San Francisco de sales y san Isidoro de Sevilla dan algunas pistas para lograr que la discusión se convierta en diálogo
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Dentro de la comunicación en el matrimonio hay
una diferencia muy clara en la intención o el propósito. En la discusión el
objetivo principal es convencer al otro de que uno está en lo correcto y que
tiene la razón -y por ende, se asume que el otro está equivocado-. En cambio,
en el diálogo el propósito fundamental es buscar el mutuo entendimiento y
la cooperación de las ideas.
Discusión vs. diálogo
El diálogo se trata más de comprender -con base
en la escucha y de manera empática- los sentimientos,
emociones y argumentos, en vez de rebatirlos o cuestionarlos. Cuando se
discute, las partes están menos dispuestas a escuchar y se van inclinando a
refutar y acusar los errores que el otro está diciendo.
En cambio, en el diálogo se promueve una
conversación, en la que se escucha al otro y se permite que exponga sus
sentimientos o argumentos, sin interrupciones. El tono y la actitud respetuosa
y colaborativa, así como la empatía son elementos clave.
San Francisco de Sales
El gran Santo y doctor de la Iglesia, san Francisco de Sales, fue
ampliamente conocido por promover la paciencia y la amabilidad con aquellos que
pensaban distinto, dándonos un testimonio de amor.
Este santo es
muy conocido por su frase "Se atraen más moscas con una gota de miel que
con un barril de vinagre", con la que mostró el valor de la dulzura, de la
amabilidad y la gentileza para persuadir y superar las diferencias.
En una de sus
obras, promovió la idea de que los cristianos deben comunicarse con respeto y
amor, evitando el conflicto y la confrontación innecesaria. Practicando el
diálogo paciente y amoroso, que es exactamente lo que se necesita vivir en el
matrimonio.
San Isidoro de Sevilla
Este santo fue
un gran pensador a inicios de la Edad
Media, hizo grandes aportaciones al concepto del matrimonio, sobre
todo por su énfasis sobre el consentimiento mutuo para celebrar el matrimonio y
vivir en paz.
Para darle
importancia al apoyo mutuo en la unión conyugal, además de la procreación y
educación de los hijos, él enseñó que esta ayuda debía de ser respetuosa,
acentuando la igualdad de ambos, a pesar de los diversos roles que cada uno
desempeña en la vida y en la sociedad.
Tan grave es la
infidelidad, o la irresponsabilidad moral en la desatención de los hijos,
como la falta de apoyo entre los dos. El Dr. de la Iglesia, desde
entonces, enfatiza la colaboración mutua, con un genuino apoyo emocional y
espiritual, generando consuelo, comprensión y aliento en los momentos
difíciles.
Incluso, ya
desde entonces, el Santo promovió la idea de la colaboración mutua en las
tareas del hogar, incluida todas las actividades domésticas, a pesar de que los
roles de género ya estaban muy bien definidos. Pero sin descuidar nunca el buen
funcionamiento de la familia.
La dosis perfecta
Para mantener la lealtad y el respeto, es
necesario la comprensión y no la discusión, pues altera la solidez y armonía en
la relación conyugal, especialmente cuando hay problemas, o se tiene alguna
enfermedad.
Se trata de cuidarse bien, estando presentes y
dispuestos a ayudar en las necesidades físicas y emocionales del otro. Y no ser
la causa del desaliento, el enojo, la tristeza y el miedo en la pareja. La Paz
y la armonía son esenciales en la vida cristiana.
Guillermo Dellamary
Fuente: Aleteia