La Agencia Fides, órgano de información de las Obras Misionales Pontificias (OMP), ha detallado las circunstancias de la muerte violenta en 2024 de 13 misioneros y agentes de pastoral, de los cuales ocho eran sacerdotes y cinco laicos, todos varones.
Crucifijo. | Crédito: Pixabay. Dominio público |
En este sentido, se subraya que no se emplea el término
“mártires” salvo en su sentido etimológico de “testigos”, sin perjuicio de lo
que la Iglesia Católica pueda establecer sobre cada uno de los casos en
particular.
De los 13, seis se encontraban en África, 5 en América y 2 en
Europa en el momento de su muerte.
Tal y como se afirma en el informe de Fides, “las circunstancias
de sus muertes revelan que no fueron asesinados por llevar a cabo obras o
compromisos particularmente llamativos, sino por dar testimonio de su fe en la
cotidianidad de la vida diaria”.
“Sus labores pastorales se desarrollaban no solo en contextos
marcados por la violencia y los conflictos, sino también en escenarios
aparentemente más tranquilos”, se añade.
De los seis asesinatos registrados en África, dos tuvieron lugar
en Burkina Faso. El voluntario François Kabore, que dirigía un grupo de oración
en una comunidad local, falleció durante el asalto de un grupo yihadista en
febrero.
En el mes de abril, el catequista Edouard Yougbare fue
secuestrado y asesinado por un grupo armado cuando iba a buscar su burro.
En Camerún, el sacerdote togolés Christophe Komla Badjougou fue
asesinado a tiros en el curso de un atraco callejero a las puertas de la casa
de los Misioneros del Inmaculado Corazón de María en la capital, Yaundé.
Edmond Bahati Monja, coordinador de Radio Maria en Goma
(República Democrática del Congo) fue asesinado a tiros cerca de su domicilio,
hecho que puede estar relacionado a sus investigaciones sobre la violencia
desatada por diversos grupos armados en la región.
Dos sacerdotes fueron asesinados en menos de un mes en
Sudáfrica. El primero fue el P. William Bunda, de origen zambiano y miembro de
la Sociedad de Misiones Extranjeras de San Patricio, quien fue tiroteado cuando
se disponía a celebrar la misa en la Catedral de Tzaneen.
El segundo fue el P. Paul Tatum religioso de la Congregación de
los Sagrada Estigmas de Nuestro Señor Jesucristo, quien recibió un disparo en
la nuca mientras se encontraba en su coche en Pretoria.
En el continente americano, Colombia
vivió el asesinato de un
párroco, P. Ramón Arturo Montejo, durante un atraco. En Ecuador
fue hallado, tras cuatro días de denunciada su desaparición, el cuerpo del P.
Fabián Enrique Arcos. Se sospecha que fue víctima de un robo, según las
investigaciones oficiales.
En Honduras fue asesinado a tiros el coordinador de la pastoral
social de la Diócesis de Trujillo, Juan Antonio López, casado y con dos hijas,
tras participar en una Misa, 24 horas después de denunciar en una rueda de
prensa vínculos entre políticos locales y el crimen organizado. El Papa
Francisco denunció este asesinato.
En México se lamentó el pasado mes de octubre la muerte violenta
del P. Marcelo Pérez, párroco en San Cristóbal de las Casas, quien recibió disparos
tras celebrar la Eucaristía por dos sicarios en moto.
En Brasil, fue asesinado Steve Maguerith Chaves, laico casado,
padre de una niña de seis años que colaboraba con la parroquia de Nuestra
Señora de la Cabeza, quine fue atacado cuando se dirigía a Misa. Pese a que
intentó escapar, fue alcanzado por una bala en la cabeza.
El informe de Fides constata la muerte
de dos sacerdotes más en Europa. Se trata del fraile franciscano español Juan
Antonio Llorente, muerto tras un
ataque a golpes en el Monasterio de Gilet y del polaco P.
Lech Lachowicz, quien falleció tras siete días de agonía tras ser atacado con
un hacha con el objetivo de atracarle en su casa parroquial.
En los últimos 25 años han sido asesinados 608 misioneros y
agentes de pastoral.
Por Nicolás de Cárdenas
Fuente: ACI