Hagamos una revisión de nuestro progreso, a pocos días de terminar la Cuaresma, ¿qué tanto hemos avanzado espiritualmente? Seamos sinceros
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| Jacob_09 | Shutterstock |
Seguramente
estás pensando que el tiempo ha pasado sin sentirlo y que no has tenido
oportunidad de cumplir cabalmente lo que te propusiste al iniciar la Cuaresma. Con
tantas ocupaciones y exigencias de la vida moderna, no es raro enfrentarse a la
realidad de la justificación y los pretextos.
Examinémonos
sinceramente
Pero seamos
sinceros con nosotros mismos: ¿de verdad no hemos podido cambiar en nada?,
hagamos un breve examen:
¿Ayunaste el Miércoles de Ceniza?
¿Ya te
confesaste?
¿Has dado
limosna?
¿Visitaste a un
enfermo?
¿Escuchaste a
alguien que tenía un problema y lo consolaste?
¿Has
hecho oración?
¿Intentas ser
más paciente?
¿Has ofrecido
tus trabajos y actividades del día a Dios?
¿Tratas con más
caridad a tu familia?
¿Tienes el
propósito firme de cambiar algún defecto?
¿Ayudaste a
alguien que tuvo una dificultad?
¿Fuiste a Misa
los domingos y antes no lo hacías?
¿Estás
planeando asistir a las celebraciones de Semana Santa?
¿Ayunarás el
Viernes Santo?
¿Comulgarás el
domingo de Pascua de Resurrección?
¿Esta Cuaresma
ha tenido un significado diferente a las anteriores?
Tus
resultados indican que hay cambio
Si has
respondido afirmativamente a una o varias de estas preguntas, vas por buen
camino. Porque si te has esforzado, por lo menos en un punto, tu Cuaresma no ha
sido igual que las pasadas. Tu corazón está puesto en Dios y en querer hacer su
voluntad.
Y en vez de
sentirte culpable por no esforzarte más, toma nota de tu progreso y sigue
adelante. Aún queda tiempo para hacer un buen examen de conciencia y
reconciliarte con Dios y tus seres queridos. Constantemente hay gente a la que
puedes ayudar; todos los días pueden ser santificados si se los ofreces al
Señor desde que despiertas; desde este momento puedes comenzar a orar si hablas
con Él.
Y lo mejor,
puedes programar tus días para acudir a la iglesia durante el Triduo Pascual y participar en la Misa de Resurrección, comulgando en la fiesta más importante del
cristianismo.
Porque
celebraremos que fuimos justificados y que el Señor Jesús ha vencido a la
muerte para siempre. Anímate y concluye bien tu Cuaresma, recuerda que mientras
tengamos vida hay oportunidad para convertirnos cada vez más.
Mónica Muñoz
Fuente: Aleteia
