MAXIMINO CABALLERO: «EL ÓBOLO DE SAN PEDRO ES UNA FORMA DE PERTENENCIA A LA IGLESIA»

El prefecto de la Secretaría de Asuntos Económicos de la Santa Sede explica que esta colecta extraordinaria sostiene «la misión universal del Santo Padre»

Maximino Caballero

«Para comprender mejor qué es el Óbolo de San Pedro y qué significa la expresión “Caridad del Papa”, es necesario ir más allá de la visión estrecha que identifica la caridad con la limosna o las obras de beneficencia». Así lo ha explicado Maximino Caballero Ledo, prefecto de la Secretaría de Asuntos Económicos de la Santa Sede, a la prensa vaticana. Lo ha hecho a dos días del 29 de junio, cuando se celebra la solemnidad de san Pedro y san Pablo y se realiza una colecta extraordinaria. Aunque, como ha matizado, su objetivo «no se trata solo de distribuir el dinero recibido en diferentes partes del mundo para iniciativas caritativas».

Caballero ha insistido en que «la caridad del Santo Padre se refiere a su misión, que lleva a cabo a través de los dicasterios e instituciones de la Curia Romana al servicio de la Iglesia universal». Estas estructuras, ha recordado, no generan ingresos ni reciben remuneración por su labor. Por tanto, «el Óbolo de San Pedro sigue siendo hoy una forma concreta de pertenencia a la Iglesia y de participación en la misión universal del Santo Padre». Y las donaciones que recibe, «ofrecidas espontáneamente por católicos de todo el mundo y también por personas de buena voluntad, constituyen una importante fuente de apoyo para la Santa Sede».

Para mantener viva esta conciencia, el español ha recalcado que «es necesario renovar constantemente la labor de sensibilización». Y ha defendido la publicación de los informes anuales como «una forma de respeto y diálogo con los fieles, quienes tienen derecho a saber cómo se utilizan sus ofrendas».

Aunque Maximino Caballero ha reconocido que en los últimos años «los gastos del Óbolo de San Pedro han superado los ingresos», ha matizado también que «la misión no puede estar condicionada únicamente por los recursos disponibles en un momento dado». No obstante, ha advertido de que «somos conscientes de que este desequilibrio no puede continuar indefinidamente».

Entre las medidas para revertir esta tendencia, ha mencionado una «gestión prudente y transparente» junta a una renovada confianza en «la generosidad de los fieles y en la Providencia, que se ha manifestado tantas veces en la historia de la Iglesia a través de la creatividad del Espíritu Santo».

El prefecto ha confirmado que el Vaticano quiere ampliar la implicación de otras regiones del mundo porque «en algunos casos, la participación limitada se debe a un desconocimiento del profundo significado del Óbolo de San Pedro». Y ha asegurado que «estamos trabajando para fortalecer los cursos de sensibilización y ofrecer nuevas formas de participación que potencien la dimensión educativa, espiritual y pastoral del don».

Finalmente ha justificado que una parte importante de los fondos se utilice en Europa debido «al creciente número de becas otorgadas a sacerdotes, seminaristas y religiosos de África, Latinoamérica y Asia». Estos se forman en universidades pontificias con vistas a regresar a sus países. «Se trata de un proyecto a largo plazo en beneficio de la Iglesia universal», ha concluido.

Más ingresos, pero aún en déficit

En 2024, el Óbolo de San Pedro recaudó 58 millones de euros, seis más que en 2023, aunque los gastos ascendieron a 75,4 millones. De esa cifra, 61,2 millones se dedicaron a financiar las actividades de la Santa Sede y 13,3 millones a 239 proyectos de caridad directa en 66 países.

El 59 % de los ingresos provino de diócesis; el 21 % de fundaciones; el 16 % de particulares y el 2,4 % de institutos religiosos. Estados Unidos lideró la aportación mundial con el 25,2 %, seguido de Francia (15 %), Italia (5,2 %), Brasil (3 %) y Alemania (2,8 %). Otros países, como México, Corea, Colombia, España o Irlanda, sumaron un 15 % del total.

Rodrigo Moreno Quicios

Fuente: Alfa y Omega