La debilidad
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Dominicas de Lerma |
Hola, buenos
días, hoy Leti nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Hace ya una
semana que iniciamos la Cuaresma con el Miércoles de Ceniza. Este año, el
sacerdote, al ponerme la ceniza, me dijo: “Polvo eres y en polvo te
convertirás”. Esas palabras resuenan dentro de mí porque la ceniza me recordó
mi debilidad.
Muchas veces me
rebelo ante mi debilidad, quiero ser fuerte y poder con todo. Sin embargo,
cuando entro por este camino, me caigo rápido porque me ocurre algo que me
recuerda que soy débil. Y esta debilidad, aunque no me guste, es lo que me hace
volver la mirada a Cristo. Entonces, le pido o le grito que Él sea fuerte en
mí. Es aquí donde mi corazón encuentra descanso.
Me doy cuenta
que la tentación de Adán y Eva en el Génesis la seguimos teniendo, porque la
Palabra de Dios no es para unas personas del pasado, es para ti y para mí. Si
nos dejamos llevar por la tentación, al final acabaremos queriendo ser como
Dios. Por este camino encontraremos una infelicidad total en nuestra vida.
La debilidad es
una característica que todos tenemos en común. Jesús se lo dijo a Pedro: “Me
negarás tres veces…”. Todos somos débiles y, gracias a ello, unos a otros nos
ayudamos. Por supuesto, nuestros dones y virtudes nos unen, pero donde
necesitamos sentirnos amados y comprendidos es en nuestra debilidad.
Al mismo
tiempo, es en este amor a tu debilidad que llegas a Cristo. Él sí te ama como
eres y como estás. A Él no tienes que darle ninguna talla ni imagen. Sabe cómo
eres y te ama así, porque en Su amor es donde encontramos tu fortaleza.
Deja que Cristo
sea fuerte en ti. No te asustes de tu debilidad ni de las personas que tienes a
tu lado. La debilidad es una oportunidad para vivir desde el amor. Solo amarás
la debilidad si apuestas por Cristo y Su amor.
Hoy, el reto
del amor es acoger la debilidad en tu vida y entregársela a Cristo, pidiéndole
que Él sea fuerte en ti.
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
13 marzo 2025
Fuente: Dominicas de Lerma