El pasado sábado 18 de enero, en calidad de jefe de la Casa Gentilicia Feigenblatt -sede de la Unesco en París- el embajador y caballero de la orden del Santo Sepulcro Otto von Feigenblatt recibía a José Luis Rubio Willen como presidente de la Comisión para la beatificación de Isabel la Católica.
En su discurso de presentación de la Comisión ante las autoridades
y personalidades presentes, Rubio Willen agradeció el reconocimiento de la
reina Isabel, a quien vinculó por su “unidad espiritual” con San Luis rey de Francia o
con Fernando III el
santo.
“Isabel ordenó que sus restos reposaran en Granada como San
Fernando escogió Sevilla, y quiso ser enterrada en un humilde sepulcro con el
hábito de San Francisco, imitando a San Luis, rey de Francia, igualmente devoto
del santo de Asís”.
Rubio Willen rescató la sentencia de Ludovico Bruno tras el
fallecimiento la reina de Castilla al afirmar su muerte “en olor de santidad” y respondió a una pregunta
que, según el sacerdote, muchos se hacen también en la Unesco: ¿Por qué aún no es santa?
En opinión del
sacerdote, se trata de procesos normales en el santoral católico, como lo
muestra la canonización de San Isidro casi 500 años después de
su muerte, periodo similar en el caso de Santa Juan de Arco.
“Esa entrega debemos
merecerla, necesitarla y rogarla con nuestro corazón”, explicó antes de
detallar la consideración de la reina como “madre de América y ternura del
indígena”.
“La Virgen María, bajo
la advocación de Guadalupe, se le apareció a Juan Diego, el indio santo, en el
cerro de Tepeyac, en diciembre de 1531. Tan solo 27 años después de morir la
reina. ¡Meditemos esa grandeza! El cristianismo llevado por la reina
era bendecido por Dios y su madre a un indio como Guadalupe”, subrayó.
También incidió en la
edificación de las escuelas palatinas por Isabel como vestigio “salvando las
distancias” de la sede de la Unesco, con el propósito de la formación de
futuros gobernantes y altos funcionarios.
Rubio Willen destacó
como “Isabel fomentó la educación humanista, la formación religiosa, la
educación femenina, las universidades y fundaciones y llevó la religión del
amor, la paz y el perdón a cuantos lugares conquistó o descubrió. Por ello es
un bien cultural inmaterial para la Unesco” mencionó el sacerdote, lo que
explicó a través de ejemplos como la Gramática de Nebrija de
1492 y otras gramáticas y catecismos dirigidos a indígenas en sus propios
idiomas. “Eso reflejaba el esfuerzo de la reina y la Iglesia por evangelizar
a los pueblos indígenas, de forma que serían más libres, cultos,
desarrollados y con convivencias más pacíficas”, agregó.
El sacerdote concluyó
informando del estado de la causa de beatificación de Isabel, constituida el 23
de mayo de 1958 y hoy “totalmente terminado”, así como de las múltiples
iniciativas para difundir la vida y obra de Isabel, como es el recopilatorio
en elaboración de los favores, gracias y testimonios en agradecimiento
a la reina, actualmente en elaboración por la Comisión.
Tras el reconocimiento
de la sede de la Unesco en París en la persona de Otto von Feigenblatt, el
sacerdote ha relatado a Religión en Libertad los aspectos más
destacados del evento.
-¿Cómo recibe la
Comisión y la Archidiócesis este reconocimiento?
La Comisión y
Arzobispado de Valladolid reciben con gran gratitud el reconocimiento de la
Casa Gentilicia Feigenblatt, gran enamorada de la vida de Isabel y su santidad.
Es una manera de llevar a lugares importantes su ejemplo que muy pocos discuten.
La Unesco es, salvando las distancias, una escuela palatina internacional del
siglo XXI.
-¿Cómo percibió el
reconocimiento de la reina Isabel entre los invitados que lo acompañaban?
Había rectores de
diferentes universidades sudamericanas, académicos asiáticos y cargos de
relevancia ocupando diferentes puestos internacionales, lo cual me pareció un
auténtico sueño espiritual el amor que sienten hacía la madre de América.
-¿Qué destacaría de
toda la visita?
Lo principal, poder
decir las verdades no solo de la vida de la reina sino, al estar en Francia,
también de San Luis IX. Las casualidades no existen en estas cosas. Isabel la
Católica, con San Luis Rey de Francia, evoca un contexto histórico y simbólico
más que un evento real. Ambos personajes encarnan el concepto de “rey santo”,
aquel gobernante que gobierna conforme a principios religiosos y de justicia
divina. En el arte y la cultura, su presencia juntos podría simbolizar la
continuidad de estos valores en la monarquía europea.
-En su discurso menciona
algunos de los rasgos y pilares de Isabel como principios de la Unesco. ¿Cómo
se plasma esto en el reconocimiento?
Ya lo dice la placa, “que
su esfuerzo inspire a futuras generaciones de pensadores y
académicos”. Si hoy viviese Isabel, seguramente sería la principal persona en
hacer valer esos principios. Ella durante su reinado, se adelantó en aplicar
los programas que tiene hoy la Unesco:
·
La Unesco busca proteger sitios de importancia cultural o natural. Isabel,
con la Gramática de Antonio Nebrija, extiende el castellano respetando
las lenguas autóctonas indígenas para expandir la religión y la
cultura.
·
La Unesco quiere extender la educación para todos. Isabel, con el derecho
de gentes, fue aún más allá: igualó en un todo a las nuevas razas a
la primera potencia de entonces con una protección especial por las debilidades
del indio y castigando la esclavitud.
·
La Unesco protege la Red Mundial de Reservas de Biosfera como los
ecosistemas naturales y seminaturales más representativos del planeta. Isabel ya
respetó sus tierras, lugares, costumbres, buscando hacer más grande ante Dios
la nueva raza con el mestizaje.
En Isabel, las luces que
existieron son muy superiores a las sombras y esa luz es la que nos
acerca a la luz divina.
Fuente: ReL