Sabiendo lo que soy
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Dominicas de Lerma |
Hola, buenos
días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Un amigo Pedro
nos regaló una harina especial para poder hacer la hogaza de pan para el
monumento del Jueves Santo. Ya se ha convertido en una tradición: cada año
intentamos elaborarla nosotras mismas, para que, durante esos días en que está
ahí, a los pies del Señor, sea un símbolo del fruto del trabajo de nuestras
manos.
Es realmente
impresionante lo que hace el fermento en la masa. Literalmente, lo que dice
Jesús: “Un poco de levadura fermenta toda la masa”. Y así lo vimos suceder:
durante los tiempos de reposo, la masa comienza a fermentar y crece de tal
forma que hasta se salió del bol donde la habíamos colocado.
El Señor nos ha
llamado a ser la sal y el fermento del mundo. Pero solo podemos serlo porque,
primero, ha sido Él quien ha salado y fermentado nuestra vida. Él nos ha
otorgado este don para que, poco a poco, “esta masa” —que es nuestro entorno—
se transforme en un buen pan que sirva de alimento para muchos.
Pero lo que más
me llama la atención es que la levadura y la sal sencillamente están: tan solo
se dejan mezclar con el resto de los ingredientes y, sin saber cómo, su efecto
se produce. Eso sí, con algo de tiempo.
Nuestra vida
está llamada a dar vida, a dar la Vida que Cristo nos da. Pero lo nuestro no es
esperar grandes conversiones ni pretender convencer, sino, como la levadura,
vivir alegres siendo lo que somos, siendo de Cristo. Y ya se ocupará Él de que
“la mezcla de los ingredientes” haga su efecto. El resultado es obra de Él, de
su pura Gratuidad.
Qué bonito es
saber que Él quiere que seamos felices viviendo de Él cada acontecimiento del
día, y que, además, se valdrá de nuestra vida para ir salando este mundo.
Hoy, el reto
del amor es vivir el día sabiendo lo que soy, y feliz y agradecido por ello.
Esta es nuestra levadura, viva y activa… ¡Del resto, Señor, te ocupas Tú!
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
05 mayo 2025
Fuente: Dominicas de Lerma