La tradición católica enseña que hay tres jueves que brillan más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y la Ascensión
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Crédito: Arzobispado de Toledo |
Sin embargo, la
Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo se celebra en muchas diócesis el
domingo siguiente. No es el caso de la Archidiócesis de Toledo, Primada de
España, ni de la Archidiócesis de Sevilla, que hoy han salido a las calles en
solemne procesión.
Corpus
Christi en Toledo
El Arzobispo de
Toledo, Mons. Francisco Cerro, durante la homilía en la Misa previa
a una de las procesiones del Corpus más conocidas del mundo, destacó “la
maravilla que es pasear a un Dios por la calle, un Dios tan cercano que siempre
nos devuelve la esperanza”.
El primado de
España compartió que la Eucaristía es asombro, acogida y caridad.
“Que Dios haya
querido venir a vivir mi vida para que yo viva la suya. Eso es el asombro
eucarístico. El asombro eucarístico en nuestra propia vida es descubrir ese
Dios que no se ha querido perder el gozo de ser humano, la alegría de ser
humano”, expuso en primer lugar.
Además, recordó
que Dios, Jesucristo, “ha nacido de mujer, ha vivido en Nazaret, ha trabajado,
ha conocido la escasez, la pobreza, las miserias, ha conocido también la
traición de los amigos y ha muerto y ha resucitado. Y se ha quedado para
siempre con nosotros en la Eucaristía”.
Respecto de la
acogida, Mons. Cerro expuso que “la Eucaristía es el remedio a nuestra
soledad”. “Es verdad que dijo Dios en el Génesis ‘no es bueno que el hombre
esté solo’, no es bueno que el hombre ni la mujer estén solos. Ahora, esa
soledad solamente la puede paliar Aquel que nos ha hecho”.
En este sentido
recordó que San Bernardo de Claraval enseñaba “que nunca está el hombre menos
solo que cuando está a solas con Dios”.
El prelado
señaló, por último, que la Eucaristía es caridad porque invita “a mirar el
mundo con entrañas de misericordia”, a pesar de las guerras, la corrupción y de
que “hay mucha gente que cree que ya está todo perdido”.
Corpus
Christi en Sevilla
Por su lado,
desde Sevilla, Mons. José Ángel Saiz Meneses explicó en
su homilía que el Corpus Christi “es como una proyección del
Jueves Santo, pero con el carácter festivo y público de una profesión de fe
gozosa”.
El arzobispo
compartió, además, que la certeza de que en la Eucaristía “el Señor está real,
verdadera y sustancialmente presente” es una “verdad de fe no puede diluirse ni
relativizarse”.
Por ello,
añadió: “nada hay más eficaz para crecer en la vida cristiana, para madurar en
la fe, para avanzar por el camino de santificación personal, que la fervorosa
participación en la Eucaristía frecuente y fructífera”.
Mons. Sáiz
también recordó que “no hay verdadero culto eucarístico sin caridad fraterna”,
de tal manera que “no podemos comulgar con Cristo y ser indiferentes a sus
miembros más heridos”, considerando que “hay muchas formas de pobreza”,
material y espiritual.
“Hoy pedimos al
Señor que no permita que nos instalemos en la rutina y el conformismo, que no
permita que se anestesie nuestra conciencia ante los más pobres y necesitados,
que no nos deje celebrar la Eucaristía sin sacudir nuestra conciencia y sin
avanzar en la conversión del corazón, que al salir con Él en la custodia,
salgamos también con las manos abiertas, con el corazón disponible, con la vida
ofrecida”, incidió.
El prelado
también consideró que, frente a los conflictos crueles más conocidos (Ucrania,
Gaza, Israel, Irán) y ante otras guerras “no cruentas y a menudo silenciosas”
que suceden en las familias, en los trabajos y, “en definitiva, en los
corazones”, hay que recordar que “la Eucaristía es escuela de paz”.
“La paz no es
solo un deseo, es una tarea. Ser hombres y mujeres eucarísticos es ser
constructores de paz”, añadió el arzobispo hispalense, antes de compartir un
deseo: “Que cada uno de nosotros sea una custodia viva, que lleva a Cristo a
los demás. Que nuestras calles se conviertan hoy en un templo. Que nuestras
vidas sean el retablo donde Cristo quiera quedarse”.
Cardenal
Cobo: "La fe no se puede vivir encerrada"
Adelantándose a
la celebración que se realiza este domingo en otras diócesis, el Arzobispo de
Madrid, Cardenal José Cobo, llamó en una carta a
transformar la procesión que recorrerá las calles de la capital española el
próximo domingo en “un gesto profético de unidad y un canto de
esperanza”.
Se trata, pues
de “caminar juntos para llevar esperanza a nuestras calles y decirle a nuestra
ciudad, no solo como parroquia en nuestro barrio sino como Iglesia diocesana,
que Dios está en medio de su pueblo y que es Él quien alimenta nuestra
esperanza”.
“La fe no se
puede vivir encerrada”, subraya el purpurado, quien insiste en que “necesitamos
salir juntos para dar un mensaje único y ser signo de Cristo en medio de esta
amplia ciudad plural y sedienta de sentido”.
“No podemos
vivir una fe anónima ni aislada. Nuestros vecinos necesitan la voz de cada
comunidad, pero una voz unida a Cristo. La Eucaristía nos empuja a la unidad, a
la fraternidad y, como no, al compromiso con los que más sufren”, añade.
Por Nicolás de
Cárdenas
Fuente: ACI Prensa