COMENTARIO AL EVANGELIO DE NUESTRO OBISPO D. JESÚS VIDAL: «POR TI, ES LO QUE ES»

Rezando estos días con el himno de nuestra patrona, la Virgen de la Fuencisla, me he encontrado con una estrofa que me da pie a presentarme en esta primera carta como vuestro obispo.

Cofradía Virgen de la Fuencisla. Dominio público
Dice así: «Por ti, Segovia vive y confía, / reza y espera, ama y ansía; / por ti, es lo que es». Uno de los rasgos definitorios que más he oído estos días, en los que han sido muchos los que me han hablado de Segovia, es la nobleza de sus gentes. Y creo que esta estrofa recoge bien lo que esta nobleza significa.

La nobleza no reside principalmente en tener una alta cuna o una cuenta corriente desbordante. Consiste, en cambio, en ser precisamente lo que uno es, sin renegar de las propias raíces, apuntando siempre a crecer hacia lo alto, hacia aquello para lo que hemos sido creados. Y de la misma forma quiero presentarme a todos vosotros, creyentes y no creyentes, que podáis leer estas líneas y de quienes a partir de ahora voy a ser, como obispo, vecino y conciudadano.

Quiero presentarme tal como soy, sin mucho artificio. Y para eso, qué mejor ayuda que la de la Virgen María, la Madre de Jesús y Nuestra Madre, a quien me confío desde el principio, pues siempre ha sido eso para mí, Madre, y me ha sostenido en aquello que el Señor y su Iglesia me iban pidiendo. Puedo así decir que, con María, soy lo que soy. Vaya por delante que no me tengo por una persona especialmente brillante, ni en los estudios, ni en las capacidades sociales.

Me gusta mucho releer de vez en cuando una carta que me escribió una buena amiga cuando se hizo público, hace ya siete años, mi nombramiento de obispo. En ella me decía que se alegraba mucho de mi elección, pero que no se explicaba muy bien cuál era la razón por la que me habían elegido precisamente a mí, pues era un simple sacerdote.

Como buena amiga, que me quiere y me conoce bien, me definía con claridad meridiana: «No eres -decía ella- el más listo, ni el más elocuente, ni el más extrovertido, carismático o gracioso de todos los sacerdotes. Eres una persona normal y con capacidades normales». (Pensamos muchas veces que los obispos tienen que ser personas con cualidades extraordinarias).

Y se preguntaba a continuación, cómo es que entonces me habían nombrado obispo a mí. Y me dio una clave que me ha ayudado mucho desde entonces y que es lo que, creo, puedo principalmente ofreceros como nuevo obispo: «siempre has sido fiel y dócil a Cristo en el camino que nos conduce hacia Él». Ya me gustaría a mí que esto fuera realmente así, pero es ciertamente lo que más deseo.

Dice san Agustín, hablando de sí mismo a los fieles de Cartago que «todo hombre es débil. Y cualquiera que está al frente de vosotros, ¿qué es sino lo mismo que vosotros? Lleva el peso de la carne, es mortal, come duerme, se levanta; nació y morirá (…) Esto es lo primero que he aprendido en la Iglesia católica: a no poner mi esperanza en el hombre». Por eso no es en mí, ni en mis capacidades humanas en quien pongo mi confianza, sino en Jesucristo y en vuestra misericordia y oración por mí.

Espero que en el tiempo que el Señor nos regale para caminar juntos, y que empezamos en año jubilar, esta sea nuestra esperanza: Jesucristo. Él nace para todos, y por eso todos podemos participar de la alegría de su nacimiento. Como dice la estrofa del himno, por María, con vosotros, segovianos, quiero vivir y confiar, rezar y esperar, amar y ansiar. Por María quiero ser lo que soy, y nada más que lo que soy, un hijo de Dios que se quiere alegrar con vuestras alegrías y esperanzas y llorar con vuestras penas y angustias. Me atrevo a pediros a todos que recéis una oración a la Virgen de la Fuencisla por mí.

+ Jesús Vidal

Obispo de Segovia. 

Fuente: Diócesis de Segovia