempre presente que en el pan y el vino están
representados todos los dones de Dios que, en el sacrificio, vuelven al
Él.
Y es el momento de ofrecernos a
nosotros mismos, con todo lo que somos y tenemos. Y esa ofrenda luego nos
la regresa el Señor transformada en Él mismo.
Cuando haya presentación de los dones
se debe organizar una procesión. Por tanto quienes los van a presentar deben
prepararse antes, es decir, antes de que comience este rito.
¿Cómo se
preparan el Ofertorio y la procesión?
1.- Después de la oración de los
fieles empieza la liturgia eucarística; y esta, a su vez, comienza con el
Ofertorio. La comunidad toma asiento.
2.- Las ofrendas son presentadas por
los fieles, no por los servidores del altar.
3.- El ministro ordenado que preside
la celebración o diácono se ubicaran entre el presbiterio y la nave central de
la Iglesia.
4.- En la procesión siempre se deben
llevar en primer lugar el pan y el vino y después otros dones que sean para el
servicio de los pobres (alimentos) o de la iglesia (objetos litúrgicos, etc.).
5.- La procesión se hará por el
corredor central de la Iglesia.
6.- Los que participen de la procesión
harán una inclinación de cabeza antes de entregar la ofrenda al ministro
ordenado que preside la celebración u otro ministro delegado por él y, sin
decir nada, regresan a su lugar.
7.- Si además de las ofrendas
eucarísticas del pan y el vino se llevan otras ofrendas es oportuno precederlas
de alguna monición durante la procesión.
Canto, colecta
y otras ofrendas
8.- Si no hay monición debe haber un
canto apropiado; no es cualquier canto.
9.- Si hay canto, este se comienza
cuando se inicia la procesión.
10.- La ofrenda de dinero que se
recoge durante la procesión de los dones, que es también parte de la ofrenda,
debe colocarse en un lugar visible, cerca del altar.
11.- Otro tipo de objetos pueden
llevarse con carácter simbólico. Pueden simbolizar agradecimiento a Dios,
nuestro compromiso de fidelidad a Él, nuestras buenas acciones, nuestros trabajos
y sacrificios, etc.. Hay que recordar que a Dios se le ofrece lo mejor, de lo
mejor.
12.- Obviamente hay que tener cuidado
en lo que se presenta y se debe hacer con el visto bueno del ministro ordenado
que presida la celebración.
13.-Eso sí, lo que se lleva como don
al altar debe ser algo que se quede y no debe recuperar la persona al final de
la celebración de la Misa.
Henry Vargas Holguín
Fuente: Aleteia