Ante la muerte de una persona, surgen algunas dudas como ¿dónde está su alma?, ¿hasta el juicio final sabremos cuál será nuestro último destino? ¿qué es el juicio particular?
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La muerte de
una persona siempre planteará incógnitas; sin embargo, quienes tienen fe saben
que, para quien ha realizado obras de amor a Dios y al prójimo, la muerte no es
el final. Todos tenemos la posibilidad de gozar en el cielo después de pasar
por el juicio particular. Entonces, ¿qué pasará en el juicio final?
El juicio
particular
Como hemos
planteado, sabemos que la vida que Dios nos ha regalado es para hacer obras
buenas que nos ayuden a llegar al cielo, y por la enseñanza de la Iglesia
tenemos de cierto que, si no estamos completamente purificados, al morir
pasaremos algún tiempo en el purgatorio; por otro lado, quienes han vivido
rechazando a Dios, irán al infierno.
En el momento
de la muerte habrá una retribución inmediata. El Catecismo de la Iglesia
católica dice:
"La muerte
pone fin a la vida del hombre como tiempo abierto a la aceptación o rechazo de
la gracia divina manifestada en Cristo (cf. 2 Tm 1,
9-10). El Nuevo Testamento habla del juicio principalmente en la
perspectiva del encuentro final con Cristo en su segunda venida; pero también
asegura reiteradamente la existencia de la retribución inmediata después de la
muerte de cada uno como consecuencia de sus obras y de su fe".
CEC 1021
Es decir, cada
quien entrará a donde le corresponda, según sus obras.
"Cada
hombre, después de morir, recibe en su alma inmortal su retribución eterna en
un juicio particular que refiere su vida a Cristo, bien a través de una
purificación, bien para entrar inmediatamente en la bienaventuranza del
cielo".
Entonces,
¿qué esperamos del juicio final?
Bien, pues para
los que estén en el cielo, el purgatorio o el infierno, no habrá sorpresas. Los
muertos ya habrán recibido su sentencia en su juicio particular.
Lo que ocurrirá
entonces será su resurrección, porque Cristo vendrá triunfante. Y los vivos
serán juzgados en ese momento, como lo describe el Catecismo:
"La
resurrección de todos los muertos, 'de los justos y de los pecadores' (Hch 24,
15), precederá al Juicio final. Esta será 'la hora en que todos los que estén
en los sepulcros oirán su voz [...] y los que hayan hecho el bien resucitarán
para la vida, y los que hayan hecho el mal, para la condenación' (Jn 5,
28-29). Entonces, Cristo vendrá 'en su gloria acompañado de todos sus ángeles
[...] Serán congregadas delante de él todas las naciones, y él separará a los
unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de las cabras. Pondrá las
ovejas a su derecha, y las cabras a su izquierda [...] E irán éstos a un
castigo eterno, y los justos a una vida eterna' (Mt 25, 31. 32.
46)".
CEC 1038
Vivamos
preparados
Aunque no
sepamos cuándo vamos a morir, lo cierto es que los católicos tenemos todo lo
necesario para alcanzar el cielo. Y debemos vivir preparados para ese momento
frecuentando los sacramentos, dando buen testimonio, haciendo el bien a todos y
cumpliendo los mandamientos del Señor, de este modo estaremos asegurando
nuestra vida eterna en compañía de Dios, sus ángeles y sus santos.
Mónica Muñoz
Fuente: Aleteia