El Papa Francisco nos invita a "primerear", ser los primeros en amar, aunque ello implique riesgos y cansancio, porque en el amor está la verdadera recompensa
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Amar no es
fácil y, muchas veces, cansa. Nos encontramos siendo quienes siempre toman la
iniciativa, quienes dan sin esperar recibir, quienes cuidan sin ser cuidados.
Sin embargo, este esfuerzo constante es lo que da sentido a la vida y lo que
nos prepara para el examen final: ¿cuánto has de primerear en el amor?
¿Amar cansa?
Muchas veces
nos cansamos. Nos cansamos de ser quienes siempre llaman para quedar, de ser
quienes recuerdan los cumpleaños, quienes crean el grupo de WhatsApp para un
regalo, quienes invitan pero rara vez son invitados.
Es curioso
cómo, a menudo, las personas que están pendientes de los demás son las que no
se quejan, las que dan sin esperar recibir. Y quizás, por esa misma razón, a
veces no se acuerdan de llamarles para una fiesta o para incluirlos en sus
planes.
Si te
identificas con ese grupo de personas, ¡enhorabuena!, porque querer cansa; si
estás cansado, significa que te estás esforzando en la asignatura del
amor.
No debemos
olvidar que nos examinarán del amor que hemos dado: esa sonrisa sin ganas, ese
saludo cariñoso, ese estar pendiente. Es importante tener presente que el amor
que recibimos no nos dará ningún punto en la nota final. No te evaluarán por el
amor que tengas, sino por el que hayas dado.
Así que no te
canses. ¿Hay una recompensa mayor, aunque no la veas de inmediato? Que no
recibas feedback de llamadas, invitaciones o felicitaciones no debe cambiar tu
forma de actuar. Sigue adelante con tu hoja de ruta, porque estás en el camino
correcto.
Sé el
primero en amar
El Papa
Francisco nos recuerda que debemos ser los primeros en amar. Nos invita a
“primerear”. En su primera exhortación apostólica Evangelium Gaudium (La
alegría del Evangelio, 2013), introduce el verbo “primerear”, que emplea con el
significado de ‘tomar la iniciativa’, ‘adelantarse’ en la tarea evangelizadora
y de apostolado que a todos nos toca desempeñar en el mundo actual.
Se trata de un
neologismo o palabra nueva que el Papa ha creado a partir de la unión del
adjetivo “primer” con el sufijo “-ear”.
El sufijo
“-ear” presenta distintos valores. Cuando se une a sustantivos y verbos
significa ‘movimiento continuo’ o ‘hacer algo reiteradamente’: bracear,
teclear, golpetear, olisquear. Cuando acompaña a adjetivos, por lo general, se
refiere a ‘comportarse como’ o ‘tener la actitud de’, y ese es el caso de
primerear.
"Atrevámonos
un poco más a primerear", señala el Papa Francisco; es decir, a ser los
primeros en comprometernos en la 'dulce y confortadora alegría de evangelizar',
de ser 'discípulos misioneros que primerean, que se involucran, que acompañan, que
fructifican y festejan' la alegría de dar a conocer a Cristo en todos los
ambientes.
Eso implica ser
los primeros en regalar una sonrisa, en saludar, en preguntar '¿cómo estás?',
en regar la vida de los demás con amabilidad.
Primerear en
el amor, además de cansado, conlleva riesgos
Es verdad,
corres el riesgo de parecer el "tonto del pueblo", el que paga todas
las fantas, el que parece necesitar amigos desesperadamente. Pero, ¿qué importa
eso cuando sabes de quién te has fiado? Nosotros sabemos bien cuál es la
pregunta del examen final: "¿Cuánto has amado?".
¿Por qué no
aspirar a ser los primeros de la clase en esta asignatura? No nos cansemos de
ser pioneros en amar, en disparar cariño, en sembrar bondad, incluso cuando
estamos agotados o cuando simplemente no nos apetezca. Porque al final, ese
esfuerzo constante y generoso será lo que nos evalúen. Nos examinarán del amor.
Y aunque
sintamos muchas veces que solo nosotros primereamos, también debemos recordar
que muchas veces somos nosotros quienes no le damos a Dios el feedback de su
cariño, de sus alientos, de sus gentilezas. El Señor nos primerea. Él ya nos
está esperando.
Mar Dorrio
Fuente: Aleteia