Nueva publicación de la Asociación Internacional de Exorcistas busca concienciar sobre los riesgos espirituales de Halloween
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Screenshot website ©Asociación Internacional de Exorcistas |
En su obra «El
oscuro encanto de Halloween», Bamonte explora cómo esta celebración ha
evolucionado de sus raíces paganas hacia una festividad comercial y secular. A
lo largo del texto, destaca la necesidad de reconocer los simbolismos oscuros
que rodean a Halloween, vinculándola con el ocultismo y el satanismo.
En un libro
reciente, el exorcista Francesco Bamonte, vicepresidente de la Asociación
Internacional de Exorcistas (AIE), expone argumentos desde la razón y la fe que
alertan sobre Halloween, una festividad de origen pagano que ha sido promovida
ampliamente por el comercio y valorada entre los satanistas.
«Halloween está
lleno de simbolismos relacionados con el mundo del horror, la muerte, el
ocultismo y lo demoníaco», explica Bamonte en la presentación de su obra «El
oscuro encanto de Halloween».
La publicación
responde a preguntas formuladas por Alberto Castaldini, portavoz de la AIE,
quien recoge las respuestas del sacerdote Bamonte. Con un estilo dinámico y una
extensa base de datos, el libro se propone como una herramienta útil para
familias, educadores y sacerdotes. Además de su valor espiritual y su contenido
histórico-cultural, la obra pretende ser un recurso para la pastoral de laicos
y sacerdotes y para el ámbito educativo en general.
Según los
autores, los datos presentados en el texto buscan hacer reflexionar a quienes
consideran Halloween una celebración inofensiva o simplemente secular. Esta
festividad, argumentan, es en realidad el resurgimiento de un antiguo ritual
religioso pagano: el festival celta de Samhain, donde, entre finales de octubre
y principios de noviembre, se realizaban ritos mágicos y sacrificios de
animales, e incluso, posiblemente, de seres humanos.
En la
presentación de su nuevo libro, el padre Bamonte rememora el proceso de
cristianización en las Islas Británicas, lugar de origen de esta festividad de
raíces paganas. Con la llegada del cristianismo, la solemnidad de Todos los
Santos se estableció como la celebración principal, manteniendo solo algunos
elementos de las antiguas costumbres, ahora dotados de un enfoque salvífico y
renovador. Sin embargo, en Estados Unidos, la reinterpretación de esta
tradición transformó Halloween en una fiesta de consumo, vaciándola
progresivamente de su contenido religioso.
Así, «Halloween
se encontró enraizado en la magia, el horror y la muerte», en contraste con el
cristianismo, que se apoya en un Dios que, a través de Cristo, otorga
serenidad, esperanza, paz y alegría, incluso en los momentos difíciles de la
vida.
El padre
Bamonte también destaca que «la celebración de Halloween hoy en día parece
estar estrechamente relacionada con realidades oscuras y sombrías como la
brujería y el satanismo». Menciona, por ejemplo, el movimiento neopagano Wicca,
que celebra el Samhain —considerado el inicio de su año nuevo de brujería— en
la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre. Además, Halloween representa para
los satanistas su celebración principal y el comienzo de su año satánico, lo
que convierte a esta fecha en un fenómeno inquietante.
Para Bamonte,
esto «constituye un peligro real porque, incluso si quienes lo hacen no tienen
la intención de celebrar la brujería y el diablo, de hecho, se ponen en
comunión con esta corriente espiritual maligna, con este flujo oscuro y dañino
por el que, sin darse cuenta, están envueltos como por un aura de oscuridad, en
consecuencia, volviéndose más vulnerable a la acción ordinaria y extraordinaria
del demonio, con todas las consecuencias perjudiciales que conllevan para su
vida. Los exorcistas conocemos bien estas situaciones de sufrimiento», alerta
el sacerdote.
Frente a este
panorama, el exorcista sugiere una alternativa para contrarrestar la influencia
de Halloween. Asegura que «necesitamos fomentar todo lo que sea alternativo a
Halloween, realzando el verdadero significado de la fiesta de Todos los Santos,
como hacen muchos sacerdotes…».
En su opinión,
es fundamental explicar a niños y adultos, tanto en los días previos al 31 de
octubre como en la homilía de las misas del 31 de octubre y el 1 de noviembre,
la comunión espiritual que nos une a los santos y a nuestros seres queridos
difuntos, ayudando así a identificar lo que es inofensivo y lo que no lo es.
Fuente: PortaLuz/InfoCatólica