Conoce una curiosa y antigua tradición que sigue muy viva
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Sarah Leanne | Shutterstock |
Todo
su cuerpo se activó rápidamente. Su mente repasó las sencillas pero
significativas acciones que iba a realizar en las horas siguientes. La peluquería,
el vestido, los invitados, la celebración religiosa en la capilla de Cristo Rey
y la civil al aire libre, en medio de las argentinas Sierras de San Luis.
Se
levantó emocionada, miró por la ventana y vio… un día gris. ¡No podía llover!,
se preocupó.
“Sobre
las diez de la mañana me fui con una docena de huevos al convento de las
clarisas -recuerda-. A las doce del mediodía todas las nubes desaparecieron y
vi salir el sol”.
La
boda fue clara y su matrimonio sigue aportando luz allá donde va.
Como ellos, son muchísimas las parejas
que siguen la antigua tradición de llevar huevos a las monjas pidiéndoles sus
oraciones para que haga buen tiempo el día de su boda.
Una
tradición de fe
No se trata de
magia. Los resultados no siempre son los esperados. Para Montse Martínez, lo
más importante es la fe.
“¡Nosotros
llevamos huevos a unas clarisas de Barcelona y llovió todo el día!”, relata a
Aleteia. Y en seguida cita el refrán “novia mojada, novia afortunada”.
Todo acabó en
una simpática anécdota: “¡Se montó un lío con los paraguas! Yo no me había
acordado de llevarlo a la iglesia, y menos de comprar uno blanco, así que me lo
dejaron. Y mi tío sacerdote tuvo que disculparse porque tomó por error uno que
no era suyo”, explica.
Las clarisas
del Monasterio Santa Isabel la Real de Granada indican a Aleteia que “siempre
han traído huevos a cambio de oraciones para que no lloviera el día de la
boda”.
El poder de santa Clara
“No sabemos en
concreto el origen, pues no hay ninguna referencia en las fuentes Franciscanas,
pero la tradición lo relaciona con la 'luz' o 'claridad' del nombre de santa
Clara”, explican.
Sobre este
sentido del nombre de su fundadora, citan la biografía o Leyenda de santa
Clara:
“Estando en
cinta Hortolana (madre de santa Clara), próxima ya al alumbramiento, oraba en
la iglesia ante la cruz al Crucificado para que la sacara con bien de los
peligros del parto, cuando oyó una voz que le decía: 'No temas mujer, porque
alumbrarás felizmente una luz que hará más resplandeciente a la luz misma'.
Ilustrada con
este oráculo al llevar a la recién nacida a que renaciera en el santo bautismo,
quiso que se le llamara Clara confiando en que, de acuerdo con el beneplácito
de la voluntad divina, de alguna manera, se cumpliría la promesa de aquella
luminosa claridad".
“Que
luzca el sol”
Estas clarisas
del barrio antiguo de Granada dan un sentido más profundo a las oraciones que
les piden las parejas, más allá del buen tiempo el día de su boda.
Para ellas,
“el mayor regalo es pedir por el futuro matrimonio para que siempre goce de
felicidad y viva en el amor y en comunión -concluyen-. Que luzca el sol en su
vida matrimonial”.
Santa Clara fue
la primera mujer en fundar una orden religiosa (el año 1212 en Italia) y
escribir una regla monástica.
Actualmente
hay más de 20 mil clarisas en el mundo, según la familia franciscana.
La contemplación es el corazón de su vida, que palpita en la oración y la
fraternidad.
“Nuestra vida
es una contemplación de las profundidades del Amor Trinitario -explican- a
través del cual se aprende el amor a Cristo, el amor entre las mismas Hermanas
y el amor hacia todos los hombres y mujeres del mundo”.
Patricia
Navas
Fuente: Aleteia