En 1998, Thomas Monaghan, propietario de Domino's Pizza, optó por hacer votos de pobreza y vender su vasto imperio por mil millones de dólares con un objetivo claro: «Mi meta es que el mayor número posible de personas llegue al cielo»
Dominio público |
Monaghan,
cuyo inicio en la vida fue modesto y marcado por su paso por un orfanato
católico, vio su vida dar un giro radical tras leer Mero
cristianismo de C.S. Lewis. Este libro, que desató una
introspección profunda, le hizo cuestionar el orgullo y la superficialidad en
su vida. Decidido a redimir su camino, vendió su imperio en 1998 por mil
millones de dólares, pasando de amasar pizzas a construir iglesias. Así comenzó
la génesis de 'Ave María', una ciudad concebida no solo como un espacio físico
sino como testimonio de la fe de sus habitantes.
De 900 dólares a 1.100 sucursales de pizza
Thomas
Monaghan, de 87 años, tiene una biografía que parece sacada de una película. A
los 4 años, tras la muerte de su padre, su madre lo entregó junto a su
hermano a un orfanato católico, donde fueron criados por monjas. Más tarde
ingresaría en el seminario, donde Monaghan demostró ser un estudiante
sobresaliente en matemáticas aunque acabaría siendo expulsado por su desorden,
además de que nunca completó la universidad. Fue en el seminario donde
descubrió su inclinación hacia el dinero como herramienta esencial para el
desarrollo humano.
Con su
hermano James, Monaghan compró una pequeña pizzería llamada Dominick's
por menos de 900 dólares. Eventualmente, Monaghan se quedó con el 100% del
negocio, tras entregar a su hermano su única posesión, un Volkswagen
escarabajo. En 1968, rebautizó el local como Domino's Pizza y lo expandió
rápidamente. Para 1983, Domino's contaba con 1,100 sucursales, consolidándose
como una de las cadenas de pizzerías más grandes del mundo.
Sin embargo,
el éxito empresarial no fue suficiente para Monaghan. Una lectura
transformadora de Mero cristianismo de C.S. Lewis le llevó a
reflexionar profundamente sobre su vida y la frivolidad en la que vivía.
Convencido de que necesitaba cambiar su rumbo, decidió vender su imperio de
pizzas y redirigir su fortuna hacia causas religiosas. Fundó el Centro
Legal Tomás Moro, el diario «Credo», una estación de radio, el fondo de
inversión Ave María Catholic Values, y la fundación Legatus, además de crear
una web para solteros católicos. Su visión era clara: utilizar su éxito y
riqueza para acercar a Cristo al mundo y promover valores cristianos en la
sociedad.
La iglesia en el centro de la ciudad
La
transformación de Monaghan de magnate a mecenas religioso se
materializó en una inversión colosal: más de 250 millones de dólares destinados
a construir Ave María, una comunidad situada en Florida, que intenta reflejar
la Doctrina Social de la Iglesia. La ciudad está diseñada para albergar 11.000
viviendas, distribuidas por calles con nombres de santos, y una serie de
instalaciones que incluyen un dentista, biblioteca, un laboratorio de
investigación, tiendas de ropa, y centros recreativos. Y, en el corazón de Ave
María, se erige una monumental iglesia, simbolizando el compromiso de Monaghan
con un centro espiritual accesible.
El templo de
esta ciudad se propone ser «una luz en la oscuridad que ilumine el camino hacia
Jesucristo a través de los sacramentos», según indica su página web. Este
templo busca fortalecer la vida comunitaria de los católicos, destacando la
dedicación al prójimo, ejemplificada por su museo dedicado a santa
Teresa de Calcuta.
Adyacente al
edificio principal, una capilla de adoración perpetua permite a los fieles
rezar frente a Jesús sacramentado las 24 horas del día, todos los
días de la semana. Además, la parroquia ofrece una variedad de cursos de
formación para adultos, jóvenes y niños, y fomenta la creación de grupos
como Emaús, la Legión de María y estudios bíblicos.
La
estructura de gobierno local se organiza a través del Distrito
Comunitario Ave María Stewardship, creado por la legislatura de Florida.
Este distrito actúa como un gobierno local limitado con el propósito de
proporcionar y mantener infraestructura comunitaria, como sistemas de
desarrollo, instalaciones y servicios. Aunque Ave María no es una ciudad
incorporada, el Distrito Comunitario ejerce funciones similares a las de un
gobierno municipal, gestionando los aspectos necesarios para el funcionamiento
y desarrollo de la comunidad.
Objetivo de Ave Maria: «llevar personas al cielo»
El proyecto
Ave María no ha estado exento de controversias. Algunos críticos lo
ven como un intento de imponer un catolicismo rígido en la vida cotidiana,
mientras que otros cuestionan la mezcla que puede llegar a haber entre religión
y política. Sin embargo, Monaghan ha respondido a estas críticas con una visión
clara: su objetivo es «llevar al mayor número posible de personas al cielo».
Además de la ciudad, también ha fundador la universidad Ave María, que ofrece
una educación alineada con los principios católicos, y que se integra como una
pieza clave del campus de la ciudad.
A pesar de
las críticas, Ave María sigue adelante con el respaldo de inversores y la
comunidad. La ciudad ha abierto sus puertas a personas de diversas confesiones,
reflejando una evolución en la visión inicial de Monaghan: «A lo largo de los
años, Ave María se ha convertido en una mezcla multigeneracional de culturas y
credos, pero los valores que verá reflejados en la vida aquí han estado con
nosotros desde el principio», explica el portal oficial. Con estas cuestiones
sobre la mesa, Ave María continúa su crecimiento, atrayendo incluso
a inversores interesados en construir en la zona. La utopía religiosa ideada
por Monaghan, con su espíritu católico y, ha demostrado ser funcional,
edificándose ladrillo a ladrillo en el pantano de Florida y alejándose del
bullicio del mundo exterior.
María
Rabell García. Corresponsal en Roma y El Vaticano
Fuente: El Debate