Son muchos los santos que han insistido en que el buen humor es característico del cristiano y el mismo Papa Francisco afirma que "un cristiano triste es un triste cristiano".
![]() |
San Juan Pablo II. Dominio público |
El
Santo Padre no es el único consciente de la importancia de la alegría. A lo
largo de la historia, muchos santos han resaltado que el buen humor es una gran
virtud, característica del cristiano.
Tanto
es así, que santo Tomás Moro escribió una oración para pedirle al Señor que le
concediera el hábito de tomarse las cosas a bien: “Concédeme, Señor, una buena
digestión, y también algo que digerir. Concédeme la salud del cuerpo, con el
buen humor necesario para mantenerla. Dame, Señor, un alma santa que sepa
aprovechar lo que es bueno y puro, para que no se asuste ante el pecado, sino
que encuentre el modo de poner las cosas de nuevo en orden. Concédeme un alma
que no conozca el aburrimiento, las murmuraciones, los suspiros y los lamentos
y no permitas que sufra excesivamente por ese ser tan dominante que se llama:
‘Yo’. Dame, Señor, el sentido del humor. Concédeme la gracia de comprender las
bromas, para que conozca en la vida un poco de alegría y pueda comunicársela a
los demás”.
Buen
humor y evangelización
Una
comunicación que, san Josemaría Escrivá sabía bien, es esencial para la
evangelización. Por ello, en el punto 661 de “Camino” escribió: “Caras largas…,
modales bruscos…, facha ridícula…, aire antipático: ¿Así esperas animar a los
demás a seguir a Cristo?”. Tarea difícil, desde luego. Lo mismo opina el Papa
Francisco, quien afirma que “un cristiano triste es un triste cristiano”.
Sin
embargo, es importante notar que el buen humor no equivale a ingenuidad. Esto
es algo que Gilbert Keith Chesterton sabía bien, tal como demuestran sus textos.
Los escritos del autor inglés están llenos de sentido común, una fina ironía y
un buen humor que arrollan al lector. ¿Defender la fe? Por supuesto, pero sin
perder la sonrisa.
Otro
gran ejemplo de ello es san Juan Pablo II, a quien le encantaba reír. Joaquín
Navarro-Valls, que estuvo muy cerca de él, destacó muchas veces el buen humor
del Papa, no a pesar de todo, sino con todo. El Pontífice polaco también
destacó en una audiencia general “la capacidad de convertir en una alegre
sonrisa, en la medida y modo convenientes, las cosas oídas y vistas”, como
predicaba santo Tomás de Aquino.
Buen
humor, cosa de santos
El
Papa Francisco, en la encíclica “Gaudete et exsultate”, afirma que “el santo es
capaz de vivir con alegría y sentido del humor. Sin perder el realismo, ilumina
a los demás con un espíritu positivo y esperanzado”.
Puede
decirse, por tanto, que el buen humor es cosa de santos, una virtud que nos
acerca un poco más al Cielo y permite hacer realidad las palabras de san Pablo
en su carta a los Filipenses: “Alegraos siempre en el Señor; os lo repito,
alegraos”.
Paloma López Campos
Fuente: Omnes