Espero que, mientras agradecen a Dios por el desarrollo de la Orden, especialmente en las Iglesias jóvenes, aprovechen la oportunidad de este intercambio para considerar lo que el Señor les pide”, instó el Pontífice, quien eligió el nombre papal en honor a San Francisco de Asís.
La primera dimensión, la fraternidad, se destaca como el pilar
del carisma franciscano. “El lema de su Capítulo es: 'El Señor me dio hermanos
para salir al mundo'”, recordó el Papa, citando la Regla Bulada de San
Francisco. Esta fraternidad “se refiere a la experiencia de Francisco,
subrayando que la misión, según su carisma, surge de la fraternidad para
promover la fraternidad”, continuó.
El Santo Padre sostiene que la fraternidad no es simplemente un
medio para un fin, sino un objetivo en sí misma, una “mística de la
colaboración” que requiere salir de uno mismo para hacer de su propia unicidad
un don para los demás.
En un discurso dirigido a los participantes del 86° Capítulo
General de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, el Papa Francisco
destacó este sábado tres dimensiones fundamentales de la espiritualidad
franciscana.
Según señaló Francisco a los frailes que visitaron la Sala
Clementina del Vaticano este 31 de agosto, incluyendo al Ministro General, el
Hermano Roberto Genuin, estas dimensiones que guían el discernimiento y el
apostolado misionero de la Orden son: la fraternidad, la disponibilidad y el compromiso
con la paz.
“En el plan de Dios, nadie puede considerarse una isla, sino que
cada persona está en relación con los demás para crecer en el amor, saliendo de
sí misma y haciendo de su propia unicidad un don para sus hermanos y hermanas”,
afirmó Francisco.
La disponibilidad es la segunda dimensión destacada por el Papa
Francisco. En su alocución, elogió a los capuchinos por su disposición “a ir
donde nadie más quiere ir”, demostrando que "lo más importante en la vida
es la caridad" y que vale la pena "esforzarse por gastar su
existencia" en esta misión.
El Papa destacó la importancia de ser "sencillos, libres y
dispuestos, listos para dejar todo para estar presentes donde el Señor los
llame, sin buscar reconocimiento ni hacer demandas".
“Su disponibilidad para involucrarse en persona en las
necesidades de sus hermanos y para decir, con humilde valentía, “¡Aquí estoy!
¡Envíame!” (Is 6:8) es un don carismático que debe ser valorado y cultivado.
Traten de ser siempre así: sencillos, libres y dispuestos, listos para dejar
todo (cf. Mc 1:18) para estar presentes donde el Señor los llame, sin buscar
reconocimiento ni hacer demandas, con el corazón y los brazos abiertos. Y esta
será su pobreza”, agregó.
Finalmente, el Papa Francisco subrayó la importancia del
compromiso con la paz, recordando cómo los capuchinos han sido históricamente
"artífices de paz, capaces de crear oportunidades de encuentro, de mediar
en la resolución de conflictos, de reunir a las personas y de promover una
cultura de reconciliación, incluso en las situaciones más difíciles”.
"Sean pacíficos", exhortó el Papa, recordando el
ejemplo de San Francisco, quien se convirtió en "portador de perdón,
dispensador de amor y promotor de reconciliación".
El Santo Padre insistió en que la verdadera paz comienza con la
cercanía a los más pobres y marginados, “sin excluir nunca a nadie”, siguiendo
el ejemplo de San Francisco, que encontró a Cristo en los leprosos y, desde ese
encuentro, se convirtió en un hombre de paz.
“Y ustedes deben ser así, hombres de amor, de perdón, de
reconciliación. Es la fe la que lo ha hecho en tantas ocasiones un instrumento
de paz en la mano de Dios, y para él, como para nosotros, la fe ha tenido y
siempre tendrá un vínculo vital con la cercanía a los más pequeños, no lo
olvidemos (cf. Exhortación Apostólica Evangelii gaudium, 49)”, acotó.
El Papa concluyó su discurso alentando a los
hermanos capuchinos a perseverar en su camino con confianza y esperanza,
asegurándoles su bendición y pidiéndoles que recen por él. "Que Nuestra
Señora los acompañe", concluyó.
Por Diego López Marina
Fuente: ACI