El sacerdote Gaietà Clausellas y el laico y padre de once hijos, Antoni Tort, han sido declarados beatos este sábado en una celebración presidida por el cardenal Semeraro
Foto: @esglesiabcn |
La basílica de
la Sagrada Familia de Barcelona ha sido escenario de una solemne ceremonia en
la que se han declarado beatos Gaietà Clausellas y Antoni Tort, dos mártires
que dieron su vida por la fe durante la persecución religiosa de 1936. El acto,
que ha tenido lugar este sábado, ha reunido a cerca de 2.000 personas y ha
estado presidida por el cardenal Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio de los Santos.
Según ha
informado la archidiócesis
de Barcelona, a la ceremonia han asistido fieles de las diócesis de
Barcelona y Terrassa, junto a numerosos presbíteros, diáconos y seminaristas.
También han estado presentes el cardenal Juan José Omella, arzobispo de
Barcelona, y Salvador Cristau, obispo de Terrassa, quienes han concelebrado
junto a otros prelados, como el nuncio apostólico Bernardito Auza, el arzobispo
de Tarragona, Joan Planellas, y el obispo de Girona, Fray Octavi Vilà.
Durante la
celebración se han recordado los testimonios de fe de estos dos Siervos de Dios
que han pasado a ser beatos, cuyas vidas han estado marcadas por el compromiso
con los más pobres y su valentía ante la persecución religiosa del momento.
Así, el arzobispo de Barcelona ha afirmado que el testimonio de estos dos
mártires se suma al de aquellos que «afrontaron la persecución religiosa y la
muerte con valentía y esperanza, perdonando a sus asesinos».
Gaietà
Clausellas era sacerdote diocesano y nació en 1863 en la ciudad catalana
de Sabadell. Ingresó en el seminario de Barcelona y recibió la ordenación
sacerdotal en 1888. Murió entregando la vida el 14 de agosto de 1936 en la
localidad de Matadepera y sus restos mortales reposan en la capilla de
la Virgen de Montserrat de la parroquia de San Félix de Sabadell.
Por su parte,
Antoni Tort era un laico de 41 años, padre de once hijos y joyero de profesión.
Nació en Monistrol de Montserrat (Barcelona) en 1895. Era conocido por su
devoción a la Eucaristía y a la Virgen, y durante la persecución religiosa no
dudó en acoger al entonces obispo de Barcelona, Manuel Irurita, a su
sobrino sacerdote y a cuatro religiosas carmelitas de la caridad. Por este acto
fue arrestado junto a Irurita y otros compañeros, siendo
conducidos por la noche al cementerio barcelonés de Moncada para ser
fusilados.
Antes de
finalizar la beatificación, el cardenal Omella ha pronunciado unas palabras en
nombre del arzobispado de Barcelona y del obispado de Terrassa en las que ha
agradecido al Santo Padre la carta apostólica en la que certifica estas
beatificaciones. «La Iglesia de Dios que peregrina en Barcelona y en Terrassa,
unida a los familiares de los mártires y a toda la Asamblea, dan gracias al
sucesor del apóstol san Pedro, su Santidad el Papa Francisco, por la
beatificación de estos mártires que derramaron su sangre en defensa de la fe»,
ha agradecido el arzobispo. «Que el regalo de estos dos nuevos beatos ilumine
nuestro camino como sacerdotes y laicos, particularmente como esposos y padres
de familia».
Ester Medina
Fuente: Alfa y Omega