La Nueva Era es una corriente que llegó para quedarse y, lamentablemente, el católico cae en pecado cuando recurre a las energías e ideas semejantes
![]() |
Shutterstock |
A finales del
siglo pasado escuchábamos que la Nueva Era se acercaba: terminaba la era de Piscis y
entrábamos a la era de Acuario, ideas bastante disímiles con la fe cristiana. Y
no era para menos, pues pretendían sustituir el cristianismo por una mezcla de
ideas esotéricas, espiritistas, filosóficas, orientales, entre otras más.
La Nueva era
y el cristianismo
No obstante su
incompatibilidad con la fe católica, debido a su gran influencia y la confusión
que comenzaba a causar entre los cristianos, el Consejo de Cultura del Consejo
Pontificio para el Diálogo Interreligioso publicó en el año 2003 el documento Jesucristo, Portador de agua viva. Una
reflexión cristiana sobre la "Nueva Era" .
En la
presentación del documento, el Cardenal Paul Poupard alerta:
"La Nueva
Era propone teorías y doctrinas sobre Dios, sobre el hombre y sobre el
mundo incompatibles con la fe cristiana. Además, la Nueva Era es síntoma de
una cultura en profunda crisis y, a la vez, una respuesta equivocada a
esta situación de crisis cultural: a sus inquietudes e interrogantes, a
sus aspiraciones y esperanzas" .
El manejo de
energías
Uno de
los temas centrales de esta corriente es que se interesa en lo divino, a pesar
de no ser una religión propiamente dicha. Sin embargo , predica que "el
cosmos se ve como todo orgánico animado por una Energía que también se
identifica con el Alma divina o Espíritu" (n. 2.3.3).
Claramente se
desconoce a Dios personal y todopoderoso como único Creador y sostén del
universo, rebajándolo a categoría de "energía".
Pero también se
enfoca en el trabajo con otras energías. El documento explica que se trata de
espíritus que existen en el mundo natural y en "niveles interiores" a
los que se accede mediante el uso de rituales, drogas y otras técnicas para
alcanzar estados de conciencia alterados (n. 2.2.1).
Por supuesto,
en todo esto también intervienen "maestros" iluminados y médiums que
"canalizan" estas energías.
De este modo,
se libera al ser humano de la responsabilidad y del buen uso de su libertad
para elegir entre el bien y el mal, sin contar el uso de sustancias dañinas
para dar a la persona lo que anhela, sin esfuerzo de su parte.
Pecado
contra el primer mandamiento
Por supuesto,
todo lo descrito anteriormente es solo un pincelazo de lo que actualmente viven
miles de cristianos en el mundo, confundiendo las enseñanzas de Cristo con
doctrinas que lo alejan de la Verdad.
Por eso, cabe
recordar que quien otorga poder a objetos y personas más que a Dios peca contra
el primer mandamiento:
"Está
escrito: Al Señor tu Dios adorarás, sólo a él darás culto" (Mt 4,
10).
Y recordar que
hay que poner en práctica lo que san Pablo enseñaba a los Hebreos (13, 9):
"No se
dejen extraviar por cualquier clase de doctrinas extrañas. Lo mejor es
fortalecer el corazón con la gracia".
Mónica Muñoz
Fuente: Aleteia