IV Encuentro Internacional de Coros recibidos
por Francisco en el Vaticano este sábado 8 de junio
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Sábado 8 de junio 2024. Vatican Media |
Francisco se reúne con los participantes del IV Encuentro Internacional de
Coros en el Vaticano: "El éxito de la actuación de todos está condicionado
por el compromiso de cada uno, por el hecho de que cada uno contribuya lo mejor
que pueda en su papel, respetando y escuchando a los que le rodean, sin
protagonismo, en armonía".
Coros
parroquiales y diocesanos, scholæ cantorum, capillas musicales,
directores y músicos. Este es el variado mosaico de participantes en el IV Encuentro Internacional de Coros recibidos
por Francisco en el Vaticano este sábado 8 de junio. El Papa, dirigiéndose a su
auditorio, en el que también había jóvenes cantantes, señaló que «la
espontaneidad de los niños habla más alto que los mejores discursos», expresó
de manera improvisada.
«Debemos
cuidar a los niños», dijo, «porque son el futuro, la esperanza, pero también el
testimonio de la espontaneidad, la inocencia y la promesa».
A
continuación, durante la audiencia, el Pontífice agradeció al maestro monseñor
Marco Frisina y a Nova Opera por promover esta iniciativa, ahora en su cuarta
edición, que tiene lugar cuarenta años después de la fundación del Coro de la
Diócesis de Roma. El programa de este evento, que termina el domingo 9 de
junio, incluye el gran concierto de la tarde en el Aula Pablo VI.
La armonía
En su
discurso, Francisco recordó los tres aspectos esenciales -armonía, comunión y
alegría- de este servicio alimentado por la fe y la pasión musical. Y subrayó
que "la música genera armonía alcanzando a todos, consolando a quien
sufre, devolviendo entusiasmo a quien está desanimado y haciendo florecer en
cada uno valores maravillosos como la belleza y la poesía, reflejo de la luz
armoniosa de Dios". El arte de la música, añadió el Papa, tiene "un
lenguaje universal e inmediato, que no necesita traducciones, ni muchas
explicaciones conceptuales".
“Pueden apreciarlo los sencillos y los doctos, unos captando algún aspecto
y otros uno distinto, con más o menos profundidad, pero beneficiándose todos de
la misma riqueza. Además, la música educa a la escucha, a la atención y al
estudio, elevando las emociones, los sentimientos y los pensamientos (cf. Ef
4,4-8), llevando a las personas más allá del torbellino de la prisa, del ruido
y de una visión materialista de la vida, y ayudándolas a contemplarse mejor a
sí mismas y a la realidad que las rodea. Da así, a quien la cultiva, una mirada
sabia y sosegada, con la que se superan más fácilmente divisiones y
antagonismos, para estar —al igual que los instrumentos de una orquesta o las
voces de un coro—en concordancia, para estar atentos a no desafinar y corregir
las disonancias, que también son útiles para la dinámica de las composiciones,
siempre que se integren en un tejido armónico.”
Comunión
Refiriéndose a
otro elemento fundamental, el de la comunión, el Papa recordó que "el
canto coral se realiza juntos, no solos". "Y también esto -señaló-
nos habla de la Iglesia y del mundo en que vivimos". "Nuestro caminar
unidos, en efecto, se puede representar como la ejecución de un gran
'concierto', en el que cada uno participa con sus propias capacidades y ofrece
su propia contribución, tocando o cantando su 'parte' y encontrando así la
propia unicidad enriquecida en la sinfonía de la comunión".
“En un coro o en una orquesta, todos tienen necesidad unos de otros, y el
éxito de la ejecución de todos está condicionado por el empeño de cada uno, por
el hecho de que cada uno aporte lo mejor en su papel, respetando y escuchando a
quien está a su lado, sin protagonismos, en sintonía. Precisamente como en la
Iglesia y en la vida, donde cada uno está llamado a efectuar bien su parte en
beneficio de toda la comunidad, para que desde el mundo entero se eleve un
canto de alabanza a Dios.”
La alegría
El Sucesor de
Pedro exhortó a los participantes en el IV Encuentro Internacional de Coros en
el Vaticano a no dejar que la mentalidad del mundo contamine con
"intereses, ambiciones, celos, divisiones" el tesoro secular «de
arte, belleza y espiritualidad» del que son custodios.
“En cambio, a ustedes les hará bien tener alto el tenor espiritual de
vuestra vocación: con la oración y la meditación de la Palabra de Dios,
participando, además de con la voz, también con la mente y con el corazón en
las liturgias que animan, y viviendo con entusiasmo los contenidos de estas día
a día, para que vuestra música sea cada vez más una elevación feliz del corazón
a Dios, que con su amor atrae, ilumina y transforma todo. Así harán realidad
esta exhortación de san Agustín: «Alabemos al Señor con la vida y con la
lengua, con el corazón y con los labios, con la voz y con la conducta»”
Por último, el Papa agradeció "el servicio a la oración de la Iglesia
y también a la evangelización".
Amedeo
Lomonaco - Ciudad del Vaticano
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