Maoz y Aziz, dos empresarios de Israel y Palestina respectivamente, cuyas familias han sido destrozadas por la guerra, compartieron su testimonio: "Nuestro dolor nos ha acercado para crear un futuro mejor"
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Las 12.500 personas presentes en el simbólico
monumento de Verona se pusieron en pie para aplaudir el gesto entre ellas y con
Francescio: "Esto no es sólo coraje y testimonio de querer la paz, sino
también un proyecto de futuro".
Una ovación en pie, luego silencio, oración,
lágrimas, una sonrisa y un abrazo con el Papa. En la Arena de Verona esta maána
se ha escrito un pequeño capítulo de la historia de esta época contemporánea
desgarrada por los conflictos, cuando resonaron en el antiguo anfiteatro las
palabras de Maoz Inon, israelí, cuyos padres fueron asesinados por Hamás el 7
de octubre, y de Aziz Sarah, cuyo hermano fue arrancado por la guerra. Dos
empresarios, dos representantes de la mesa de la economía obrera, pero sobre
todo de dos pueblos ahora en guerra, que, codo con codo, quisieron compartir su
testimonio con los 12.500 asistentes al encuentro "Justicia y paz se
besarán", colofón de toda la visita del Papa a Verona. Se abrazaron al
final, y luego abrazaron al propio Francisco, enviando una señal al mundo de
cuán ciertas son las palabras del Papa, a veces incluso contestadas, de que
existe un terreno para reencontrarse como hermanos y hermanas, y es
precisamente el sufrimiento común, "el sufrimiento de dos pueblos".
Un testimonio de paz desde Tierra Santa
"Es un gran honor estar aquí, usted es un
líder de paz, estamos aquí con 12.000 constructores de paz, le traemos un
testimonio de paz desde Tierra Santa", comenzaron. "Papa Francisco,
me llamo Maoz Inon, soy de Israel y mis padres fueron asesinados por Hamás...
Papa Francisco, me llamo Aziz Sarah, soy de Palestina y esta guerra, los
soldados israelíes me arrancaron a mi hermano", dijeron. Nuestro dolor,
nuestro sufrimiento nos ha unido para crear un futuro mejor".
Todos en pie en la Arena de Verona
Toda la Arena se puso en pie al final al
escuchar estas palabras. Las banderas de la paz y los pañuelos blancos ondearon
y los dos hombres juntaron sus manos, levantándolas en alto. "Somos
empresarios.... No puede haber paz sin una economía de paz. Una economía que no
mate. Una economía basada en la justicia. Y nos preguntamos: ¿cómo pueden los
jóvenes ser empresarios de paz cuando los lugares de formación están a menudo
influidos por el paradigma tecnocrático y la cultura del beneficio a cualquier
precio?".
Abrazando al Papa
Francisco, embelesado por su intervención, se
levantó cuando los dos hombres se dirigieron hacia él. Un abrazo, dos abrazos,
un abrazo de grupo, con la cabeza del Pontífice hundiéndose en los hombros de
Maoz y Aziz. Después, un fuerte apretón de manos: "¡Gracias, hermanos!
Voluntad de paz, proyecto de futuro
Alrededor, gritos y aplausos, que se
interrumpieron cuando el Papa Francisco tomó la palabra y comentó el momento
que acababa de vivir. "El sufrimiento de estos dos hermanos es el
sufrimiento de dos pueblos", comentó. "No se puede decir nada, no se
puede decir nada.... Tuvieron el coraje de abrazarse", añadió,
señalándolos con la mano, "y esto no es sólo coraje y un testimonio de
querer la paz, sino también un proyecto de futuro". Abrazarse. Ambos han
perdido familiares, la familia está rota a causa de esta guerra".
"¿Para qué sirve la guerra?"
"¿ Para qué sirve la guerra?",
preguntó Francisco. "Por favor, dejadnos un pequeño espacio de silencio,
para escuchar". Y mirando el abrazo de los dos cada uno desde su corazón
rezar al Señor por la paz y tomar la decisión interior de hacer algo para
acabar con las guerras". La ovación se convirtió en silencio, las miles de
personas presentes en la Arena de Verona bajaron la cabeza pero elevaron sus
súplicas al cielo.
Pensad en los niños
Francisco volvió a tomar la palabra:
"Pensemos en los niños, en esta guerra, en las muchas guerras, ¿qué futuro
tendrán?". El pensamiento, como siempre, se dirigió a los niños: los
ucranianos que "no saben sonreír", que "con la guerra pierden la
sonrisa". "Pensamos en los ancianos", añadió el Papa, "que
han trabajado toda su vida para sacar adelante a estos dos países y ahora una
derrota".
"Una derrota histórica es una derrota para
todos nosotros", remarcó Jorge Mario Bergoglio. "Rezamos por la paz y
decimos a estos dos hermanos que lleven a sus pueblos este deseo nuestro y la
voluntad de trabajar por la paz".
Salvatore Cernuzio
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