La producción, a iniciativa del rector del Seminario de Cuenca, relata los tres últimos días de la vida de Carlo Acutis, el influencer de Dios, que pronto va a ser canonizado
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| Jorge Mora interpreta a Carlo Acutis |
A mediados de diciembre de 2022, Carlos Luján recibe
una llamada. Al otro lado del teléfono, José Antonio Fernández, rector
del Seminario de
Cuenca, le llama para cumplir una promesa hecha hace diez años: que si en
algún momento volvía a montar musicales —los hacía entonces en la Delegación de
Juventud— él (Carlos), que es profesor de literatura, escribiría el guion.
José Antonio pensaba que con sus ocupaciones en el seminario
no iba a volver a meterse en un berenjenal así. Pero esa mañana cambió de idea.
Estaba rezando una novena al beato millennial Carlo Acutis en el
oratorio del seminario por una situación muy delicada que le habían pedido. No
era el primer día que rezaba la oración, iba más o menos por la mitad. Pero ese
día, sentado unos bancos por delante de él, y cruzándose en la trayectoria de
su mirada hacia el Santísimo, estaba Jorge Mora, uno de los seminaristas
menores. Jorge llevaba una sudadera roja y el pelo rizado alborotado. Se
parecía mucho a la foto del beato italiano que tenía José Antonio delante, y
pensó: «Dios mío, ¿por qué no hacemos un musical sobre Carlo Acutis?».
Con el impulso que da una nueva idea, se levantó, se acercó al seminarista y le
retó: «Jorge, si te atreves, hacemos un musical». Y Jorge, pasmado, cogió el
guante: «Yo me atrevo, a lo mejor el que no se atreve es usted».
Pocas semanas después, antes del día de Reyes, el profesor
Luján ya había entregado el guion. José Antonio asumió estos dos síes como un
encargo del Espíritu Santo, como reconoce en una conversación con ECCLESIA: «Este
musical ha sido un regalo de Dios porque no entraba dentro de los planes
humanos». Tampoco entraba en los planes humanos que el elenco estuviera
formado por 140 voluntarios, entre los que 25 son músicos que conforman la
orquesta, además del trabajo gratuito de compositores, coreógrafas e incluso el
profesor de Armonía del conservatorio de la ciudad manchega. Es un primer
milagro, la comunión entre un equipo muy grande, que gira por España sin cobrar
un céntimo y lo hace contento. «Aquí, todo el mundo se ha encargado de hacer lo
que mejor sabe hacer, o sea, que es relativamente fácil. Es una cosa muy
eclesial, como la Iglesia, que es un cuerpo. El ojo hace lo que le toca y el
pie, lo mismo, como decía san Pablo».
Una obra de misión
El resultado es un espectáculo técnico y artístico de primer
nivel. Pero al rector del seminario, lo que más le interesa es que se ha
convertido —en realidad lo ha sido desde su concepción— en una obra de misión.
Y, así, «uno se siente pagado cuando hace el bien. Cuando uno predica el
Evangelio». En este sentido, Fernández insiste en que es un musical «que te
acerca a Carlo, pero que te acerca especialmente a Jesús, porque el centro de
la evangelización siempre es Jesucristo». «Carlo te lleva a Jesús porque lo que
conquista es su alegría, su santidad, su ejemplo», agrega.
El musical se titula Original. El paso de Carlo.
Original en referencia a «la originalidad con la que Dios, que nos creó, nos
llama a ser santos (felices)», y el paso, porque relata los últimos tres
días de la vida de este adolescente, fallecido en 2006, con 15 años, a causa de
una leucemia. El paso, señala Fernández, es la Pascua. «El día de la caridad,
el día de la muerte y el día de la resurrección».
Como gesto misionero, el musical recibió
el lunes 2 de junio el Premio ¡Bravo! de Música correspondiente a 2024. Fue
presentado ante el papa Francisco el pasado noviembre. Dos reconocimientos muy
visibles que esconden detrás muchos más frutos, como la comunión que se ha dado
entre todos los miembros del equipo, el amor por la Eucaristía que ha suscitado
especialmente entre los más jóvenes o la sensibilidad por los pobres, contagio
sin duda de la de Carlo. Y por supuesto, el regalo que ha supuesto para todos
los espectadores que han llenado las salas de teatros de distintas ciudades de
España para ver el musical. Entre ellos, una mujer que, 40 años después de
haber perdido a su hijo, por fin se ha reconciliado con Dios. O un chico de 12
años que sale llorando de la función porque se ha sentido verdaderamente amado
por Dios. «Cuando descubres una cosa tan grande como es el amor de Dios, que te
supera por todos los sitios, y encima te lo cuentan de manera tan bonita, te
derrumbas de alegría», explica el rector.
Entre los frutos, un regalo: la canonización de Carlo
Acutis. En plena gira, llegó la noticia de que sería canonizado. Iba a ser el
27 de abril, pero tuvo que ser pospuesta por el fallecimiento del papa Francisco el Lunes de Pascua, 21 de
abril.
En los autobuses que trasladan al elenco y al resto del
equipo por toda la geografía española, viaja también un acompañante
imprescindible: el Santísimo. Ante él se arrodillan los artistas antes de
entrar en escena. Rezan juntos, en adoración. También en cada ensayo. Las
adoraciones eucarísticas tienen una gran tradición y acogida en Cuenca, una
sana costumbre que han asumido como propia los artífices de este gran
espectáculo.
Por Elena Santa
María
Fuente: Ecclesia
