Isabel Vaughan-Spruce suele ser una mujer pacífica que respeta la ley. Sin embargo, ha sido noticia mundial viral porque ha sido dos veces detenida por rezar en silencio cerca de un centro de abortos en Birmingham, Inglaterra.
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Isabel Vaughan. Dominio público |
Tras
un proceso judicial, Isabel acaba
de recibir 13.000 libras de la Policía "en
reconocimiento por el trato injusto que recibió y la violación de sus derechos
humanos", tras presentar una denuncia sobre "dos arrestos injustos y encarcelamientos; agresión y
lesiones, en relación con un registro y las onerosas condiciones de la fianza que se le
impusieron".
Registrada incluso en el pelo
Isabel
Vaughan-Spruce fue detenida por primera vez en noviembre de 2022 cuando dos
agentes se le acercaron mientras permanecía en silencio en la acera. Les dijo
que no estaba protestando, pero que "puede que esté rezando en mi cabeza, pero no he dicho nada
en voz alta". El vídeo de su detención se hizo viral.
La
Alianza para la Defensa de la Libertad (ADF) del Reino Unido señaló que había
sido "el primer caso
de 'delito de pensamiento' procesado en la Gran Bretaña del siglo
XXI".
Vaughan-Spruce
fue arrestada, registrada
a fondo (incluso le revisaron el pelo), acusada penalmente y juzgada. A
pesar de que nunca había pronunciado una palabra en alto.
Vaughan-Spruce
fue absuelta de los cargos en el Tribunal de Magistrados de Birmingham debido a
la incapacidad de la fiscalía para presentar pruebas.
Sólo
unas semanas después, Vaughan-Spruce fue arrestada nuevamente por "pensar
en silencio y rezar en la vía pública" cerca del centro de abortos. Esta
vez se presentaron seis
agentes de policía y uno de ellos le dijo sin rodeos que "has dicho que estás rezando,
lo cual es un delito".
Esta
vez, con el apoyo de ADF UK, Vaughan-Spruce presentó una denuncia contra la
policía de West Midlands y ganó.
"No
hay lugar para la 'policía del pensamiento' de Orwell en la Gran Bretaña del
siglo XXI" afirmó Vaughan-Spruce en un comunicado de prensa. "Sin
embargo, a pesar de esta victoria, me preocupa profundamente que esta violación pueda repetirse a
manos de otras fuerzas policiales", añadió.
El
Ministerio del Interior del Reino Unido está tomando medidas más severas contra
la oración silenciosa cerca de los centros de aborto y está implementando la
Ley de Orden Público, que prohibirá
todas esas "presencias sospechosas" a menos de 150 metros de
cada centro de aborto del país.
El
Gobierno laborista (izquierda) de Reino Unido revisará las directrices
publicadas por el gobierno conservador anterior que decían: "La oración
silenciosa, al ser el compromiso de la mente y el pensamiento en la oración
hacia Dios, está protegida como un derecho absoluto bajo la Ley de Derechos
Humanos de 1998 y no debe,
por sí sola, considerarse un delito bajo ninguna circunstancia".
"Es
increíble que en la Gran Bretaña moderna se haya detenido a gente por delitos
de pensamiento", afirmó el lord Frost, miembro del Parlamento conservador
y ex ministro del gabinete.
"Si
el Gobierno está considerando penalizar formalmente la oración en silencio en
el exterior de los centros de aborto, habrá más casos de este tipo y, no solo
se verá amenazada la libertad de expresión, sino también la libertad de pensamiento. Es difícil imaginar
una situación más absurda y peligrosa", añade.
El origen de Isabel: una familia católica
y provida
"Me
crié en una familia católica. Mi padre, en particular, era un firme defensor de
la vida, aunque creo que
la postura natural por defecto de cualquier niño es ser pro vida, a menos
que se le enseñe lo contrario. Afortunadamente, no me enseñaron a deshumanizar
al niño no nacido", comenta Isabel Vaughan-Spruce en una entrevista con The European Conservative.
"De
niña, recuerdo que un hospital psiquiátrico local, que había sido hogar para
personas con graves problemas de salud mental, como esquizofrenia o trastorno
bipolar, cerró. Muchas de estas personas no podían soportar que las enviaran a
vivir solas, así que mi padre les abrió las puertas de nuestra casa. Recuerdo que yo y mis cinco
hermanos compartíamos un dormitorio y que las otras habitaciones de nuestra
gran casa en la cima de la colina se abrían a 'los huéspedes'", añade
Isabel.
