MONASTERIOS DEL CAMINO PARA EL ENCUENTRO

Las hospederías de los monasterios ofrecen el espacio y el tiempo para el encuentro que todos necesitamos en el camino de la vida.

La hermana hospedera acoge cada día en el Monasterio
de Armenteira a peregrinos y huéspedes. Dominio público
Mi marido y yo nos hospedamos unos días en el Monasterio de Santa María de Armenteira, en la provincia de Pontevedra. Era una experiencia muy deseada y esperada por nosotros, una parada tras meses de trabajo y dedicación a nuestra familia numerosa.

La hermana Paula preparó nuestra visita con mimo y nos recibió con la alegría y la dulzura que le caracterizan. Es la hospedera de la comunidad cisterciense que desde 1989 ha devuelto la vida contemplativa a este monasterio restaurado gracias al empeño de la asociación de «Amigos de Armenteira», fundada por D. Carlos Valle-Inclán -hijo del dramaturgo – y otras personas que valoran y comprenden el sentido, la importancia y la trascendencia del monacato en el mundo.

Su hospedería monástica nos regaló el descanso, el silencio y la belleza necesarios para el sosegado encuentro, el tiempo y el espacio para relacionarnos con paz con nosotros mismos, con nuestra pareja, con los demás y con Quien tanto nos ama.

Un monasterio del Camino de Santiago

Final de la primera etapa de la variante espiritual del Camino de Santiago, el Monasterio de Armenteira ha sido parada en nuestro camino vital y matrimonial para hacer balance y afrontar retos, para acercarnos al Señor gracias a la espiritualidad cisterciense y disfrutar juntos de la naturaleza gallega (Recomendamos la fascinante Ruta da Pedra e da Auga). Una parada donde todo se ve con una limpieza mayor que en el ruido diario. Una parada llena de acogida y oración que facilita el encuentro con el Camino, la Verdad y la Vida.

Antes de marcharnos, la hermana hospedera nos presentó a un matrimonio de peregrinos que solicitaron alojamiento para aquella noche. Realizaban juntos su quinto Camino de Santiago en busca de ese descanso y encuentro necesarios para todos. Nuestra habitación quedó libre para acogerles.

Conversamos unos minutos en el jardín exclusivo para los huéspedes, acompañados por el sonido del pequeño arroyo que atraviesa el cenobio y del canto de los pájaros. Valoramos la importancia de los monasterios para todos, y nos acordamos especialmente de los matrimonios y de quienes caminan a Santiago. Aquella tarde, después de Vísperas, marido y mujer recibirían la bendición del peregrino en una ceremonia conmovedora preparada por esta comunidad cisterciense llena de sabiduría y amor de Dios.

Bendición del peregrino

Que la luz y el amor del Dios bendigan y dirijan tus pasos.

Que los caminos se abran a tu encuentro.

Que abras tu corazón al silencio y guardes con gratitud el recuerdo bello de las cosas buenas.

Que Dios te lleve de su mano hasta los brazos de Santiago. Y vuelvas a casa lleno de luz y alegría.

Por Jesucristo nuestro Señor, Amén.

Por Blanca de Ugarte
Responsable de Comunicación de la Fundación DeClausura

Fuente: DeClausura