REPARA MIS FUERZAS
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Dominicas de Lerma |
Este domingo hemos celebrado el Corpus
Christi. Lo vivimos de una forma muy bonita: recogiendo pétalos por el jardín a
primera hora, preparando la procesión, y, después de la Eucaristía y de la
procesión por nuestro claustro, el Señor queda expuesto en la custodia hasta
después de vísperas. ¡Qué regalo! Cerramos el día celebrándolo con una cena en
el jardín.
Para mí es un día muy especial, pero
este año, además, era un día muy esperado. Y es que, en los días previos, entre
el calor y el cansancio propios de este tiempo, los quehaceres del día a día,
las preocupaciones… me daba cuenta de que lo estaba viendo todo un poco “en la
superficie”. Y para poder “profundizar” de nuevo, necesitamos un poco de
tiempo, ¡tiempo a solas con Él!
El Señor nunca defrauda. Cuando acudimos
a Él, uno nunca sale igual que entraba. Pero es cierto que esto es una
experiencia. No es suficiente con que te lo cuenten: solo tú puedes hacerla por
ti mismo.
Esta solemnidad del Cuerpo y la Sangre
de Cristo se instituyó a raíz de un milagro eucarístico que le aconteció a un
sacerdote que sentía dudas de fe en la presencia real del Señor en la
Eucaristía. Y en esta fiesta me daba cuenta de que celebramos este día para
recordarnos a nosotros mismos que ahí está Él.
¡Es el Señor, vivo y real! El mismo que
curaba a los enfermos que se le acercaban, el mismo que con una sola palabra
atraía a la multitud, y con su bendición se multiplicaron los panes… ¡Él es el
mismo que resucitó! Y ahora permanece con nosotros como un regalo gratuito. Él
está siempre ahí, con todo el tiempo del mundo para nosotros, para que, cuando
queramos, podamos parar y estar con Él.
VIVE DE CRISTO
24 junio 2025
Fuente: Dominicas de Lerma