"Me
enseñaron a valorar a las personas por lo que son, no solo por lo que hacen o
logran. No fue hasta la adolescencia cuando empecé a responsabilizarme de mis
creencias provida. De adolescente, leía muchas historias de guerra, me ponía en
su lugar, como lo hace cualquier persona, y me preguntaba qué habría hecho si
hubiera vivido en esa época (...). No se trataba tanto de qué habría hecho si hubiera vivido en esa
época, sino de qué estaba haciendo ahora. Reconocí que a toda una parte de
la población se le estaba privando de su derecho humano a la vida. No podía
simplemente quedarme complaciente", comenta.
Es un "insulto a Dios" tratar
niños como basura
Sobre
el por qué se puso a orar fuera de un centro de abortos, Isabel es clara.
"Creo que al principio me
motivó la injusticia hacia los niños no nacidos. Sentí que era un gran
insulto a Dios que una nación se deshiciera legalmente de los niños como si
fueran basura. El centro de abortos al que fui a rezar fue el primero que se
abrió en el país y realizaba 10.000 abortos al año. Reconocí que cada uno de esos bebés tenía un valor inmenso y era
una obra de arte irrepetible de un Creador divino que no comete
errores", explica.
"Me
encontré con mujeres a las que el aborto no les había ayudado;
simplemente habían cambiado un problema por otro mucho más profundo. Las vi
salir del centro con caras vacías, vomitando en la cuneta o sollozando con sus
teléfonos. El daño que vi
que el aborto les infligía a estas mujeres se convirtió en una nueva
motivación, ya que sabía que merecían algo mejor", explica.
"Comencé
una campaña llamada 40 días por la vida en
Birmingham, donde ayudé a organizar un turno para que dos personas rezaran allí
desde las 8 de la mañana hasta las 8 de la tarde todos los días durante 40 días
consecutivos", relata.
"Si hubieras estado aquí, no habría
pasado"
"El
primer día de esta campaña, estaba rezando en silencio cerca del centro de
abortos. Una mujer joven pasó caminando por el lado opuesto de la calle. Me
llamó y me preguntó por qué estaba allí de pie. Le expliqué que estaba rezando
y que estaba allí para ofrecer ayuda y alternativas a quienes usaban el centro
de abortos. Una mirada terriblemente triste se dibujó en el rostro de esta
joven y me respondió diciendo: '¿Por
qué no estuviste aquí la semana pasada? Si alguien hubiera estado aquí la
semana pasada, no me habría hecho el aborto'. Hice una promesa interna de
que nadie más durante al menos los próximos 40 días iba a poder decir
eso", recuerda.
Isabel
explica cómo fue la experiencia de ser arrestada por orar en silencio.
"Cuando me arrestaron, me pareció surrealista estar de pie en una calle
rezando mentalmente y escuchar esas palabras que solo se escuchan en la
televisión: 'No digas nada que pueda perjudicar tu defensa... Todo lo que hagas
o digas puede ser utilizado como prueba'. Sabía que estaba donde Dios quería, y
aunque, claramente, era
una situación muy desagradable, ser arrestada y registrada en una calle
pública, sentí una paz interior", comenta.
Su victoria en los tribunales locales
contra la policía local ha sentado un precedente para otros provida
que buscan dar testimonio fuera de las clínicas. "Pero no es vinculante
para los tribunales. La Ley de Orden Público requerirá interpretación por parte
de las fuerzas de seguridad de toda Inglaterra y Gales. El resultado de mi caso es la
prueba más clara de que la oración en silencio no será tratada por los agentes
de Policía como un delito penal", confía.
Dar esperanza a las mujeres
Isabel
quiere seguir ofreciendo un mensaje de esperanza a quienes ingresan al centro
de abortos. "Muchas mujeres han tenido uno o más abortos y me han
dicho lo mal preparadas que estaban para afrontar las consecuencias. Todas las
mujeres tienen derecho a saber la verdad. Esto incluye el hecho de que tienen
otras opciones a su disposición (...) La propuesta es de esperanza, sin
importar en qué situación se encuentre la persona. Incluso si ya se ha sometido a un aborto, estamos ahí para
ofrecerle ayuda real y trabajar con ella para encontrar una solución
positiva", comenta.
"Desde
2020, cuando los abortos caseros se convirtieron en ley, las mujeres ven por sí
mismas la humanidad de su hijo y experimentan un trauma muy crudo. Se estima
que aproximadamente una de cada tres mujeres [en Inglaterra] se ha sometido a
un aborto en algún momento. Muchas de estas mujeres se están convirtiendo en
fuertes aliadas de la causa provida y están diciendo la verdad con valentía.
Las mentiras solo se pueden tragar durante un tiempo, antes de que la gente se
sienta insatisfecha, y creo que ese momento ha llegado".
Desde muchas
ciudades de España e Hispanoamérica puedes participar en 40 Días por la Vida.
La nueva campaña empieza el 25 de septiembre de 2024.
Fuente: ReL