Anna Dambska fue internada por la policía secreta soviética en dos campos de trabajos forzados. Allí le pidió al Señor que la dejara vivir para trabajar por la salvación de su patria
Religión Confidencial |
La Editorial
Mercy Press, acaba de publicar en España “Dejaos abrazar por el Amor”, una
"preciosa revelación confiada a una mujer polaca, heroína de la II Guerra
Mundial, y dirigida a toda la humanidad; una paternal y amorosa invitación de
Dios a sus hijos, llamándoles a que le reconozcan, a dejarse amar y salvar por
Él y a que con Él puedan amar al mundo y éste se salve", explica Álvaro
Cárdenas, responsable de la edición del libro.
Se trata de una
ardiente petición dirigida a los hombres y mujeres de hoy, venida de Polonia,
la nación de donde, como reveló Jesús a través de Santa Faustina, brotará la
chispa que preparará al mundo para su segunda venida (Diario, 93).
Anna
Dambska y la salvación de su patria
"En
sentido estricto, el autor de este libro es el Señor, quien se dirige a toda la
humanidad a través de su pequeña secretaria, Anna Dambska, mujer de la nación
polaca que movida por el anhelo del reinado del Corazón de Jesús sobre
su patria, luchó como enfermera del Ejército polaco y en la
resistencia contra el totalitarismo nacionalsocialista", expone
Cárdenas.
En 1944, cuando
el Ejército Rojo ocupó la zona, Anna Dambska fue internada por la policía
secreta soviética (la NKVD), en dos campos de trabajos forzados. Allí
le pidió al Señor que la dejara vivir para trabajar por la salvación de su
patria. Liberada al año de su internamiento, fue diseñadora de moda,
ilustradora de libros y periodista.
La
primera vez que escuchó la voz del Señor
La primera vez
que Anna escuchó la voz del Señor fue en 1967, tras recibir la Sagrada
Comunión. Desde entonces le siguió escuchando. Como afirma ella misma en la
introducción a esta obra, siempre había imaginado a Jesucristo como su amigo
más cercano, pero a pesar su profunda vida cristiana no se sentía amada, sino
como rechazada por Dios.
Todo cambió
cuando se unió a la corriente de la Renovación Carismática durante
un retiro al que asiste en 1977. Allí recibe una palabra del Señor a través de
la persona que lo dirigía, uniéndose desde entonces a esa comunidad. Desde
1982 sus conversaciones con el Señor se volvieron cada vez más frecuentes. En
ellas el Señor le confió muchas enseñanzas sobre cómo cooperar con el
Cielo, sobre la misión de la Iglesia y sobre Polonia.
“Dejaos
abrazar por el amor”
En septiembre
de 1984, Anna le pide al Señor que le dirija algunas palabras para aquellos
que, como ella, buscaban a un Dios vivo y cercano, sin encontrarle. Entonces
Jesús se dirigió a ella diciéndole: “Toma un cuaderno en blanco y escribe...”,
dictándole “Dejaos abrazar por el amor”, título que Anna escogió para este
mensaje dirigido al mundo. Lo escribió del 4 de septiembre de 1984 al 14 de
mayo de 1985. En 1988 fue publicado en Polonia, con permiso de la
autoridad eclesiástica, por la editorial Michalineum.
"Anna,
pues, es coautora de este libro, al acoger con libertad y plena confianza el
mensaje con el que Dios se dirige a toda persona que esté buscando el
sentido y el fin definitivo de su vida. Ella puso por escrito estos
mensajes de Dios, pero permaneció siempre en la sombra. Sus diálogos con el
Señor fueron publicados bajo el pseudónimo de Anna, por lo que su identidad
quedó siempre oculta a sus lectores", señala el responsable de la edición
del libro.
El
misterio del Amor de Dios
Esta obra “nos
muestra el misterio del Amor de Dios, que ha amado al hombre primero, y cuyo
deseo es colmarlo de sus bienes”, como afirma el sacerdote jesuita que
prologa la edición polaca.
“Las palabras
de su título expresan la invitación que Dios hace al hombre a entablar un
diálogo con Él”, continua éste. Pero la voluntad del hombre es libre. La
persona que duda y desconfía puede rechazar la revelación del Amor de Dios, le
puede desobedecer. Dios respeta esta libertad y no la quiere someter con la
realidad de su omnipotencia.
“Él se dirige
con mansedumbre a la libertad de la persona y la invita a responder a su Amor,
permitiéndole establecer en su corazón el Reino de Dios. Si el hombre se hace
amigo de Dios, su voluntad se unirá a la voluntad salvadora de Dios”, sigue
este sacerdote. “De este modo el corazón del hombre se abre a este Amor paterno
con el que Dios abraza a cada uno de sus hijos. Colaborando con Él, practicando
el Amor servicial al prójimo, testimoniará a sus hermanos y hermanas su
encuentro con el Amor de Dios”, constata.
Amado de
un modo infinito e irrevocable
“La lectura de
este libro “Dejaos abrazar por el Amor” nos anima a que nos entreguemos a Dios
y a que nos abramos a la generosidad de sus dones”. “Estoy convencido -concluye
el autor del prólogo-, que quien lo lea se dejará llenar por el Amor de Dios”.
El mismo Señor
le indica a Anna a quien van destinadas sus palabras: “Estas palabras Mías
están dirigidas personalmente a cada persona. Quien las lea será como si fuese
la única persona en la tierra”, comparte Anna en su introducción.
En sus páginas
el Señor sale al encuentro de cada uno de nosotros y nos busca, llamándonos
personalmente a cada uno. Así lo expresa Él mismo, como nos testimonia Anna en
su introducción: “Os llamo, frenando vuestra carrera hacia la muerte, para que
os detengáis por un momento, converséis conmigo y podáis conocerme, para que os
convenzáis por vosotros mismos de quién soy Yo de verdad, para que cada uno de
vosotros sepa que es amado de un modo infinito e irrevocable y que tiene un
amigo que es Dios”.
Desde el
gulag soviético
En su llamada
de amor a los hombres, el Señor no oculta el carácter dramático del tiempo que
atravesamos, y que será cada vez más difícil cuanto más se acerque su Reino de
Amor: “En este momento en que se acercan las más terribles experiencias de la
humanidad, deseo que viváis este tiempo conmigo, pues sólo en Mí encontraréis
apoyo y protección. Yo soy el único que cuida de vosotros y desea salvaros.
Fuera de Mí no tenéis a nadie, a nadie a quien le importe vuestro destino […].
Sin Mí, moriréis”.
“Dejaos abrazar
por el Amor” es, pues, -como afirma el responsable de su edición en español, el
sacerdote de la diócesis de Getafe Álvaro Cárdenas- “la respuesta del Señor a
la petición ardiente que” desde el gulag soviético “le dirigió esta mujer
enamorada de Él, y comprometida profundamente por la salvación temporal y
eterna de su patria y de cada uno de sus hermanos los hombres”. En las palabras
que ella recibe, Dios le dice que quiere que los hombres le conozcamos tal como
es: lleno de amor, de paciencia y de tierna solicitud por cada uno de nosotros.
Al final de
su vida, Anna tuvo la convicción interior de que el Señor había
respondido a los deseos de servicio a su Reino que tan vivamente había
experimentado durante su internamiento en los campos de concentración y de
trabajos forzados comunistas, permitiéndola escuchar y escribir sus palabras,
dirigidas a su nación y a todos los hombres. Murió el 15 de septiembre de 2007,
siendo despedida -como una heroína- con todos los honores militares.
Fuente: Religión Confidencial