NOTRE DAME REGISTRA RÉCORDS DE MULTITUDES Y CONFESIONES

La icónica catedral de París no solo es un imán para turistas, sino también un espacio de conversión. Según el obispo auxiliar Emmanuel Tois, muchos visitantes llegan por curiosidad histórica, pero se van conmovidos por la presencia de Dios.

Catedral de Notre Dame. Dominio público
Apenas tres meses después de su reapertura, algunos católicos en Francia temen que la afluencia masiva de turistas a la Catedral de Notre Dame haya eclipsado su esencia religiosa.

Sin embargo, el obispo auxiliar de París sostiene lo contrario: con la llegada de un gran número de personas, más visitantes se ven expuestos a la fe católica y sus corazones son tocados por la presencia de Dios en el renovado interior del templo.

Con 29.000 visitantes diarios, un aumento respecto a los 23.500 que acudían antes del incendio de 2019, la afluencia a Notre Dame es comparable a la del Museo del Louvre, a pesar de que este último tiene una superficie considerablemente mayor.

El obispo auxiliar Emmanuel Tois de París, cuya oficina se encuentra a solo 20 metros de la catedral, asegura que la multitud de turistas no le preocupa. Para él, es una oportunidad de encuentro con el Señor.

Explica que el rector y los capellanes de Notre Dame recorren a menudo los pasillos de la catedral, interactuando con los visitantes. «Regularmente son abordados por personas que piden explicaciones e, incluso, algunos preguntan explícitamente cómo pueden ser bautizados».

El propio obispo Tois celebra la Misa en Notre Dame con frecuencia y suele acudir los sábados por la mañana para confesar.

«Muchas personas vienen a mí para confesarse, aunque no lo habían planeado al entrar», relató. «Algunos me dicen que es la primera vez en 40 años que se confiesan. Otros no están bautizados y no saben nada de la fe, pero se sientan a mi lado y me hacen muchas preguntas», destacó sobre el poder de conversión que tiene el lugar.

«Vinieron a visitar un sitio histórico, que consideraban imperdible por su fama. Pero, durante la visita, se ven sorprendidos por preguntas metafísicas que, en ocasiones, los llevan directamente a la fe», añadió.

Al ser consultado sobre la crítica de Alain-Marc Plasman en el periódico católico francés La Croix, quien afirmó que la catedral, «encerrada en su estatus de monumento… pierde su función principal», el obispo Tois respondió que «Notre Dame lleva 900 años ofreciendo a los visitantes obras que hablan de Dios, y eso los intriga».

Explicó que «las visitas no se detienen durante las Misas ni los servicios litúrgicos. Los turistas se interesan en lo que sucede. Son respetuosos, bajan la voz y observan. Se dan cuenta de que este patrimonio ha sido transmitido de generación en generación y sigue vivo hoy en día. Muchos quedan impresionados».

«La catedral está siempre llena, sin importar la hora. Es cierto que, al entrar, uno puede sorprenderse por el bullicio y el movimiento turístico», señaló el obispo Tois a OSV News. «También es verdad que muchos visitantes se sienten conmovidos por la belleza estética de la catedral, tal como sucede al visitar un gran museo».

Para Mathieu Lours, la «densidad histórica» de Notre Dame, que atrae a las multitudes, no está en contradicción con su vida religiosa.

Fuente: CatholicWeekly/InfoCatólica