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| Belén Domínguez y su prometido posan con el premio Ángel Herrera |
A
pesar de la dureza de su diagnóstico, mantuvo siempre una actitud positiva que
llegó a inspirar a casi 200.000 seguidores en Instagram, donde relataba día a
día su evolución médica, sus tratamientos y las visitas que recibía, incluyendo
a figuras conocidas como los cantantes Alejandro Sanz o Alaska.
Su profunda
fe católica también fue un rasgo que marcó su trayectoria en los
últimos meses, hasta el punto de recibir una carta del Papa Francisco, quien le
transmitió palabras de ánimo y cercanía espiritual. Aunque no se consideraba
especialmente religiosa antes de enfermar, en los últimos meses encontró en la
espiritualidad un refugio diario: rezaba cada jornada y acudía a misa siempre
que su estado de salud lo permitía.
En octubre de 2024, Belén publicó el libro La vida es bonita incluso ahora, donde compartía su historia y la manera en que,
a pesar de las dificultades, decidió mirar la vida con optimismo y esperanza
inquebrantables.
Apasionada
del deporte y de la vida misma, Belén afrontó con valentía un largo y exigente
tratamiento que combinó quimioterapia,
radioterapia y un ensayo clínico experimental. Durante 16 meses, su
habitación en el Hospital Ramón y Cajal se convirtió en su hogar, desde donde
combatió tanto la enfermedad como los intensos efectos secundarios, entre ellos
dolores persistentes, náuseas severas y pérdida casi completa de movilidad. A
pesar de todo, su espíritu no se quebró.
En sus redes sociales, reflejaba
este acercamiento a Dios con
palabras como estas: «Te miro y entiendo cuánto me queda por aprender de Ti. Me
sostienes cuando siento que no puedo más, cuando el dolor me desborda, cuando
apenas puedo moverme o me falta la fuerza hasta para abrir los ojos. Gracias
por no abandonarme nunca; seguiré mirándote con ilusión, aprendiendo a llevar
esta cruz con alegría, porque ese es mi propósito: ser generosa, ver a los
demás como Tú los ves y ser feliz, a pesar de todo».
El respaldo de su familia fue
esencial. Sus padres, Charo y Francisco, se trasladaron a Madrid para
acompañarla en todo momento, y su
prometido, Emilio, permaneció a su lado durante toda la enfermedad.
La noticia de su fallecimiento ha
generado una oleada de mensajes de condolencia en redes sociales, donde tanto
amigos como seguidores han querido rendir homenaje a su fortaleza, su fe y su
inmenso legado de amor y esperanza.
El pasado mes de febrero recibió el Premio CEU Ángel Herrera Valores
e Influencia en Redes Sociales. Desde que le diagnosticaron el tumor, Domínguez
se dedicaba a mostrar desde el hospital cómo afronta su enfermedad, destacando
cómo muestra su fe: «No tengo miedo porque Dios está conmigo». Su testimonio
llega a más de 150.000 seguidores de Instagram, quienes vivían junto a ella la
evolución de la enfermedad.
Belén Domínguez declaró que en un
mundo digital «a menudo marcado por la velocidad y la superficialidad, intento
siempre transmitir los principios cristianos de amor, respeto y la empatía. Este
reconocimiento me inspira a seguir compartiendo el mensaje de esperanza, fe y solidaridad que nos enseña Dios,
y a promover un uso de las redes sociales que refleje esos valores
fundamentales».
Fuente: El Debate
