El 1 de enero se celebra la 58ª Jornada Mundial de la Paz inspirándose en el Año Jubilar
Cartel de la Jornada Mundial de la Paz. Dominio público |
Desde su establecimiento en 1967 por San
Pablo VI, los papas han utilizado esta jornada para ofrecer reflexiones sobre
diversos temas, tales como las Naciones Unidas, los derechos humanos, la
diplomacia y el desarrollo económico.
El tema elegido para la edición de 2025 tiene una conexión natural con el Año Jubilar, y se inspira especialmente en las encíclicas Laudato si' y Fratelli tutti, con un enfoque particular en los valores de la esperanza y el perdón, elementos centrales del Jubileo. En el mensaje se subraya que el Año Santo es "un tiempo de conversión", que nos invita a promover la reconciliación y la paz, en lugar de condenar.
Desafíos para la humanidad
Cada 1
de enero, con ocasión de la Jornada Mundial de la Paz, el Santo Padre dirige
un mensaje de paz y esperanza a los jefes de Estado y de Gobierno, a
los líderes de las organizaciones internacionales, a los dirigentes religiosos
y a todas las personas de buena voluntad. En 2025, el Papa Francisco subraya la
importancia de la esperanza, un valor también presente en el Año Jubilar, y nos
invita a enfrentar con un corazón lleno de esperanza los numerosos desafíos que
amenazan la humanidad y la creación.
El Papa destaca que, para lograrlo, es necesario confiar en la misericordia de Dios. Al reconocernos como deudores ante Él, redescubrimos que todos somos hijos del mismo Padre, lo que nos une como hermanos y hermanas en la búsqueda de la paz.
Tres puntos para el camino hacia la paz
En su
mensaje, el Papa Francisco propone tres acciones clave para
avanzar por el camino de la paz: la condonación
de la deuda externa, la abolición de la pena de muerte y
la creación de un Fondo Mundial destinado a erradicar el hambre de
manera definitiva.
La
presentación del mensaje tuvo lugar en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, y
comenzó con una intervención del cardenal Michael Czerny, S.J., Prefecto del
Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral (DSDHI).
El
cardenal subrayó la relación entre el mensaje y el Jubileo, calificándolo como
"una oportunidad propicia para fortalecer nuestra fe". Recordó que,
con la fuerza del Espíritu Santo y la misericordia de Dios, somos conducidos a
la salvación, pero destacó que no debemos esperar pasivamente, sino que la
esperanza debe traducirse en acción para enfrentar las injusticias que afectan
al mundo.
A
continuación, la directora ejecutiva de Catholic Mobilizing Network (CMN),
Krisanne Vaillancourt Murphy, intervino para señalar cómo el Santo Padre nos
llama a ser portadores de la justicia misericordiosa de Dios. Se centró en el
llamado de Francisco para abolir la pena de muerte en todos los países, un
compromiso que también comparte CMN, que trabaja para movilizar a los católicos
y personas de buena voluntad para acabar con la pena capital en Estados Unidos.
La pena
de muerte, según explicó, es un "pecado estructural" presente
en al menos 55 países, donde cerca de 28.000 personas esperan en el corredor de
la muerte.
Krisanne
también compartió el testimonio de una familia que, eligiendo el perdón, luchó
para salvar al asesino de su hija de una sentencia de muerte, un acto de
misericordia que representa un compromiso personal en la búsqueda de la paz.
Fuente: ReligiónConfidencial