El seleccionador nacional, que ganó la Eurocopa en julio, habla sin tapujos de su fe, un aspecto que, asegura, es fundamental en su vida
![]() |
Foto: EFE/Chema Moya. Dominio público |
Claro. No tienes más que vivir con la misma normalidad que manifiestan los que
piensan y mantienen la postura contraria. Es decir, parece que la sociedad
tiene normalizada la increencia y que tener una postura distinta no es normal.
Pues sí lo es. Yo he elegido otra postura y cuando corresponde o se me
pregunta, simplemente reconozco mis valores, mis principios y mis creencias,
que representan un aspecto muy importante de mi vida y de mi comportamiento
diario. Hay que quitar la etiqueta de extraordinario a algo que no lo es. Para
mí es ordinario creer en Dios y también respetar al que decide pensar de otra
manera.
¿El mundo del fútbol también
puede ser un lugar de encuentro con Dios?
Yo creo que Dios está en todos los sitios, también en el mundo del fútbol, así
que cualquier lugar es bueno para tener una relación con Él. A mí el Señor me
da paz, me da seguridad, calma, tranquilidad y confianza. Y todo eso,
evidentemente, lo traslado a cualquier relación social que tengo en mi vida,
pero también en mi ocupación profesional. Dios me da una gran seguridad a la
hora de acometer cualquier proyecto, ya sea de carácter personal, social o
laboral.
¿De dónde le viene la fe?
Todo tiene un origen y el de mi fe se encuentra, evidentemente, en mi casa.
Somos una familia religiosa. Aunque, más tarde, la asumí personalmente después
de un proceso de reflexión. Con la libertad que tengo para elegir una opción de
vida u otra, en un momento dado yo decidí seguir este camino. Opté por creer en
Dios y ser católico, pero, insisto, dentro de esa libertad que tenemos todos en
el ámbito de las creencias.
¿Se ha encontrado alguna puerta
cerrada o alguna mala cara por sus convicciones personales?
No; todo lo contrario. Y si así hubiera sido, la hubiera dado por bien cerrada.
A mí solamente me interesa la gente que respeta a los demás y que acepta, con
normalidad, la opción de vida que cada uno, con su libertad personal, ha
elegido. Ese es el mundo en el que yo me muevo, repleto de personas que,
independientemente de sus creencias, saben aceptar al que tiene enfrente. Los
demás no me interesan.
Son muchos los miembros de la
Roja que han hablado de su fe de una forma u otra. Jesús
Navas, Rodri, usted… ¿Esta fe común salió a relucir en el vestuario
en algún momento de la Eurocopa?
Somos personas discretas que vivimos nuestras creencias de manera íntima y
privada, aunque cuando corresponde hacerlo de manera pública, no tenemos ningún
problema. Es la normalidad de la que te hablaba antes. A mí no me cuesta nada
hablar de mis principios y creencias religiosas porque son parte de mi vida y
las vivo con absoluta cotidianidad. Es cierto que hay mucha gente, diría que
muchísima más de la que pensamos, que está un poco condicionada por la sociedad
actual y que no se atreve a hablar públicamente de su fe. Pero creo que si
somos capaces de que cale el respeto, dentro de la diversidad contemporánea,
poco a poco esa gente será capaz de vivir con naturalidad su fe.
Se hizo viral una foto suya
rezando ante el Cristo
de la Expiración, el
Cachorro, y el arzobispo de Sevilla le invitó a visitar juntos
la imagen. ¿Se ha podido concretar esta visita?
Todavía no, pero estoy encantado de poder conocer al arzobispo más adelante y
aceptar su invitación. Lo que pasa es que, de momento, no he tenido
oportunidad. Mi agenda actualmente está repleta de compromisos de todo tipo y
no doy abasto. También recibí unas palabras del arzobispo de Madrid. La verdad
es que agradezco mucho tantas muestras de cariño.
Por cierto, enhorabuena por la
Eurocopa, entrenador. No sé si se le habrá olvidado ya esta gesta deportiva.
¿Cómo la vivió usted?
¡¿Cómo la voy a olvidar? Eso nunca! La viví con emoción, con orgullo, con la
satisfacción de recoger los frutos de un trabajo que llevábamos mucho tiempo
preparando. Ver el objetivo cumplido es magnífico, es algo histórico. También
me llena de orgullo cómo lo hemos conseguido, con un grupo de jugadores
implicadísimos, muy cohesionados, y un grupo de colaboradores, de todos los
departamentos y a todos los niveles, totalmente involucrados. Hemos creado una
familia.
Habla del valor del trabajo.
¿Esa ha sido la clave para conseguir la victoria?
Por supuesto. Aquí todo es fruto del trabajo y no de la suerte. La suerte es
otra cosa, es comprar un décimo de lotería y que te toque. Lo nuestro es el
trabajo. Cuanto más trabajo, más suerte tengo. Esa es una máxima que me he
aplicado en la vida, que me enseñaron mis padres y que trato de transmitírsela
a toda la gente con la que trabajo.
José Calderero de Aldecoa
Fuente: Alfa y Omega