Al sostener hoy un encuentro con personas atendidas por organizaciones benéficas, en la sede de la Conferencia Episcopal de Indonesia, el Papa Francisco aseguró que todos estamos “llamados a convertirnos juntos en campeones del amor en la gran Olimpiada de la vida”.
El Papa Francisco bendice a personas atendidas por organizaciones benéficas. Crédito: Daniel Ibáñez / EWTN News |
Una
vez en la sede del Episcopado de Indonesia, el Papa escuchó el testimonio de
Mimi Lusli y Mikail Andrew Nathaniel, personas con discapacidad que reciben el
acompañamiento de la Iglesia Católica en el país.
Jesús, “faro de esperanza”
Mimi
le relató que “perdí la vista a los 17 años” y, “como joven católica, encontré
consuelo en el Vía Crucis. Aquí fue donde conocí a Jesús. Él no me abandonó,
sino que me enseñó a navegar la vida sin mi vista física”.
“Jesús,
nuestro faro de esperanza, siempre ha apoyado las necesidades de las personas
con discapacidad”, dijo, asegurando que “creo firmemente que Dios creó a los
humanos con habilidades únicas para enriquecer la diversidad de nuestro mundo,
y la discapacidad es solo uno de estos aspectos únicos”.
Para
Mimi, “el papel de la Iglesia es crucial para garantizar la dignidad de la
persona humana. Debemos asumir la responsabilidad y apoyar activamente los
derechos de los discapacitados”.
Por
su parte, Andrew, de 18 años, compartió con el Santo Padre que fue
diagnosticado con “un trastorno leve del espectro autista y ahora me han
diagnosticado con una discapacidad intelectual leve. Voy a terapia para que mi
cuerpo y mi cerebro funcionen correctamente”.
“Mis
padres me aman incondicionalmente. Me proporcionan el mejor terapeuta y experto
de la ciudad”, dijo, destacando luego que ha sido “seleccionado como el
contingente del este de Yakarta para los Juegos Paralímpicos de Natación”.
“Quiero
ser una persona independiente, así que comencé un curso de barista y clases de
guitarra y batería”, añadió. Luego agradeció al Papa Francisco “por escuchar mi
historia, por visitarnos y bendecirnos a todos. Por favor bendiga a mis
maravillosos padres y a todos los padres con hijos especiales, en todo el
mundo”.
Cada uno es único a los ojos de Dios
Tras
escuchar los testimonios, el Papa expresó su agradecimiento y felicitación a
Mimi y Andrew. “Y en este sentido quiero subrayar que estoy totalmente de
acuerdo con lo que dijo Mimi: Dios creó seres humanos con capacidades únicas
para enriquecer la diversidad de nuestro mundo”.
El
Santo Padre señaló que “afrontar las dificultades juntos, dando lo mejor de
nosotros, cada uno aportando su contribución única, nos enriquece y nos ayuda a
descubrir día a día cuánto vale nuestro estar juntos, en el mundo, en la
Iglesia, en la familia”.
“Todos
nos necesitamos unos a otros y esto no es malo: nos ayuda, de hecho, a
comprender cada vez mejor que el amor es lo más importante en nuestra
existencia, a darnos cuenta de cuántas personas buenas hay a nuestro
alrededor”.
“Luego
nos recuerda cuánto nos ama el Señor a todos, más allá de cualquier límite y
dificultad. Cada uno de nosotros es único a sus ojos, a los ojos del Señor, y
Él nunca nos olvida: nunca. Recordémoslo para mantener viva nuestra esperanza y
comprometernos, sin cansarnos jamás, a hacer de nuestra vida un regalo para los
demás”, expresó.
Al concluir
el encuentro, el Santo Padre dio su bendición a los presentes, dio un trazo
inicial a una pintura y firmó la placa de mármol de la sede de la Conferencia
Episcopal de Indonesia.
De acuerdo
a la Oficina de Prensa del Vaticano, el Papa Francisco obsequió al Episcopado
una imagen de la Virgen María conocida como “Portaitissa”, que muestra a la Madre
de Dios sosteniendo al bebé Jesús, en una obra que la tradición considera que
fue pintada por San Lucas Evangelista.
Por David
Ramos
Fuente: ACI