En un mensaje publicado ayer martes en su cuenta X @Pontifex, Francisco invita a ponerse «en camino» para no permanecer anclados en la apatía «de una vida plana»
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«Incluso en las
noches más oscuras brilla una estrella. Es la estrella de Jesús, que viene a
cuidar de nuestra frágil humanidad. Caminemos a su encuentro. No dejemos que la
apatía y la resignación nos encierren en la tristeza de una vida
mediocre.#Navidad»
La «estrella de
Jesús», una luz en medio de las debilidades humanas y un horizonte hacia el que
ponerse «en camino» para no expirar en una existencia «mediocre», encerrada en
la tristeza. el Papa vuelve a reflexionar sobre el tiempo de Navidad a através de
un mensaje publicado hoy, 7 de enero, en su cuenta X @Pontifex, con la que
llega a millones de fieles en todo el mundo.
«Soñemos,
busquemos, adoremos»
Francisco se
hace eco de un pasaje de su homilía pronunciada con motivo de la Solemnidad de
la Epifanía de 2022. Ya entonces invitaba a mirar hacia adelante, siguiendo «la
estrella que Dios hace brillar sobre nosotros». «Permanezcamos abiertos a las
sorpresas de Dios. Hermanos y hermanas, soñemos, busquemos, adoremos», las tres
invitaciones dirigidas por el Papa en ese año, que en la homilía de ayer se
detuvo en cambio en las tres características de tal guía, de tal estrella.
«Dios busca a
todos»
«Es luminosa,
es visible para todos y señala un camino». Estas son las tres cualidades. No es
un rayo frío y artificial, «fruto de cálculos y juegos de poder», el que
irradiaba la estrella que guiaba a los Magos, sino una luz «que puede mostrar a
todos el camino de la salvación y de la felicidad: el del amor». Ésta, aseguró
el Papa, «es la única luz que nos hará felices», al señalar un camino abierto
«a cualquiera que levante los ojos al cielo» porque, reiteró Francisco, «Dios
busca a todos, todos».
«En camino»
para no caer en la apatía
La estrella de
Jesús brilla, aún más, «en las noches más oscuras». Las dictadas por la
fragilidad, característica intrínseca de la humanidad, que sin embargo no debe
«encerrarnos». Utiliza este verbo, el Papa, para invitarnos a «ponernos en
camino» y a no caer en la apatía. Su intención de oración del 2021 de noviembre
estaba precisamente dedicada a quienes arrastran un cansancio, un verdadero
agotamiento «espiritual», que se puede afrontar «simplemente escuchando en
silencio, porque no podemos ir y decirle a una persona: "No, la vida no es
así. Escúchame, te daré la receta". No hay receta».
Paciencia en
lugar de resignación
Junto a la
amenaza de la apatía, el Papa añade la de la resignación. Un término sobre el
que había reflexionado en su meditación matutina en la capilla de la Domus
Sanctae Marthae en febrero de 2018, estableciendo un paralelismo con el valor
de la paciencia. «Se equivocan quienes piensan que tener paciencia es llevar la
derrota en la vida, y en lugar de paciencia tienen resignación», había
observado el Papa. Decir «en la lotería de la vida me ha pasado esto y lo llevo
adelante», no es signo de tolerancia sino, efectivamente, de «resignación».
«Abiertos a las
sorpresas de Dios»
Un dualismo que
Francisco también había identificado durante la catequesis de la Audiencia
General del pasado 7 de febrero. Existe -había observado- una tristeza
«amistosa», comparable a la experimentada por el hijo pródigo que, habiendo
tocado «fondo», vuelve «en sí mismo y decide regresar a casa». Pero existe
también una melancolía que endurece el corazón, una «enfermedad del alma»,
ligada a «la experiencia de la pérdida». «Cuando esto sucede -había añadido el
Papa- es como si el corazón del hombre cayera en un precipicio». Una caída que
corre el riesgo de conducir a un consiguiente aplanamiento de la existencia. El
antídoto ofrecido por Francisco es una sana «inquietud» que haga permanecer
«abiertos a las sorpresas de Dios».
Edoardo Giribaldi
Ciudad del Vaticano
Fuente: Vatican News