Sor María Amparo, 62 años como religiosa: «Tenía que salir. En ese ambiente ya no se podía estar»
ReL |
En una entrevista que publica este sábado el Diario de Burgos,
la monja que abandonó el convento de las clarisas de Belorado desvela algunas circunstancias
relevantes de lo que está sucediendo.
Sor María
Amparo es consagrada desde hace 62 años, primero como religiosa de vida activa y
luego como clarisa, 24 años en Vitoria y 20 en Belorado. Por ahora oculta su
rostro y procura no salir mucho a la calle: "No es prudente que estos días
me traslade a ninguna parte". No en vano los acontecimientos han
desbordado el ámbito nacional para convertirse en noticia mundial.
Se encuentra actualmente en el monasterio de Castil de Lences, que tiene
también su congregación en la provincia de Burgos. Su intención era volver al
convento alavés, pero dice sentirse "a gustísimo" donde está
("hasta que decidan lo que sea") porque ha encontrado "unas
hermanas de verdad".
"Vigilancia total"
Porque su salida fue traumática: "He sufrido una vigilancia total para que no pudiera hablar con
las hermanas mayores... Igual ni saben que ya no estoy allí... El día
que me marché le dije a la madre abadesa que no podía seguir así y que me
quería marchar, y me dijo que lo hiciera tranquilamente. Las hermanas salieron
a despedirme y me abrazaron". De las cinco monjas mayores no pudo despedirse.
Ella tenía claro que debía irse: "He estado tres días sin
misa y sin nada... Fue una decisión firme: tenía que salir. Sobre todo, para no pertenecer a esta
secta, por nada del mundo. En ese ambiente ya no se podía estar".
No sabe nada de la situación
económica del convento, apuntada como una posible causa de la decisión de
la comunidad de romper con el Papa y con su obispo: "Yo no sé nada de eso.
Generalmente, las cuentas las llevan entre las discretas [categoría de profesas
establecida en la Regla de Santa Clara como asesoras de la abadesa, n.n.], y en
el capítulo alguna vez se comentaba alguna cosa un poco por encima. Pero de los problemas que están
diciendo en la televisión que hay yo no tengo ni idea. No sabía nada".
"Un fantoche"
Lo que sí tiene es un concepto formado sobre Pablo de Rojas, el obispo
sedevacantista que se ha hecho cargo de la comunidad: "Hace unos años lo
vi en una revista, y me pareció, con perdón, un 'fantoche', como dijimos muchas al ver aquello. En
ese momento nadie creía en esto. Esto se ha fraguado poco a poco. Ellas sabrán".
Ella se le enfrentó el día 12, momento del que hace un relato
detallado e ilustrativo: "Nos dicen que vayamos al locutorio a las 16:30
de la tarde y se presenta diciendo que es obispo de no sé qué. Dice: 'Desde
ahora, yo soy el superior,
el que manda en la comunidad, y ustedes están bajo mi jurisdicción'. Y yo me levanté y le rebatí bastante.
El Señor me puso las palabras en la boca, lo que tenía que decir: 'Estamos bajo
la jurisdicción de Don
Mario. Él es el sucesor de los apóstoles para la archidiócesis de Burgos',
le respondí".
Rojas dijo "burradas contra la Iglesia", pero la
religiosa tenía clara su posición: "Yo por nada del mundo salgo de mi
Madre la Iglesia y por
nada del mundo dejo mi obediencia al sucesor de San Pedro, que en este
momento es el Papa Francisco.
Estuvo intentando convencerme, pero estuve muy firme".
También alegó que "no era lícito plantear este asunto sin
haber tenido una reunión del capítulo", pero según Rojas la decisión "estaba tomada desde hacía mucho
tiempo y todas estaban de acuerdo".
"Yo le dije que sor
Pilar y yo no sabíamos nada, y las mayores tampoco, y me respondió que con que hubiera una
mayoría era suficiente. Al final, me dijo que si yo no aceptaba estar bajo su
jurisdicción, tendría que
marcharme. Así de tajante".
Sor María Amparo no duda en usar la palabra "secta" para
describir lo que pasa en su antiguo convento. Afirma que lo que dicen las
religiosas en la televisión "es una repetición de lo que él [Rojas] les dice":
"Parece que para ellas es normal, que están contentas... Pero no he podido
hablar con ellas de este tema, en absoluto".
"Que tengan luz"
De hecho, no han hablado del tema como comunidad, denuncia:
"No se puede tomar una decisión de éstas sin contar con el capítulo, y no ha habido ninguna reunión.
Me lo han dado todo hecho".
Ella, entretanto, reza para que sus hermanas "puedan
ver": "Yo las respeto con toda el alma, pero rezo mucho para que tengan luz".
Las palabras de la religiosa incluyen un expresivo agradecimiento
a los dos capellanes del convento, don Ángel y don Norberto, y sobre todo al arzobispo de Burgos, Mario Iceta: "Un verdadero
padre que se interesa por nosotras", en particular por las mayores,
"quiere poder hacer algo por ellas".
Jesús M. C.
Fuente: Religión en Libertad